Raquel Galindez está hace tiempo buscando una casa o un departamento en alquiler, para ella y para su hija. El mal estado de algunos lugares, las sobreexigencias y los altos costos le hacen dificilísima la búsqueda. “Está súper complicado -resume a LA GACETA-; uno termina agarrando lo que encuentra, viviendo en condiciones pésimas y pagando hasta lo que no tiene”. Pero eso no es todo; además de todos los puntos en contra con los que lucha, hay una cuestión más que le complica la pesquisa: hay cada vez más alquileres temporarios para elegir.
Si te ponés a buscar, gran parte de la oferta es en esta modalidad: las opciones son variadas y opacan a los arrendamientos a tiempo prolongado. Según cómo esté equipado el inmueble, el día puede costar entre $ 5.000 y $ 10.000. Y de un tiempo a esta parte, son cada vez más los propietarios que optan por esta alternativa. Dedicados casi 100 % a turistas (por seguridad muchos no arriendan a tucumanos), este tipo de alojamientos -con muchas comodidades- constituyen una competencia económica y directa a los hoteles. Es una tendencia creciente en el mundo, sí, pero no sólo se da en la provincia por modernidad: tiene que ver con costos. “La ley de alquiler de viviendas se actualiza cada año y la rentabilidad baja mucho. Por esta razón los propietarios empiezan a notar que les conviene, aunque sea más laborioso, tener un alquiler temporario”, explica a este medio Fernando Guzmán, presidente del Colegio de Corredores Inmobiliarios de la Provincia.
Aunque advierte que el rubro no recae sobre los corredores (el porcentaje de alquileres temporarios en inmobiliarias es bajo), sí reconoce que es una modalidad que crece. “No sentimos todavía un cimbronazo, de ver que los alquileres por contrato se van a temporario. Al menos por ahora; pero si entendemos que en el sector lo están viendo como una alternativa para salirse de la ley de alquileres, que es nefasta -reflexiona-; aún hay muchísima oferta de alquileres a largo plazo. Quizá no vemos el cambio porque los inmuebles nuevos, antes de entrar al mercado, directamente ya se llevan a esta forma de alquiler”.
Un negocio que crece
“Hospedaje premium”, “lugar de descanso”, “todo lo que necesitás para tu comodidad”... Este tipo de rentas se comercializan con fotos y con detalles específicos. Más allá de la ubicación y del número de habitaciones que posee, te aclaran qué servicios tiene y, mientras más, mejor. La flexibilidad en horarios de ingreso y egreso, el costo -menor a una habitación de hotel- y las conveniencias seducen a los posibles inquilinos.
Y, como ya sabemos, el sistema agrada también a los propietarios. Elizabeth Corbalán se animó hace un tiempo con su marido. “La idea surgió porque vimos que era tendencia, porque es más conveniente; lo hicimos porque es más rentable que un alquiler tradicional, pero también es cierto que implica otros riesgos y te lleva más trabajo”, comenta. Ella y su esposo lo publican sólo en Marketplace (el centro de ventas de Facebook), pero también se pueden promocionar por otras plataformas (como Booking, Airbnb o Despegar). Por esas vías publicita también los suyos Alejandra De Escalada, que hace más de 15 años se dedica a este tipo de alojamientos. “Antes era un buen negocio, porque éramos pocos. La gente que no quería ir a un hotel alquilaba el departamento, que tiene todo lo necesario. El problema que tenemos ahora es que hay muchos departamentos sin estar fiscalizados (esto lo hace la Cámara de Turismo) y en malas condiciones. Faltan controles. Además, hay mucho lugar para las estafas: cualquier persona puede poner un departamento en alquiler, con unas fotos lindas, y después llegás y te das con que está todo descuidado. ¿Qué hacés? ¿A quién reclamás? Si se paga por adelantado... Todo eso hace mal a los que estamos en el rubro -explica-; aumentó mucho la oferta porque la gente cree que es un muy buen negocio, pero si los equipás bien, como tiene que ser, tardas mucho en recuperar la inversión. No es tan redituable como se cree; no hay que olvidarse que tenés que pagar luz, las expensas, el gas, y que puede sucederte que haya un tiempo en el que nadie alquile el lugar. Tucumán es una ciudad de paso”.
María (prefirió no decir su apellido) promociona por redes su alojamiento. “Empezamos hace poco más de dos años; conocíamos la modalidad y disponíamos del departamento”, relata. “Sí, es bastante más redituable que un alquiler convencionl, pero implica otros riesgos. En nuestro caso, sólo alquilamos a familias; y la inversión que tuvimos que hacer no fue significativa, teniendo en cuenta que el departamento ya estaba completamente equipado”, añade.
¿Es redituable?
Si vamos a los números puros, y dejando de lado algunas cuestiones accesorias, la ganancia existe. Un monoambiente puede costar entre $ 30.000 y $ 50.000 por mes; la diferencia, arrendando en forma temporaria, es bastante. Pero hay muchas cuestiones que hay que tener en cuenta. Carolina Fernández empezó a administrar estos alojamientos hace cuatro años, y con el tiempo pasó a tener sus propios emprendimientos. “Mientras uno tenga buena atención y buen servicio con los departamentos siempre en condiciones, tiene mucha rentabilidad -asegura-; es una inversión fuerte, pero se recupera rápido. Las personas buscan la comodidad que a veces no tienen los hoteles, como tener cocina y privacidad, sobre todo”.
Ahora bien -aclaran las entrevistadas- hay que estar muuuy pendientes de todo. Y allí es dónde se vuelve un poco más complicado. Gabriel Álvarez es corredor, pero también trabaja con alquileres temporarios. Mientras atiende la llamada de LA GACETA, está justo movilizándose para realizar los check out y las limpiezas de las viviendas en alquiler pasajero. “Esto se profundizó después de la pandemia. El trabajo remoto fue la llave para que muchas personas elijan alquilar un departamento temporal y vivir de esta forma -dice-; pero lo cierto es que son más caros. En números, sale más caro que un alquiler con contrato, pero son menos los requisitos. Sí, es cierto que ganás más, pero hay que invertir más y hay que prestar atención a cada detalle en cada alojamiento”.
Gabriel asegura, desde el punto de vista inmobiliario, que este tipo de emprendimientos son rentables aunque no estén siempre con inquilinos. “Entre 20 y 26 días de ocupación es un buen promedio, y con eso el propietario se lleva una buena ganancia. Obviamente, pasando por alto que tenés todos los gastos operativos y todo lo que conlleva mantener el departamento: limpieza, personal, lavandería... pero al final, sí ves más ganancias de lo que sería alquilar sin muebles -advierte-; muchos lo ven como una buena opción de inversión”.
Peligros y consorcios
Pero no todo es positivo, y eso lo esbozan todos los consultados. El negocio también tiene sus peligros. “Hay riesgos; no sabés quien entra (al alojamiento). Tenés que confiar; y el problema no es sólo si te rompen o te roban algo, eso sería lo de menos... Hay otras cuestiones, como que usen el departamento para cosas ilícitas”, considera Elizabeth.
Hay formas de reducir las inseguridades. María (que advierte conocer colegas que fueron desvalijados) sólo alquila con pedido de DNI de al menos dos huéspedes. Alejandra, en cambio, no arrienda a tucumanos y sólo canaliza pedidos por sitios oficiales (como su página propia, previo pago o por páginas como Airbnb, que califican a los posibles huéspedes). “Yo he tenido problemas, a veces con los consorcios, porque me ha tocado alquilar a gente que no se ha portado bien. Por eso ya no alquilo a jóvenes. En una ocasión, unas inquilinas hasta cambiaron las cerraduras del departamento -narra-; ahora, tenemos un grupo de colegas dónde nos pasamos referencias de la gente. Yo, por ejemplo, si las estadías son largas, hago contrato. A un par de amigas, en una noche, les sacaron la heladera y otros electrodomésticos, entonces hay que cuidarse de todas las formas posibles”.
La mayoría de alquileres pasajeros en Tucumán son en departamentos. Por eso es que la seguridad es lo que más preocupa a los consorcios. De repente, los vecinos se encuentran con desconocidos por los pasillos, y comienza a haber un movimiento irregular en sus edificios. Susana Quiroga, presidenta de la Cámara de Administradores de Consorcios y Propiedades de Tucumán (Cacpt) es clara para hablar del tema. Si bien confirma a LA GACETA que es mucho más redituable, advierte que esta modalidad afecta sobremanera a los consorcios. “Si bien estos alquileres temporarios están considerados en el Código Civil a partir de 2014, no estaban antes en los reglamentos de copropiedad, porque no existían. Entonces, ahora se alquila y nosotros no sabemos quienes son los nuevos inquilinos temporarios. Yo, particularmente, he tenido consorcios en los que han estado desconocidos 15 días; han visto el movimiento en el edificio y han empezado a robar en los departamentos. Los descubrimos con las cámaras de seguridad después, pero ya no estaban. ¿Quién se hace cargo de todo eso? Nadie. Hay inseguridad, por eso la gente es reticente a que nosotros, los administradores, aceptemos este tipo de alquileres”, detalla.
Quiroga alerta que, al tratarse de un contrato privado, los consorcios no tienen injerencia en los alquileres temporales. “Lo que sí podemos hacer es ver cómo solucionar la seguridad dentro del consorcio; eso sí nos incumbe”. Para que esta modalidad se apruebe -indica- tendrían que ponerse de acuerdo todos los miembros de cada edificio y votar en asamblea. “Pero, en esos casos, debería estipularse que el propietario que alquila se haga cargo de la gente que entra y que sale, y que comunique inmediatamente al administrador a quién se le alquila. Nosotros no queremos aceptar los alquileres temporarios”.