En la política partidaria, detrás de cada candidato y de cada espacio político, hay un equipo que se encarga de la visión y gestión comunitaria en nombre de los que están a la cabeza. Mal llamados “punteros políticos”, los referentes territoriales -hoy más que nunca- se mueven entre los barrios más necesitados para atenderlos y apostar por un electorado a favor.
A menos de un mes de los comicios, el objetivo de los grupos es seguir generando puestos de comunicación con el vecino y solucionar sus problemas más urgentes. “Sentimos la necesidad de la gente como si fuera nuestra”, resumió Fernando Vera.
Acompañado de Javier Escobar y de Enzo Molina, asisten a las más de 400 familias que viven en el barrio 24 de Septiembre, de avenida Roca al 2.600. Con operativos de limpieza y fumigación, realización de trámites, gestión de servicios básicos y otras cuestiones, intentan estar “constantemente cerca de la gente”.
¿Sólo electoral?
“Entendemos que la política es transformación, involucrándose podemos ayudar a la comunidad”, señaló Vera. Y advirtió que “no es una cuestión meramente electoral”, sino que desde el 2000 intentan ser “el eslabón que une al barrio y al dirigente”.
Desde entonces, comentaron que han visto crecer a niños, progresar a jóvenes y crecer económicamente a adultos. “Lo que cambió mucho es que la gente tiene con quién contar, no se sienten totalmente desamparados”, explicó el referente territorial.
En el camino, muchos de los que fueron ayudados terminaron sumándose a la iniciativa; mientras que otros continuaron manteniéndose reacios a toda la cuestión política. “Nosotros tratamos de hacerles ver que no buscamos a quienes comparten nuestra ideología. No hacemos distinciones al ayudar; la necesidad no tiene partidos políticos”, señaló Vera.
La gestión
Durante la pandemia, asistieron a numerosas familias con mercadería, barbijos y herramientas de higiene. Más recientemente, remarcaron que ayudaron a “barrios populares” a tener gas, y además, en el momento de la nota se encontraban haciendo fumigaciones.
Además, Escobar agregó que están trabajando en un próximo proyecto: la colocación de ascensores en los monoblocks para facilitar la movilidad de los adultos mayores. “La heterogeneidad del barrio es tan grande que nos lleva a tocar varias zonas donde las necesidades son distintas; y en este tiempo de campaña somos más requeridos”, apuntó.
El grupo militante señaló que el trabajo que realizan es una tarea social con el único fin de hacer algo por la comunidad. “La gente te estigmatiza, pero nosotros somos apasionados de la política; estamos en esto desde muy chicos”, señaló Vera.
Más allá de las ideologías -indicó- “hay un espacio común en donde coincidimos; que todos queremos vivir mejor”.
Asimismo, negaron la utilización de entregas de dinero como estrategia. “No usamos esa manera de capitalizar el voto, primero porque no tenemos los medios económicos y segundo porque queremos que la gente crea en nosotros. No queremos darle unos pesos para que zafen una semana y la próxima no nos vean”, fundamentó el referente.
Ejemplos
Por su parte, Molina recordó cómo fueron sus inicios en el partido. “Arrancamos con un merendero. Nosotros amasábamos el pan y nos daban 50 leches para que alcance. Seguimos a pulmón”, comentó.
Así, lo que los motivaba a seguir era la gente. “Había familias en las que su única comida era esa taza de leche que nosotros le dábamos. Lo mejor es la transformación; algunos consiguieron trabajo y ahora están mejor económicamente”, dijo.
“Sabemos de dónde venimos. Hace 20 años era imposible para nosotros pensar en obras de gas como las que estamos ejecutando, porque sólo éramos una estructura de 20 personas”, agregó Vera.
Entonces, resumieron que “el esfuerzo tiene sus frutos” y que “se puede llevar soluciones a la gente si se tiene la voluntad”. Y recordaron a su ex compañero y amigo, Darío Cabezas, que fue “el referente más fuerte del barrio” y a quien le hicieron un mural en la zona en agradecimiento por su labor.
350 familias
Otras historias son las que se encontraron en el barrio ATE, al oeste de la Capital. Allí, Tamara Aguirre encabeza el grupo que recorre las manzanas todos los días. La obra más grande que se realizó y la más valorada fue la colocación de gas natural a más de 350 familias.
“Falta mucha infraestructura. Al principio nos costó, porque los vecinos nos cerraban las puertas. Cuando vieron que era una realidad lo del gas empezaron a recibirnos”, relató.
En el barrio se detectan numerosos problemas: hay adicciones, inseguridad, pobreza y hambre. En cuanto a obras, se remarcó la falta de pavimentación y de cestos de basura, pues los desechos son tirados en un canal cercano.
Al existir tanta necesidad, la mujer contó que deben analizar cuáles son las más urgentes para tratar de atender a todos. La retribución afectiva de parte de los beneficiarios -señaló-, es el mejor regalo. “Los vecinos son muy cariñosos y agradecidos. Ellos ven como que es mucho lo que se les da, pero en realidad es su derecho”, manifestó Aguirre.
Entre otros trabajos, enumeró: “hicimos fumigación, corte de pasto, entrega de mercaderías, tenemos adoquines en una parte y también queremos gestionar la construcción de un cordón cuneta en seis manzanas”.
La mujer consideró que lo que se ve en un recorrido territorial no puede ser reemplazado por ningún trabajo “de oficina”. “Si no lo vivís, si no salís a caminar y conversás con el vecino, no ves lo que pasa realmente y las necesidades que tienen las personas”, opinó.
En este sentido, señaló que supieron ganarse el cariño y la confianza del grupo vecinal. En las 26 manzanas que tiene el barrio ATE, hay algunos indecisos, otros opuestos y otros que acompañan, pero la ayuda “es para todos”. “Los hacemos conocer, que sepan quién es la persona que está gestionando y trayendo soluciones. Sin embargo, el voto lo deciden ellos”, aseguró, la mujer que hace más de 10 años enfoca su labor en cuestiones sociales y políticas.
“No tenía para comer”
Sentados en la vereda, compartiendo un mate con Aguirre, algunos vecinos compartieron a LA GACETA sus historias.
“Estaba sin trabajo y cada vez que no tenía para comer me daban mercadería. Estaba muy mal económicamente y me faltaban muchas cosas”, contó Blanca Chávez, emocionada hasta las lágrimas.
“Me ayudaron a entrar a trabajar para que pueda tener algo para mi hijo. Todo lo que se está haciendo en el barrio, nunca se hizo”, agregó.
Además, valoró la predisposición del grupo de “siempre estar al pendiente” de las necesidades de cada familia.
En tanto, Carlos Ávila, que vive hace 35 años en el barrio ATE, remarcó: “nunca hemos tenido nada. Estoy muy contento porque ahora tenemos gas, y es para toda la vida”.
Gabriela Collante, por su parte, se mostró agradecida porque el equipo ayudó a que su esposo y su hermano puedan viajar a Catamarca a jugar a la pelota con su club. También agradecemos los adoquines que se pusieron, que sirvieron mucho para el barrio. Y el gas, que muchos de mis vecinos tenían y nosotros no, por la situación económica”, mencionó.
En el caso de Paola López, por medio de los referentes territoriales, un político le consiguió una cocina para que pueda avanzar en su trabajo. “Yo me dedico a vender comida y siempre teníamos problemas con la garrafa. Al tener gas, cambió mucho la manera de manejarme y me permitió salir adelante”, expresó.
“Somos muy agradecidos de la gente que se hace presente en el barrio y cumple con lo que promete”, cerró, conmovida.
(Producción periodística: Bárbara Nieva)