La extensión de los días cálidos en el segundo mes del otoño ayuda a que la epidemia de dengue se mantenga con intensidad y genere alto riesgo de contagios. Así es que en esta última semana hubo 2.600 infectados, con lo que la cifra del año suma 28.000 personas afectadas por la enfermedad que transmite el mosquito Aedes aegypti.
Se presumen que cuando lleguen los días frescos (en junio) el insecto vector disminuirá la intensidad de sus actividades hasta desaparecer; no obstante en el tiempo invernal es cuando hay que hacer tareas intensas de prevención para la temporada cálida siguiente, sobre todo teniendo en cuenta que ya tenemos una gran cantidad de población que tuvo dengue y eso hace que en las próximas epidemias corra el riesgo de sufrir las formas graves de la enfermedad, tal como señaló una experta.
Las autoridades piden que la población no se relaje, que se siga usando repelente y tratando de eliminar los recipientes que acumulen agua, en los que se puede reproducir el mosquito. Esa actividad depende mucho de las campañas y de la incidencia de los contagios, de modo que cuando decae la inquietud por la epidemia también van en bajada las tareas preventivas, sobre todo hogareñas, que es donde está el mayor riesgo de formación de criaderos de larvas de mosquitos, según señalaron las autoridades. En ese caso, entonces, conviene que a nivel oficial se acentúen tanto las campañas de limpieza como informativas.
También son importantes los datos que está dejando esta epidemia, como lo destacó la directora de Salud Ambiental de la Provincia. Dijo que una lección es que el trabajo intersectorial es fundamental para contener un brote de dengue. “Si no hay un esfuerzo conjunto de la comunidad, de Salud y de los gobiernos locales (municipales y comunales), no se obtiene un buen resultado”, remarcó. También dijo que hay que hacer mucha educación entre los vecinos, “pero también notamos en los barrios más afectados acumulación de agua en las calles, un deficiente servicio de recolección de basura y microbasurales a cielo abierto”. Se ha advertido que la situación socioambiental en el sur de la provincia está mejor (fue la zona que menos contagios reportó) y que Lules y el Gran San Miguel de Tucumán siguen siendo las zonas con más infectados. En estas zonas, dijo, hay mucha acumulación de objetos que son un riesgo para la reproducción del mosquito: criaderos de Aedes en la mayoría de las casas, en los cementerios, en las gomerías y en las chatarrerías. Otro asunto son los terrenos descuidados. “En Yerba Buena, por ejemplo, si es un terreno accesible, el municipio hace el mantenimiento y luego carga los costos en la factura de impuesto municipal”, comentó. “En la capital es un gran problema que tenemos. Recibimos muchas denuncias de vecinos sobre casas abandonadas, con piletas sucias. Pero no podemos ingresar por una falta de normativa”, indicó.
La funcionaria dijo que se necesitan muchas acciones y no una sola. “El dengue nos exige un manejo integrado, en el cual se precisan educación, control y también medidas jurídicas”, aclaró. Asimismo, que se aprenda de los errores cometidos al planificar la estrategia para enfrentar esta epidemia, que nos ha sobrepasado. La funcionaria concluyó con que que si este invierno no trabajamos para eliminar recipientes que acumulan agua, en la próxima epidemia podríamos pasarla muy mal.