Boca comenzó el partido metido desde el primer minuto y ahí estuvo la principal diferencia con Racing. El “xeneize” presionó y se impuso en todos los sectores los primeros cinco minutos y fue suficiente para ponerse 2-0 con los goles de Martín Payero y Guillermo Fernández. Una efectividad que Boca necesitaba.
Los tantos fueron dos cachetadas para el equipo de Fernando Gago, que no llegó a acomodarse en La Bombonera y ya perdía. La sorpresiva ubicación de Luis Advíncula fue clave en la primera etapa, con sus corridas llevó mucho peligro al arco de Gabriel Arias.
Un Racing desorientado y Boca cien por ciento concentrado fue el cóctel ideal para que el equipo de Jorge Almirón terminara arriba en el primer tiempo. La “academia” tuvo la pelota, pero Boca hizo los goles y fue una amenaza constante cuando se posicionó para contraatacar.
Si el primer tiempo fue muy dinámico, el complemento fue todo lo contrario. Las interrupciones fueron moneda corriente. Antes de los cinco minutos, Andrés Merlos tuvo que apoyarse en el VAR para decidir si la dura infracción de Valentín Barco sobre Facundo Mura era merecedora de roja o no. Y sí, era para tarjeta roja, pero fue amarilla. Rápido de reflejos, Almirón lo reemplazó por Agustín Sández. Claro, en Boca ya piensan en el superclásico.
A los 15, luego de una dura infracción de Gonzalo Piovi sobre Luis Vázquez llegaron los empujones e insultos que terminó con un saldo de dos expulsados: Payero y Juan Nardoni. Merlos se lavó las manos, y expulsó uno por bando, aunque Nardoni no había hecho nada. Payero se pierde el superclásico. Siete minutos después, Sebastián Villa golpeó -¿sin intención?- con el codo a Mura y el jugador debió ser reemplazado por un corte en su rostro. El partido no se jugaba, se peleaba. Infracciones, tarjetas y discusiones; hasta que Matías Rojas frotó la lámpara y habilitó de manera magistral a Nicolás Reniero, que dominó con jerarquía y definió aún mejor. 2-1 y la “academia” se ilusionó con el empate que finalmente no llegó, porque a los 45 Miguel Merentiel hizo una corrida desde mitad de cancha para poner el 3-1 definitivo y el mensaje de los hinchas fue claro: “el domingo, cueste lo que cueste, tenemos que ganar”.