El hombre de 78 años se presentó en la seccional 6a. Con la voz entrecortada y visiblemente nervioso, le habría dicho al oficial de turno: “descubrí que alguien intentó ingresar a mi casa. Me asusté e hice un disparo”. Inmediatamente después le entregó el arma. Un grupo de uniformados se dirigió a la casa del hombre y encontró a una joven muerta. Un disparo en la cabeza le había quitado la vida. Horas después recuperó la libertad y, hasta aquí, no hay indicios para que se lo acuse del homicidio.
Rubén Esterguideos Díaz Camacho relató que minutos antes de presentarse en la comisaría, estaba en su domicilio de Ecuador al 1.400 cuando sintió unos ruidos en el fondo. Se aproximó a una ventana y observó, en medio de la oscuridad, que alguien pretendía abrir el candado que estaba puesto en una puerta del fondo de la casa. Tomó el arma, efectuó el disparo y después se presentó ante las autoridades.
Los pesquisas identificaron a la víctima como Melina Alejandra Amaya (29), también vecina del barrio El Sifón. Al revisarla, el médico de policía confirmó que en sus brazos tenía signo de que se inyectaba drogas. La pareja, que se presentó en el lugar, confirmó las sospechas: tenía severos problemas de adicción.
“Esto es lo que sucede en los barrios en los que la droga circula como tortillas. Por un lado, están los vecinos que defienden las pocas cosas que tienen con armas. Por el otro, jóvenes que están desesperados por conseguir dinero para comprar la porquería que consumen”, explicó una exaltada María Laura Jiménez. “Estamos hartos de vivir así. Todos conocemos a ese pobre hombre que lo único que hizo es defender las pocas cosas que tiene y hoy está encerrado en el calabozo. Nadie se apiadó de él”, añadió la mujer en una entrevista con LA GACETA.
La causa quedó en manos de Ignacio López Bustos. El fiscal, a través de la información que recabó personal de Homicidios, que actuó bajo las órdenes de Adrián Moreno, Susana Monteros y Jorge Dib, y las pericias del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales, confirmaron la versión de Díaz Camacho. También confirmaron que Amaya había sido detenido varias oportunidades por delitos contra la propiedad.
López Bustos ordenó que el autor de la muerte de la joven recuperara la libertad y no le imputaría por homicidio, aunque deberá esperar los resultados de algunas pericias para decidir el archivo del expediente. Sí deberá afrontar una causa por portación ilegal de armas, ya que no estaba autorizado a usar una.