Lucas Pusineri está desesperado. Van 32 minutos y hay un tiro de esquina para Belgrano y el DT de Atlético con sus manos arriba no deja de gritar. Levanta sus dos dedos índices y los choca. “Así, así”, grita desaforado, quiere que los suyos tomen bien la marca. Pero el bullicio del público cordobés hace inútil su esfuerzo. Ariel Rojas ejecuta y Pablo Vegetti se escapa de Bruno Bianchi y con una carrera de cinco metros en soledad se anticipa a todos y golpea a la pelota con una violencia impropia de un cabezazo. La volada de Tomás Marchiori hace más espectacular la escena que termina con el grito de gol de los casi 40.000 hinchas.
Hasta el gol de Vegetti había pasado poco. Una media vuelta de Franco Jara bien desactivada por Marchiori y una buena combinación entre Matías Orihuela y Marcelo Estigarribia que terminó con un remate del lateral al travesaño del arco defendido por Nahuel Losada. Pero el gol cambió la historia del partido. La gente se activó, Belgrano se acomodó mejor que Atlético, pero empezó a jugar con Andrés Merlos y terminó perdiendo la cordura. Jara y Vegetti fueron los que más reclamaron al juez y todo empeoró cuando Merlos expulsó (correctamente) a Alejandro Rébola por interrumpir con infracción una jugada de gol clara, sujetando a Estigarribia.
A este Atlético, que busca recuperar su identidad y sueña con volver al nivel que mostró el año pasado, le pesa ser protagonista. Se siente más cómodo cuando el rival propone y el equipo espera agazapado para salir de contra. Por eso era una incógnita saber cómo respondería el equipo con ventaja numérica.
Pusineri, al que siempre se le reclama que tarda con los cambios, hizo dos en el vestuario. Modificó nombres y esquema. Del 5-3-2 pasó al 4-3-3 con Mateo Coronel, Ramiro Ruiz Rodríguez (ingresó por Nicolás Romero) y Cristian Menéndez (entró por el lesionado Estigarribia) como delanteros. Esa superioridad en el área rival que intentó el técnico de Atlético fue neutralizada por las dos líneas de cuatro que propuso Guillermo Farré para aguantar el resultado.
Cambió nombres y esquemas, pero nunca pudo cambiar, durante el complemento, la forma de juego. Se repitió en centros y simplificó la tarea de Erik Godoy, Diego Novaretti y Nicolás Meriano que despejaron una y otra vez los pelotazos tucumanos. Ni el ingreso de Brian Guille pudo romper la muralla que armó el “pirata” en tres cuartos de cancha.
El partido ya estaba planteado así. Belgrano replegado y Atlético sin ideas. Apenas se podrá rescatar como jugada peligrosa un cabezazo de Menéndez ni bien comenzó el segundo tiempo que pasó cerca del ángulo superior izquierdo de Losada. Vaya a saber cuanto pesó la decisión de no convocar a Ignacio Maestro Puch cuando entre Alejandro Albornoz, Matías Villavicencio y Pusineri decidieron mandar a la cancha al central Jonathan Cabral para que juegue los últimos 10 minutos de centrodelantero.
La explicación de cuidar el físico y no desgastarlo con viajes -teniendo en cuenta que mañana debe presentarse en Ezeiza- sabe a poco para los hinchas. Prescindir de un jugador con futuro prometedor parece un pecado.
No se puede negar que el equipo buscó la igualdad, pero el partido en Córdoba terminó 1-0 y desnudó la principal falencia de esta temporada, a este “decano” le pesa mucho tomar las riendas del partido y sigue perdiendo puntos.