Con la perspectiva que da el futuro, mucho se hablará sobre si Lionel Messi hizo bien o no en elegir PSG para continuar su carrera después de su abrupta salida de Barcelona. Su salto de fe no se puede cuestionar: con su poderío económico y deportivo, el equipo parisino era la mejor plataforma posible para volver a aspirar al dominio de Europa, un objetivo con el que el conflictuado Barca no ha vuelto ni a soñar desde aquel lapidario 8-2 en la Champions a manos de Bayern Munich. Sin embargo, y aunque con PSG tampoco pudo cortar la racha de frustraciones en la búsqueda de otra “orejona” (el único trofeo que alcanza para saciar la ambición de los clubes grandes), lo cierto es que mal no le fue: el título de liga que ganó ayer tras el empate 1-1 con Estrasburgo (con sol suyo, para variar) fue el tercero en dos temporadas, ya que se suma a la liga del año pasado y a la Supercopa de Francia de este año. Números que suenan a gran cosecha para cualquier jugador, pero con “Leo” las cosas se miden con una vara distinta. Porque es el mejor, y del mejor siempre se espera que gane todo, aunque no todo dependa de él.
Por lo pronto, tanto PSG como Messi pueden respirar tranquilos. La Liga 1, el único objetivo que le quedaba en pie al equipo parisino, se había complicado en las últimas fechas, con Lens recortando distancias y metiendo presión. Sin embargo, cuando las papas quemaban, apareció Messi, el que la afición francesa no se cansa de criticar, para tapar bocas una vez más: el rosarino convirtió un pase de Kylian Mbappé en asistencia con una gran definición, que a la postre le dio a PSG el punto que necesitaba para ser campeón.
Fue el regalo de despedida de Messi para un público que siempre lo trató como un extraño, y que directamente se tornó hostil a partir de la consagración argentina en el Mundial de Qatar. “Leo” respondió a su forma: con los pies, haciendo lo que mejor sabe. Y mientras define dónde seguirá su carrera a partir de julio, se prepara para una última función con PSG: el sábado que viene, contra Clermont, el equipo parisino estrenará el bicampeonato en la última fecha del torneo. Y Messi estrenará dos nuevos récords: el primero es el de jugador más ganador de la historia, con sus 43 títulos, honor compartido con su ex compañero en Barcelona, Dani Alves. Y el segundo es el de máximo artillero histórico de las cinco grandes ligas de Europa, con 496 goles. Atrás quedaron los 495 de Cristiano Ronaldo, subcampeón en Arabia.