Aunque la edad parece venir aparejada a algunas dificultades e impedimentos para continuar o retomar los estudios, las especialistas en idiomas consultadas por LA GACETA coinciden en que aprenderlos puede favorecer a los adultos mayores no solo de forma intelectual, sino también mejorar la salud y el estado anímico.
Es frecuente escuchar que los adultos, después de cierta edad, presentan mayores dificultades para retener e incorporar conocimientos. Sin embargo, estudiar puede ser muy provechoso para la salud. Es que aprender idiomas es bueno para el cerebro y combate el Alzheimerse estudie a la edad que se estudie. Pero en los adultos, particularmente, hay algunos puntos extra como la pérdida del miedo o la vergüenza para ciertos temas o la mayor solvencia y estabilidad económica para afrontar nuevas actividades.
Los beneficios laborales de aprender idiomas
La Traductora Técnico-Científica en lengua inglesa, María Fe Almada (27, Lobería) asegura que “las ventajas de aprender un idioma son infinitas” y enfatiza en las relacionadas al campo laboral. Enumera una serie de ganancias que puede aportar el aprendizaje de idiomas: “Aprenderlo después de los 40 años te permite reinventarte, si estás buscando algo nuevo para hacer, si estás buscando romper esa barrera o buscando un nuevo horizonte”, incorporar una nueva lengua es la opción correcta.
Para Almada, “hablar en inglés va de la mano con ganar en dólares, porque trabajás para el extranjero” y lo ejemplifica: “Si vos a un psicólogo le agregás inglés, es un candidato perfecto para, por ejemplo, hacer análisis de dato; un escritor que sabe inglés es una persona que puede hacer copywriting; una persona que se dedicó siempre a la atención al público o a ser secretario, si sabe inglés, hoy en día es uno de los trabajos más requeridos”.
Los aspectos neurológicos de estudiar una nueva lengua
Sofía Taddei tiene 31 años y tiene a su cargo los cursos de inglés de Epam (Educación Permanente para Adultos Mayores) de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNT. A sus clases asisten cerca de 60 alumnos de entre 50 y 86 años que se preparan en todos los niveles de la lengua.
“Aprender un nuevo idioma en las personas mayores es muy rico en beneficios ya que aporta agilidad mental, al aprender y practicar algo nuevo, nuestro cerebro libera dopamina”, señala Taddei.
Explica, además, que por ello es “sumamente importante poder aprender de una manera amigable, amena y profesional” y tener en cuenta el concepto de neuroplasticidad, “que es la potencialidad del sistema nervioso de modificarse para formar conexiones nerviosas en respuesta a la información nueva, la estimulación sensorial, el desarrollo, la disfunción o el daño”.
Incorporar una lengua aportaría beneficios anímicos
Tanto la traductora como la encargada de los cursos de Epam coinciden en que es fácilmente reconocible cuando un adulto logra la autorrealización mediante el aprendizaje de un idioma. “Es increíble no solo a nivel intelectual sino a nivel anímico; yo vi a mi madre (aproximadamente 60 años, estudiante de inglés) cuando fuimos de viaje a Londres y cuando entendía algo se sentía re bien. Entonces ese también es un factor bastante importante”, comenta Almada.
Por su parte, Taddei señala que la dopamina liberada cuando se adquiere un nuevo conocimiento “es un neurotransmisor que nos da sensación de confort y felicidad y nos ayuda a motivarnos a seguir aprendiendo”.
Las especialistas también concuerdan en que, si bien es cierto que el estudio se dificulta luego de haber abandonado el ritmo del sistema educativo, el conocimiento previo y la edad no son condicionantes determinantes al momento de aprehender nueva información. “Así como uno va a levantar pesas al gimnasio para tener un bicep más tonificado, aprender idiomas es una de las mejores formas de ejercitar nuestro cerebro porque está en constante movimiento”, indica Fe Almada.