Como casi todos los años, nuevamente la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) realizó un relevamiento de los cañaverales de Tucumán, durante el lapso que va de enero a mayo. La actividad persigue la finalidad de estimar la superficie cosechable y los volúmenes de caña de azúcar para la zafra 2023.
“Diferentes secciones y técnicos de la entidad agrocientífica llevaron a cabo un trabajo arduo”, explicó Jorge Scandaliaris, asesor del directorio de la Eeaoc y participante activo del relevamiento.
De manera conjunta con todos los técnicos de la sección Sensores Remotos y Sistemas de Información Geográfica (SIG) de la Eeaoc se pudo finalizar este informe, muy necesario para la actividad sucroalcoholera provincial.
Para la estimación de superficie cosechable y niveles de producción de caña de azúcar se utilizó información terrestre e imágenes satelitales Sentinel 2A y 2B MSI. La estimación de producción de caña de azúcar se realizó tomando como base la información de superficie cosechable y de los relevamientos a campo que se efectuaron intensamente en toda el área cañera tucumana.
Es importante destacar que esta campaña agrícola en toda la provincia tuvo que afrontar nuevamente un comportamiento climático que afectó el ciclo vegetativo de las plantaciones de caña durante este 2022/2023.
La Argentina debió soportar en la presente campaña agrícola una de las sequías más importantes de su historia, que afectó el nivel productivo de los cultivos de una manera significativa, razón por la cual, tanto las Provincias como el Gobierno nacional decretaron la emergencia agropecuaria.
Esta situación anómala también alcanzó al cultivo de la caña de azúcar en el Noroeste Argentino (NOA), lo que limitó la posibilidad de un crecimiento normal, producto de la escasez y de la irregularidad de las lluvias, de las altas temperaturas -también por encima de los niveles normales-, y de la falta de disponibilidad de agua para riego; en especial, en las provincias de Jujuy y de Salta.
Particularmente, en la zona cañera de Tucumán, el cultivo de la caña de azúcar se vio perjudicado de manera altamente diferencial, debido a la gran variabilidad de las lluvias y a las características propias de cada una de las regiones agroecológicas. “La Llanura Chacopampeana, con valores de precipitaciones medias más bajas, sintió un gran impacto en el crecimiento, y al momento de este informe, registra estimaciones de producciones con niveles de pérdidas superiores a un 50% en la mayor parte de los lotes localizados en el área oriental de esta región”, explicó Scandaliaris.
Por otra parte, añadió que las regiones del piedemonte y de la llanura deprimida, con valores de precipitaciones normalmente más altos -y, en algunos casos, con napas freáticas elevadas-, pudieron sobrellevar mejor las condiciones de menor disponibilidad hídrica.
“En consecuencia, los cultivos de caña en la provincia, muestran niveles productivos contrastantes, teniendo las pérdidas productivas más importantes los cañaverales situados al este de los departamentos Burruyacú, Cruz Alta, Leales y Simoca, donde algunos lotes podrían no cosecharse debido al escaso crecimiento de los tallos”, dijo el especialista. Y agregó que en las áreas señaladas, el efecto perjudicial de la sequía es superior al del año pasado, que también fue un año de característica “Niña”, y por consiguiente las precipitaciones también fueron inferiores a los valores normales.
Por otra parte, Scandaliaris dijo que hacia el oeste se pueden identificar cañaverales con producciones superiores a las del año pasado, y en algunos puntos determinados hasta es posible observar cañaverales con producciones excelentes, que no muestran signo alguno de haber sufrido situaciones prolongadas de estrés hídrico.
“Como es fácil advertir, existe una alta variabilidad en la capacidad productiva de los cañaverales de la provincia, que se pone en evidencia según el área se transite. En algunos casos esa elevada irregularidad es también apreciable dentro de un mismo lote”, finalizó.