Fausto Spotorno: “No hay programa que frene la inflación sin ajuste fiscal”

Fausto Spotorno: “No hay programa que frene la inflación sin ajuste fiscal”

El economista explica por qué el país necesita una reforma tributaria.

Fausto Spotorno. Fausto Spotorno.

La suba de la tasa de interés alivió momentáneamente al mercado cambiario, pero no soluciona los desequilibrios económicos argentinos. Tampoco las intervenciones en el mercado para contener el valor del dólar. Más aún el equipo económico que encabeza Sergio Massa aguarda el resultado de las negociaciones con el FMI por el anticipo de desembolsos en el marco del programa de facilidades extendidas. De otra manera, la volatilidad de la divisa estadounidense volverá a poner en jaque a la gestión presidencial de Alberto Fernández. El economista Fausto Spotorno dice a LA GACETA que “el lío con los dólares se explica, fundamentalmente, por un problema estructural del país: el cepo cambiario”. En una entrevista telefónica concedida a nuestro diario, el director del Centro de Estudios Económicos de OJF y del Instituto de Economía de la UADE sostiene que a la actual administración no le conviene devaluar porque, si lo hace, los beneficios serán capitalizados por la próxima gestión. “No hay plan de estabilización sin ajuste fiscal”, define.

-¿Cómo se explica que haya tanta volatilidad con el valor del dólar?

-Lo primero que tenemos que entender es que la Argentina tiene un lío con los dólares, estructuralmente porque existe el cepo cambiario. Las reservas, en todo momento, fueron escasas. Y no es que faltan desde siempre. El año pasado hubo récord de liquidación de divisas por los granos, pero el cepo no te permitió capitalizar beneficios. Ahora la sequía ha causado que la oferta de dólares sea mucho menor de lo que solía ser. Así, el precio se aggiornó a una oferta más chica de dólares para acomodarse al nuevo nivel del tipo de cambio. Los valores que vimos actualmente son los mismos que teníamos entre abril y diciembre de 2021, cuando se salió del aislamiento por la pandemia de la Covid-19.

-Pero, ¿por qué llegó a subir hasta casi los $ 500 ahora?

- El mercado se acomodó a esta nueva realidad de faltante de dólares y entonces vuelvo sobre el eje del cepo cambiario. Si no tuvieras las restricciones, tal vez el precio del dólar libre sería más bajo que lo que está en la actualidad. El promedio histórico es de $ 330 por dólar. Ese sería el precio que debería tener la Argentina si fuera un país normal. Al no tener eso, el dólar vuela. Entonces, faltan dólares a la economía. El Banco Central tiene menos disponibilidad para atender al MEP, mucho menos para el Contado con Liquidación si muchos asumen que hacia allí irán los importadores. Con pocas reservas, todo esto hace que el dólar suba. En abril subió más por el cepo y por la escasez de divisas, a niveles más parecidos a 2021. Pero se le suman otras dos razones para decir que el incremento se ha dado este mes y no antes: la incertidumbre política por la decisión de Alberto Fernández para no pelear por la reelección que, además, pone en dudas su rol del Gobierno de aquí hasta las elecciones, pero también creo que hay otro factor adicional y que es que en la Argentina el dólar sube cuando hay un sector de la sociedad que tiene algo para ahorrar.

Fausto Spotorno: “No hay programa que frene la inflación sin ajuste fiscal”

 -¿Puede observarse una mayor devaluación en el mediano plazo?

-Me niego a hablar tanto de la unificación cambiaria como de la devaluación, porque creo que el mercado cambiario no podrá hacerlo por las decenas de tipos de cambio existentes. Tal vez el oficial puede llegar a devaluarse un poco más, pero nadie lo toma en cuenta a la hora de definir operaciones cambiarias, salvo que se trate de la carne, el maíz, la leche y el trigo. Asumamos el siguiente esquema: supongamos que la Argentina sale del cepo y, en ese sentido, tuviéramos que volver al tipo de cambio real anterior al sistema de restricciones. Si eso sucediera, probablemente subirían los precios de los productos que mencioné anteriormente, pero los que ahorran en dólares no van a tener una devaluación, sino que observarían que sólo algunos tipos como el Contado con Liqui o el MEP bajaría y los otros no podrían moverse tanto porque el dólar soja es la referencia y está en $ 300.

-¿El dólar agro, entonces, funcionaría como un tester del mercado?

-En el estudio hicimos estimaciones en la canasta de consumo que nos da que el dólar está dentro de un rango de $ 290 a $ 300. De allí, podemos inferir que la economía se mueve con el tipo de cambio a $ 300. Ahora bien, esa conducta no es para todos los productos. Insisto con la carne que sí experimentaría una mayor suba. Cuando hablas de una unificación cambiaria no hablas de devaluación.

-En todos estos años, la sociedad ha percibido que el Gobierno nacional no tiene un plan de estabilización...

- Es que no hay tal plan. Al Gobierno no le conviene devaluar, porque el beneficio de ese proceso lo verá recién la próxima gestión. Y digo que no le conviene porque terminaría pagando todos los costos de una devaluación, encima en un año electoral. Tal vez el beneficio puede venir del lado de las exportaciones, pero hoy no hay qué exportar, dejando a las commodities de lado. Los otros sectores requieren de una política comercial seria y que las empresas salgan a buscar clientes. Hoy la salida más realista es abandonar el cepo cambiario. Una devaluación trae más costos que beneficios por el ruido político que también genera. Un gobierno con poca credibilidad no creo que se atreva a generar problemas adicionales a la economía de un país en crisis. Vas a tener todo el costo de una inflación elevada y, por eso, no lo veo al Gobierno ajustando.

-¿Qué margen de maniobra le queda al ministro de Economía Sergio Massa?¿Más ajustes?

-Hay una confusión generalizada. Se llama ajuste a lo que se presume que se hace en el sector público, pero el que se ajusta, en estas condiciones económicas, es el sector privado. Se torna imperioso para el Gobierno reducir el déficit fiscal. Eso es una política de gobierno, porque no hay programa que frene la inflación sin ajuste fiscal. No hay plan de estabilización sin ese ajuste fiscal.

-¿Por dónde debe pasar ese ajuste?

-En el Estado nacional pasa por los subsidios energéticos y del transporte, pero también por algunas empresas públicas. Los de energía se están ejecutando con la quita de ayudas para sectores de alto poder adquisitivo. En el caso del transporte, al Gobierno le resulta mucho más complicado porque afecta al conurbano bonaerense, con todo lo que ello implica en materia política y electoral. Por el lado de las empresas, Aerolíneas Argentinas y la de los trenes arrastran demasiado déficit. En realidad, el ajuste debería arrancar en Enarsa, que se está quedando sin negocios porque la importación de gas de Bolivia se reduce. Con los planes sociales hay que ser más cuidadosos, ya que requiere un tratamiento mucho más estructurado, que implique ante todo una reinserción laboral.

-¿Qué pasará con la inflación?

-Estimamos una inflación anual del 120%, pero también requiere de un plan de estabilización con dos aspectos fundamentales: un ajuste fiscal y dejar de emitir moneda. Pero, además, hay que definir qué se hará con las Leliq. No es lo mismo rescatar pesos con esas letras. Pero puede generar más inflación.

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-¿Estamos en estanflación?

-Claramente que ya estamos transitando una estanflación. Está muy claro el nivel de actividad hasta marzo y desde abril veremos caída por lo menos hasta fines de año, que tal vez hasta entonces pueda recomponerse la actividad económica de la mano de la lluvia. La Argentina está en un ciclo de caídas y rebotes hasta tanto se produzcan reformas estructurales. Y eso no puede esperar hasta el próximo gobierno.

-¿En qué consisten esas reformas estructurales?

-Por ejemplo, los cambios en el mercado laboral, ya que se necesiten que se generen nuevas condiciones para la contratación de personal y que estén formalizados. Facilitarle al empleado y al empleador las condiciones de contratación. Que no sea imposible para una pequeña y mediana empresa tomar una persona que, en el futuro, le signifique un fuerte problema económico que la lleve a la quiebra si es que no puede hacer frente a las eventuales indemnizaciones.

-¿Y una reforma tributaria?

-Debe partir de la base de una Ley de Defensa del Contribuyente, que le brinde la posibilidad, precisamente, de defenderse de aquellos agentes recaudadores que adopten medidas que, en algunos casos, rozan una delgada línea de ilegalidad. En la Argentina hay recaudadores de impuestos que hacen cosas sin sentido constitucional que después pueden terminar en juicio. En Misiones, por ejemplo, te secuestran el camión si el chofer no justifica un pago a cuentas de Ingresos Brutos, anterior a la generación del hecho imponible. O te retienen plata de tu cuenta bancaria, algo que no ha sido legislado por el Congreso, y roza con lo ilegal. Son normas que sacan Rentas provinciales y el Sistema de Recaudación y Control de Acreditaciones Bancarias (Siscreb). Tiene que existir una Ley de Defensa del Contribuyente, que le garantice no ser preso de los eventuales abusos de los agentes recaudadores. Paralelamente, en la Argentina se necesita modificar el sistema de tal manera que se simplifiquen los impuestos, que se unifiquen algunos y que, a lo mejor, pueden ser sustituidos por un impuesto a las rentas. Creo que deberían quedar, como pilares del sistema impositivo argentino, tres o cuatro tributos: Ganancias, IVA, Derechos de Exportación y, si querés, un impuesto interno que incluya combustibles. Nada más.

¿Qué nos espera a los argentinos?

Pese a las corridas cambiarias, al fuerte impulso de la inflación y a la caída de la actividad, Fausto Spotorno manifiesta su optimismo respecto de un cambio de rumbo en el mediano plazo. El economista sostiene que la presión hacia el próximo gobierno será muy elevada. A tal punto que habrá mayores exigencias para tomar medidas que implique salir del cepo cambiario y bajar la inflación. “La batalla contra la inflación es la madre de todas esas batallas”, plantea en una charla con LA GACETA. Spotorno puntualiza que, frente a tantos desequilibrios, a las autoridades no le quedará otro camino que ordenar las cuentas públicas. “Después el país podrá enfocarse completamente a las exportaciones, pero eliminando las retenciones, como parte de una reforma tributaria gradual”, expresa. De todas maneras, Spotorno remarcó que los ahorros de los argentinos seguirán nominados en dólares, aunque si baja con fuerza la inflación, podrá replantear otras oportunidades de inversión y de cobertura del capital. “Hay que generar dólares suficientes, no sólo para que funcione la economía, sino también para atender la necesidad de ahorro que tengan los argentinos”, finaliza.

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