Asociado como un símbolo de fuerza y poder de la antigüedad, el laurel es una de las hierbas aromáticas más utilizadas por los argentinos por sus propiedades nutritivas y medicinales.
Además de consumirlo de diferentes maneras, hay otra práctica que está muy relacionada al laurel: quemarla. Hacerlo tiene grandes significados espirituales que forman parte de tradiciones y mitos. Incluso, se le asignaron capacidades mágicas y de protección.
¿Qué significa quemar hojas de laurel?
El laurel siempre fue empleado en diversas pócimas y preparados alquímicos debido a sus diversos significados.
A modo de ejemplo, se cree que las hojas de laurel colocadas de una determinada manera debajo de la cama o la almohada atraen a la suerte y la fortuna; y en la billetera funcionan como un imán para que ingrese dinero.
Asimismo, esta mágica planta tiene la capacidad de tranquilizar, armonizar y relajar los ambientes; y de eliminar las energías negativas que afectan el bienestar de los presentes.
Según la creencia popular, quemar hojas de laurel con un carboncito es muy útil para lograr "atención plena", es decir, un maravilloso estado mental relajado que nos ayudaría a superar el estrés que padecemos a diario.
En caso de sahumar todo el hogar, el aroma del laurel se extenderá por todas las habitaciones, perfumándose y renovando la energía.
¿Cómo hacer el ritual del laurel quemado?
En un cuenco de cerámica, se coloca un carboncito y, sobre él, se deben colocar tres hojas de laurel. Una vez que se prende el carbón y se queman las hojas, se debe recorrer los ambientes de la casa.
Las ventanas deben estar cerradas y se debe ir de atrás hacia adelante, es decir, terminando en la puerta principal. Es importante detenerse en cada rincón y ahí girar tres veces el cuenco en el sentido de las agujas del reloj.
Cuando se finaliza el recorrido, se coloca el envase detrás de la puerta principal para que termine de quemarse y abrir todas las ventanas para ventilar. Una vez frío, se tiran las cenizas a la tierra.