Hace pocos días, el Ministerio de Salud de la Nación informó que el pico de casos de bronquiolitis llegó antes de lo esperado este año. Esta infección respiratoria aguda es frecuente en los meses de otoño e invierno, pero el mayor registro de casos se evidencia a partir de junio. Este año se aceleró, y puso en modo prevención a familiares de menores de un año y de adultos mayores, que son los mayores afectados por este cuadro. Y ahí viene la pregunta: ¿cómo podemos prevenir?
Según información cedida por la médica Angela Gentile, jefa del departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, el mayor responsable de la enfermedad es el virus Sincicial Respiratorio (VSR), que aumenta su indicencia en la población y provoca una patología clásica y muy común en la mayoría de las personas: suele ser el causante de un resfrío leve que, además de sus típicos síntomas, no genera grandes molestias ni tiene mayores consecuencias en la mayoría de la población: bebés recién nacidos, adultos mayores y personas con enfermedades inmunológicas. “En estos casos, una infección por VSR puede dejar de ser una molestia menor para convertirse en la causa de una infección pulmonar grave que puede llevar -incluso- a la muerte del afectado”, indica en el documento difundido.
Los expertos en salud pública advierten que la bronquiolitis es hoy la principal causa de infecciones respiratorias agudas en menores de 2 años. El responsable del 62% de los casos registrados es producido por el VSR. Y este virus -para el que no existe vacuna- no solo es un problema de Argentina, advierte la experta. “En Estados Unidos se estima que, cada año, unos 58.000 niños menores de 5 años son hospitalizados por infecciones con VSR. En cuanto a adultos, se cree que en dicho país entre 60 mil y 120 mil adultos mayores deben ser hospitalizados y entre 6 mil y 10 mil fallecen debido a estas infecciones”, ejemplifica.
El grupo de riesgo es más amplio: además de niños y adultos mayores, hay otros grupos que podrían desarrollar bronquiolitis grave: los nacidos prematuros de alto riesgo; pacientes con afecciones pulmonares y niños con cardiopatías congénitas. “Estos pacientes tienen entre cuatro y cinco veces más probabilidades de necesitar ser hospitalizados por esta afección respiratoria que el resto de los chicos”, advierte Gentile.
Fácil contagio
La bronquiolitis se trasmite de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales, lo que la hace una enfermedad de muy fácil contagio. “Suele ocurrir que los adultos y los niños mayores actúan como ‘reservorios’ de estos patógenos y cuando lo ‘sufren’ suele expresarse como un simple resfriado. Sin embargo, entre los recién nacidos, que tienen su sistema inmune aún en desarrollo, la situación puede ser muy diferente”, advierte la experta. Los síntomas más frecuentes en niños son tos, agitación, dificultad respiratoria, fiebre o febrícula, signos de obstrucción bronquial o rechazo a la comida. Para prevenir la enfermedad -indica- hay que mantener hábitos pandémicos: lavarse manos con frecuencia, usar alcohol en gel, alejar a niños de personas enfermas, ventilar ambientes y evitar humos, entre otras medidas.