Una consulta que por estas horas podría estar haciéndose Juan Manzur es si recurre a un concepto que tiene historia en el peronismo: el renunciamiento histórico. ¿Lo estará evaluando? El propio vicegobernador, Osvaldo Jaldo, dijo que no se está contemplando que se baje la postulación del ex jefe de Gabinete y afirmó que insistirán ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación con la habilitación que le otorgó el máximo tribunal provincial.
En ese línea, anoche el tranqueño deslizó una frase que alude a la confianza que tienen en el oficialismo en cuanto a imponerse en los comicios: “el PJ y Jaldo les va a ganar”. Es que, aunque lo desee en su fuero íntimo, no puede pedirle a su compañero de fórmula y socio político que ceda en su pretensión de mantenerse en el Poder Ejecutivo. Menos que menos hacerlo en forma pública, pues abriría una grieta entre los justicialistas; y ese es un riesgo que no puede asumir porque la consigna básica para tratar de imponerse en los comicios es que los compañeros lleguen unidos. Sólo queda que el propio Manzur se resigne.
Sin embargo hoy le dijo al periodista Marcelo Aguaysol que está tranquilo, que está analizando la situación, que no hay decisión de fondo y que hay que esperar.
Un signo de confianza y de optimismo en cuanto a que la Corte finalmente no afectará sus intenciones políticas. Pero el máximo tribunal dio indicios de que cuestiona que sea válida la posibilidad de que se presente como candidato a vicegobernador al aceptar la cautelar de Germán Alfaro.
De las palabras del gobernador se desprende que cree que en términos jurídicos la Corte no vaya a voltear su postulación finalmente.
Sin embargo, si como lo estima el oficialismo -que salió a pegarle a los jueces de la Corte y a ligarlos con el macrismo, como siempre-, el fallo tuvo intencionalidad política, la única forma de destrabar el conflicto y la suspensión de los comicios no puede ser por otro camino que a través de una acción de tinte político.
¿Renunciamiento histórico? Nadie en el Gobierno, en el PJ y en el peronismo le puede pedir, sería una falta de respeto y una desautorización a su condición de gobernador, presidente del PJ y jefe de campaña del oficialismo. No puede aparecer arrodillándose ante los intereses de una oposición que lo quiere sacar de carrera; sería mostrar debilidad política.
Por ahora no es lo que quiere reflejar, sino que está firme en su postulación, y seguro. Y aguardando, además, que la andanada de cuestionamientos a la Corte, las presiones por el juicio político a sus miembros y el respaldo del Presidente de la Nación puedan jugar en su favor en el análisis del fondo de la cuestión.
Otro aspecto, más local, por lo cual no debería ceder ese espacio, es que quedaría a merced de Jaldo y del jaldismo una vez que abandone la Casa de Gobierno y de que no pueda instalarse en la Legislatura ara ser el contrapeso político de Jaldo.
Pero sí hay razones por las que podría dar un paso al costado: los intereses del PJ de mantenerse en el poder y de no acercar los comicios a las fechas electorales nacionales; claro nque aún falta que la Corte se pronuncie sobre el planteo en contra del adelantamiento de la elección.
El único plazo que hay hasta ahora es el de cinco días para que la Provincia, a través de la fiscalía de Estado y de Manzur respondan a la Corte.
En cambio, no hay términos para que haya un pronunciamiento sobre la cuestión de fondo. Bien podrían los jueces Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda llevar la sentencia final hasta agosto, si es que tienen intereses políticos que responden a Juntos por el Cambio, como insisten en el Gobierno.
Es el riesgo que deben merituar en el oficialismo y es una posibilidad que deben estar barajando en el PJ tucumano, pero que sólo puede resolver el propio Manzur. Hacerlo en su intimidad.
De él dependería la suerte de los comicios y hasta el resultado de la votación provincial, sea cuando sea, porque confían en que en tres semanas puede haber decisión de los cortesanos.
Pero, ¿y si no la hay? La alternativa del renunciamiento histórico surge con nitidez y puede cobrar fuerza con el paso del tiempo. Sólo depende de Manzur y de los intereses que quiera privilegiar.
En el fondo se trata de un juego de presiones de un lado y del otro,a ver quién tensa más la cuerda.