CÓRDOBA (Enviado especial).- En tiempos de un fútbol sin hinchadas visitantes en Instituto encontraron la manera de seguir de cerca a su equipo gracias a “Mi Barrio”. Ese es el nombre de la cantina del club, con capacidad para 200 comensales, funciona a pleno en cada partido de la “gloria” en la Liga Profesional. Ayer, contra Barracas Central, no fue la excepción; aunque el resultado (derrota 0-3) fue lo menos amable de la convocatoria.
Al mediodía empezaron a llegar los simpatizantes, todos con reservas realizadas más de siete días antes. Nadie quiere perderse ese ambiente, similar al que se vive en las tribunas, pero mirando una pantalla gigante y compartiendo bebidas y comidas.
“Aquí en Alta Córdoba todo es rojo y blanco”, afirma Javier Valenzuela, socio desde hace 10 años y llegado a “Mi Barrio” acompañado por su esposa y por su hijo. “El lugar está preparado para que funcione todos los días, lo inauguramos en febrero y por suerte es un éxito. Si venís sin reserva un día de partido es muy difícil que tengas una buena ubicación”, remarcó Guillermo Zamudio, de 37 años, encargado del bar y socio de Instituto.
El resultado de ayer desdibujó las sonrisas con las que habían comenzado la siesta, pero nadie se fue sin antes confirmar que en el próximo partido que la “gloria” juegue de visitante estará presente. Se sabe que perder la reserva implica resignar la posibilidad de disfrutar el partido de Instituto como si estuvieran en la cancha. Eso se llama sentido de pertenencia.