La tarde del jueves se vio interrumpida en el corazón del microcentro tucumano debido a un enfrentamiento entre dos grupos de adolescentes conformados por 10 personas cada uno. Ante el riesgo que representaban y para evitar posibles incidentes, tuvo que intervenir personal del Primer Distrito Urbano, quienes secuestraron todo tipo de armas blancas, desde tijeras escolares hasta cuchillos sierrita y con punta.
Según le explicaron a LA GACETA Oscar Antelo Arreyes y Silvio Sánchez, los oficiales que dirigieron la intervención del jueves, estas peleas ocurren generalmente los días viernes en el horario de salida de clases.
Son grupos mixtos de adolescentes de entre 14 y 17 años que salen de distintos establecimientos escolares y que tienen una rivalidad latente entre ellos, en los que a veces suelen sumarse chicos que vienen de Villa 9 de Julio, La Costanera y San Cayetano. Son grupos que se juntan, fijan un punto determinado y de ahí se desplazan por el microcentro, generalmente desde Plaza Urquiza hacia Plaza Independencia por la calle 25 de Mayo.
“Como realizamos el operativo corredor cerrojo todos los viernes para prevenir este tipo de eventos, ahora estos grupos están buscando otros días para evitar los controles policiales”, explicó el oficial Antelo Arreyes.
“Ayer (por el jueves) logramos evitar que se concrete esta pelea porque tenemos gente apostada en el Parque 9 de Julio y en la zona de Avenida Avellaneda, entonces una vez que el personal policial detecta una gran cantidad de jóvenes que se van desplazando hacia ese lugar dan aviso a los puestos de control y nosotros de manera inmediata reforzamos los puntos de controles donde los menores se juntan a realizar este tipo de vandalismo”.
El objetivo principal de la Policía es poder prevenir esta especie de peleas para evitar disturbios y asegurar la tranquilidad del vecindario dado que es una zona altamente concurrida.
“Generalmente los identificamos, suelen entre 40 chicos y chicas por cada bando; si vemos que hay dos grupos distintos que están próximos a encontrarse, antes de que se produzca la trifurca vamos, los entrevistamos, les solicitamos que exhiban los elementos que llevan encima y de ahí se logra sacar elementos punzantes, cortantes, que utilizarían para agredirse entre estas bandas. En operativos anteriores llegamos a extraer réplicas de armas de fuego”, explicó Sánchez.
Vecinos afectados
Edith, tiene un puesto de golosinas y pintura hace 15 años en Plaza Urquiza. En diálogo con LA GACETA contó de qué manera estos enfrentamientos afectan a la zona. “Ahora está dentro de todo controlado, pero hasta mayo del año pasado nosotros no podíamos vender los viernes porque al pasar estas cosas los padres no traían a sus hijos a jugar a la plaza. Ahora se tranquilizó un poco esta cuestión gracias a la presencia de la Policía, pero cada tanto se vuelven a dar estas peleas que no dejan tranquilo a nadie”, dijo.
Además, explicó que estos enfrentamientos suelen llamarse “la guerra de las gorras” porque “entre los miembros de cada grupo compiten por quien tiene la mejor gorra e intentan sacárselas entre ellos”.
Estas disputas no solo ponen en riesgo la vida de sus protagonistas, sino que también generan consecuencias negativas para los vecinos y comerciantes de la zona.
“Hace un tiempo un grupo de menores pasaron corriendo por la Plaza Independencia y empujaron a un hombre que estaba tocando el arpa, lo golpearon y quisieron dañarle el instrumento”, comentó el oficial Sánchez.
Además de agredir físicamente a civiles, también aprovechan para vandalizar y sustraer mercadería de los puestos de la feria que se desarrolla en Plaza Urquiza. “Son unos changuitos que solo buscan hacer daño; cuando está la gente de la feria a veces vienen rompen y roban cosas chiquitas, a ellos no les sirven de nada, por eso digo que lo hacen solamente para hacer daño”, dijo Eduardo, uno de los feriantes.
“Se corren riesgos”
“Son un peligro”, manifestó Lucila G., una madre que circulaba por la plaza rumbo a su hogar junto a sus hijos que recién salían de la escuela. “Tengo un hijo de 16 años que va al Gymnasium, con mi esposo tuvimos que pedirle que a la salida tomara otro camino para llegar a casa porque uno nunca sabe qué puede pasar. Es verdad que esos grupos se agreden entre ellos, pero están armados con cuchillos y puntas, por lo que siempre está la posibilidad de que por un accidente terminen lastimando a alguien de afuera, nosotros no vamos a correr ese riesgo”, expresó.
Mario, al igual que Edith tiene un puesto de caramelos en la plaza hace más de diez años. Para él los jóvenes sacan provecho de su minoría de edad ya que no podrían ser detenidos por generar problemas en la vía pública. “Ellos son pícaros, te digo que saben la ley mejor que vos, yo y todos juntos. Hacen todo esto con total libertad porque saben que al ser menores la Policía no los puede tocar, entonces no van a ir presos”.
Respecto de esto último Sánchez y Antelo Arreyes informaron que al ser menores de edad no se puede hacer demasiado. “Si es que el hecho no logró consumarse intentamos quitarles los elementos y desplazarlos, pero si el hecho logró realizarse lo que hacemos es demorarlos y darle aviso a la autoridad judicial”. (Producción periodística: Micaela Pinna Otero).