Reporte Rural: se debe incentivar el consumo del poroto

Reporte Rural: se debe incentivar el consumo del poroto

El consumo por habitante en el país apenas llega a los 200 gramos anuales. Se trata de un alimento altamente proteico -igual o superior a la carne vacuna- y relativamente barato, en relación con otras proteínas que también se producen en la Argentina. El Gobierno, pero también el sector, poco hacen para difundir las bondades del consumo de legumbres.

Reporte Rural: se debe incentivar el consumo del poroto

Nuevamente LA GACETA Rural difunde parte de lo que se hace en investigación para diversificar la producción agrícola ganadera de Tucumán y de la región. En esta ocasión se muestra cómo el cultivo de poroto se va insertando de a poco en el sistema productivo del NOA, y qué se debe hacer para contar con semillas de excelente calidad y sanidad para lograr los mejores resultados.

Los trabajos realizados por la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) al respecto de obtener una semilla óptima se publican en esta edición. Esto muestra la importancia que hoy tiene el cultivo de porotos y de todas las legumbres secas en Tucumán y en el NOA.

Desde hace un tiempo, el cultivo de poroto tiene gran importancia como una alternativa de producción para el NOA. El cultivo se destina a cubrir necesidades de consumo interno -aún muy bajo-, pero con cierto crecimiento -en general exiguo-, para lo cual se debe trabajar mucho. Se produce para exportar a países tradicionalmente consumidores, que muchas veces pagan precios tentadores.

Las legumbres tradicionalmente se cultivan en el norte del país, porque esta región presenta condiciones agroecológicas óptimas para su desarrollo. En nuestro país se cultivan alrededor de 300.000 hectáreas, con ciertas variaciones, dependiendo exclusivamente de lo que producen los países competidores. Salta es el principal productor. Se exporta el 95%, lo cual genera un ingreso de divisas más que interesante en nuestro país.

Resulta importante subrayar que el poroto, principal legumbre cultivada, representa una alternativa para los agricultores, en caso de que el clima no ayude para la siembra de soja y de maíz.

No hace falta comentar que en los últimos tres años experimentó un importante crecimiento debido a que el clima siguió jugando una mala pasada en cuanto a las precipitaciones.

La historia dice que las legumbres tienen una gran tradición como cultivo de subsistencia. En nuestra región se empezó a desarrollar 1.000 años antes de Cristo, en los Valles Calchaquíes.

La bibliografía indica que su importancia económica y distribución como cultivo comienza a inicios del siglo XX, con la llegada de los primeros colonos españoles, quienes trajeron los primeros porotos blancos alubias y se instalaron en las zona de Rosario de la Frontera y de Metán (Salta) y en Trancas (Tucumán).

Acá se siembra entre 15.000 y 20.000 hectáreas, según los años y según cómo está el mercado, fundamentalmente de poroto negro. No obstante, la mayoría de las siembras que se realizan en el límite con Santiago del Estero, Salta y Catamarca pertenecen a productores tucumanos. Este cultivo es una alternativa válida para la región; no obstante, como toda su producción se exporta y el consumo interno es muy bajo -200 gramos por persona y por año-, sería importante incentivar su consumo.

Está claro que el sector busca producir las legumbres que son demandadas por los países que consumen este producto de manera tradicional. Y se continúa trabajando para hallar nichos interesantes.

Pero a la vez, deberían buscar la forma de alentar el consumo de porotos en el país, sobre todo por disponer de un alimento altamente proteico y relativamente barato comparado con el consumo de otras proteínas que también se producen en Argentina.

Los trabajos de investigación para dotar al productor de las mejores herramientas para producir más y mejor están al alcance de este, mediante los trabajos de las instituciones de investigación como la Eeaoc y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y los realizados por el sector privado.

Es real que el mercado mundial que consume legumbres es más que interesante para el sector productivo, pero el consumidor argentino debería conocer más las bondades de consumir legumbres, no solo por ampliar la gama de alimentos a consumir sino también por los beneficios que trae al ser humano.

Es poco lo que se hace para difundir las bondades de las legumbres; no solo del poroto -de diversos tipo, color y forma-, sino también de garbanzo, de lentejas y del mungo, entre otros. Son muy ricas en proteínas, con un porcentaje igual o superior a la carne vacuna.

Las legumbres son muy nutritivas, son bajas en grasas y aportan minerales, vitaminas, proteínas, ácido fólico y otros nutrientes importantes. Por eso, son alimentos recomendados para incluir en la dieta diaria, sobre todo de las personas que precisan de sustitutos de la carne, en cuanto al nivel de proteínas.

Sus bondades son muchas, pero el consumidor argentino no las conoce. Se debe apuntar los cañones hacia esa dirección y generar campañas para que se conozcan sus propiedades y recetas, de modo que se aprovechen sus beneficios nutricionales.

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