Pablo Rago y Andrea Frigerio: ¿cómo se prepararon para hacer "La Extorsión"?
Dos de los protagonistas del thriller argentino protagonizado por Guillermo Francella, que la rompió en los cines y que ya puede verse por la plataforma de HBO Max, hablaron con LA GACETA sobre los desafíos que afrontaron para dar vida a sus personajes en la ficción.
Después de su estreno en los cines de la Argentina, “La extorsión” ya está disponible para ver en la plataforma de streaming de HBO Max. Protagonizada por Guillermo Francella, Pablo Rago y Andrea Frigerio, la película narra la historia de Alejandro, un experimentado piloto a punto de jubilarse que es extorsionado y forzado a llevar unas misteriosas valijas de Buenos Aires a Madrid. De ese modo no sería penalizado por un grave error cometido en el trabajo.
A días de que la plataforma lo sume a su catálogo, LA GACETA pudo conversar con Rago y Frigerio, dos de los actores protagonistas.
- ¿La película, de alguna manera, denuncia esos vínculos oscuros que hay entre los servicios de inteligencia de la Argentina y el poder?
- (Pablo Rago - PR) Es una película 100% ficción, o sea, no está basada en hechos reales. No es una historia que le pasó a nadie. Un guionista, Emanuel Diez, escribió una película de punta a punta y es ficción absoluta. Después, cualquier parecido corre por cuenta de cada uno. Igual tampoco vamos a hacernos los caretas; es obvio, conocemos historias y nos pasa también que nos van quedando en la memoria y en el cuerpo hechos que pasaron en la vida real.
- Para componer los personajes, ¿tuvieron referencias de alguien de la realidad?
- (Andrea Frigerio - AF) En mi caso sí. Cuando me dieron el guión y ví que mi personaje era una azafata pensé que iba a ser fácil, porque es un mundo con el que uno convive, viaja mucho, lo ves. De todas formas yo averigüé un poco y llamé a algunas personas que conozco, que son auxiliares de abordo y ahí aprendí muchas cosas. Primero subestimé el desafío y después me dí cuenta de que había mucho para aprender desde la postura que tiene una azafata, la forma de relacionarse con los pasajeros y lo preparada que tiene que estar para alguna situación en particular. Todo eso lo incorporé y después me enteré de muchas cosas que no sabía de los vuelos que van a ver en la película y lugares del avión que no sabía que existían. Así que sí, a mi personaje lo tuve que completar.
- (PR) En mi caso la respuesta es sí, porque con Martino Zaidelis, el director, nos pusimos de acuerdo. La gente que se dedica a los servicios de inteligencia no suele ser muy pública, hay muy pocos casos en los que conocemos sus caras. Salvo los jefes, los que manejan los servicios de inteligencia, porque son cargos más políticos y suelen estar más expuestos. Pero nos basamos en alguien verdadero para trabajar y para pensar en el personaje de Saavedra. No vamos a decir quién es por la seguridad de todos nosotros. Y por todos nosotros quiero decir todos, ustedes también.
- ¿Es el peor personaje que elegiste hacer?
- (PR) Sí, sí, sí, pero lo lindo del personaje es que él no cree que es un extorsionador, un delincuente, un asesino; está haciendo su trabajo. Como suele pasar con las personas que van al margen de la ley. Me ha tocado, en otros casos, un ladrón de bancos, por ejemplo, y cuando pude conocer a los verdaderos protagonistas de esa película te hablaban del caso como si fuera un trabajo, así que me basé en eso también.
- ¿Qué significa “La extorsión” para ustedes?
- (AF) Yo nunca había hecho un policial ni ninguna película de acción de estas características, entonces ya el género me interesó. Está muy bien escrito, es un guión que, como todos los thrillers, hay que interpelar mucho. Hicimos muchos ensayos, nos preguntamos entre nosotros muchas cosas para estar cómodos y saber que nada de lo que estábamos haciendo iba a quedar extraño dentro de la película. El desafío que afronté fue concentrarme en mi personaje. Trabajé mucho con Guillermo. Lo conozco; sin embargo, no dejo de ponerme nerviosa porque, bueno, es una persona que lo pesca todo; está escaneando todo al mismo tiempo mientras está haciendo la escena. Eso también me interpela y me resulta agradable, porque los desafíos siempre son, por lo menos para mí, agradables. Todo ese combo fue lo que me atrapó para decirle que sí a “La extorsión”, y me gustó el resultado.
- (PR) Por un lado no vemos muy seguido películas de este calibre, de este tono, en el cine argentino. Y por el otro, me parece que la producción alcanza un muy buen nivel en ese sentido, porque como espectadores de cine siempre tratamos de adivinar lo que viene, pero en este caso te mantiene atornillado al asiento porque no sabés para dónde va y te va a sorprender.
- ¿Cómo fue filmar la única escena que tienen juntos?
- (AF) Tenía muchas ganas de trabajar con Pablo; fue una escena compleja de hacer para el director y para todos. Hay mucha gente y para la historia es muy importante. Fue una jornada muy compleja.
- (PR) Hay un gran despliegue en la escena, es muy fuerte dentro de la película. Pero hay algo que quiero decirle personalmente a Andrea y aprovecho ahora delante de ustedes para decir que lo que ella hace en esa escena es espectacular. Es de una verosimilitud, más allá que dentro de la película es un momento que me eriza la piel, en el contexto del filme es muy importante. Lo que pasa es un giro dentro del guión, pero lo que hace Andrea me emocionó. Cuando lo vi en la película fue muy impactante y es un momento tremendo, tremendo.
- ¿Es una película pesimista?
- (PR) No tiene un final feliz; eso es cierto, pero no sé si es pesimista. Claro que podríamos hacer una lectura pesimista, pero no. Lo seguro es que no tiene un final feliz y eso está bueno.
- ¿Qué es lo que le da ese poder de convocatoria a “La extorsión”?
- (PR) En el cine argentino es muy difícil llevar gente a las salas, y esta película ya pasó los 400.000 espectadores, eso es casi un milagro. Con la aparición de las plataformas y la pandemia el cine argentino entró una crisis muy grande, las películas no estaban más de una semana en cartelera, la gente no estaba yendo al cine. Entonces tener una película de esta envergadura, que pase los dos meses con más de 400.000 espectadores, de verdad es muy alentador para nuestro cine.