El dólar, la caja de resonancia de la economía argentina, se escapó en la semana que pasó. A costa de más tasas y una fuerte intervención en los dólares financieros, la brecha cedió finalmente. Sin embargo, la fragilidad de la nominalidad de la economía en un contexto de desaceleración de la actividad económica combinada con incertidumbre electoral presenta un claro riesgo de que la inflación salte un escalón, señala Invecq Consulting.
No queda claro aún cómo se mejorará el panorama de reservas, en un mes donde el Central terminó prácticamente neutro. Mientras tanto, los depósitos privados en dólares toman nota de la fragilidad cambiaria y al 24/4 caen U$S 418 millones en el acumulado mensual, el mayor retiro de depósitos acumulado en 14 ruedas desde la anterior corrida cambiaria. Por más de que algunos indicadores señalan que el dólar podría haber tenido un “overshoot”, la consultora es cautelosa respecto de la interpretación, debido a la fragilidad de la nominalidad de la economía.
La última semana ha sido frenética donde el dólar “blue” aumentó $ 42 (aumento del 11%) hasta los $ 442; entre el lunes y el miércoles continuó corriendo hasta los $ 500 intradiario al miércoles (13% más en tres días), para cerrar en $ 495 el miércoles. Al cierre de la semana se calmó y finaliza ofrecido para la venta a $ 470 en la City porteña. Según Invecq, la gran diferencia con las corridas anteriores fue la velocidad con la que subió el dólar paralelo: por caso, tomando la variación 10 días móvil, al miércoles cuando rozó los $ 500 subía más de un 27% real en solo dos semanas (ajustando por inflación y monedas de nuestros socios comerciales, el mayor salto desde mayo 2020). “Esto explica por qué el Banco Central dobló la apuesta luego de tan solo una semana de haber subido las tasas de interés y convalidó que ahora llegue al 91% (Tasa Nominal Anual).
Otra clave para frenar la corrida: el BCRA y mesas “amigas” intrasector público modificaron la forma de intervenir en el MEP y dólar cable. Puntualmente, el volumen nominal promedio operado en AL30C (el bono de mayor tenencia intrasector público) en las últimas tres ruedas de la semana creció un 220% respecto del de las siete ruedas previas. Es decir, explica la consultora dirigida por el economista Esteban Domecq, la intervención dejó de hacerse solo vía instrumentos en pesos (lo cual solo hundió paridades) y se complementó con demanda de los mismos bonos en dólares (efecto pinza). Si bien esto implica un desconocimiento inmediato de las restricciones que impone el programa con el FMI, el ministro de Economía Sergio Massa tuvo su visto bueno, lo que permitió al BCRA, al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) y otras manos amigas a salir con una batería de nominales para calmar a los tipos de cambio financieros.