“Sin hábitos democráticos, las instituciones no van a andar nunca bien”

“Sin hábitos democráticos, las instituciones no van a andar nunca bien”

La Fundación Bunge y Born trajo a la Argentina un proyecto alemán que busca generar conversación entre aquellas personas que buscan diferentes. Por qué el diálogo esimportante para sostener las instituciones democráticas.

“Hay experimentos que muestran que cuando la gente conversa solamente con los que piensan igual, sus opiniones se vuelven más extremas y homogéneas. Pero, para tener una democracia saludable, ¿no necesitamos que los que piensan distinto logren conversaciones amplias, honestas y profundas? Esto no es lo que está pasando. Cada discusión, cada desacuerdo, cada conversación, parece una batalla entre el bien y el mal. Nuestras opiniones, en vez de ser provisorias, puentes para comunicarnos con otros, son inamovibles, una zanja que cavamos y que separa a los que están de nuestro lado de los otros. El diálogo desaparece, el acuerdo es imposible, y el mundo se fragmenta en una combinación explosiva de agresión y desconfianza”, reflexionó Guadalupe Nogués, científica y docente quien brindó, en 2018, una charla Ted que ya tiene más de dos millones y medio de reproducciones en YouTube: “Cómo hablar con otros que piensan diferente”.

Conversar es un ejercicio que fortalece la cultura democrática. Hábitos como participar, informarse, escuchar, reflexionar y conversar; por parte de la ciudadanía, hacen a un mejor funcionamiento de las instituciones políticas. Con ese espíritu la Fundación Bunge y Born trajo a la Argentina “Mi País Conversa Argentina”, un proyecto que nació en Alemania y ya transitó por 30 países bajo el nombre original “My Country Talks”.

“Es la primera versión local de una movida global. Argentina será el primer país de Latinoamérica y en español en traer la propuesta”, explicó a LA GACETA Iván Petrella, director de cultura humanidades e industrias creativas de Fundación Bunge y Born. “Lo que sucede en Argentina es un tema de preocupación global y local. Muchas de las democracias en el mundo están sufriendo un retroceso democrático: por un lado la polarización –a la que nosotros llamamos grieta pero que es la incapacidad de escuchar y dialogar con quienes piensan diferente-. Y, por otro lado, la peor o más grave: la resignación ciudadana. La resignación es la idea de que nada puede cambiar, que hace décadas que todo sigue igual y que no hay nada que podamos hacer. Hay estudios que indican que hace 10 años cayó el nivel de aprobación de la democracia, algo preocupante”, recalcó.

Tratar de entender al otro

El proyecto de “Mi País Conversa” implica participación y compromiso. Las personas van a tener que ingresar a una plataforma, responder algunas preguntas y, luego, esperar a que el sistema “haga la magia” y lo conecte con alguien que haya respondido completamente lo opuesto. Ahí, ya dependerá de cada uno, coordinar una conversación para tratar de entender al otro que puede ser un vecino de tu mismo barrio. El objetivo de este ejercicio ciudadano es no encarar la conversación tratando de convencer al otro. “El desafío es hablar con personas que piensan distinto, minimizando la grieta en cuanto a la visión que cada uno tiene del mundo”.

Según explicó Petrella, hay dos tipos de polarización: la ideológica y la afectiva. “La ideológica tiene que ver con las ideas que tenés y es poco probable que eso se modifique en una conversación de 30 minutos. Es difícil que lo convenzas de que está equivocado o que vos mismo cambies tus ideas. El objetivo de esto es tratar de entender por qué la otra persona piensa lo que piensa, cuál es su visión del mundo y de dónde viene. Y, entender, que quien piensa diferente a vos no es un inmoral o un monstruo”. En Estados Unidos están los demócratas y republicanos, dos posturas ideológicas que convivían bastante bien hasta hace unos años. “Hoy hay un hecho que llama la atención y es que las familias que poseen una ideología no quieren que sus hijos, por ejemplo, se relacionen con alguien de otra ideología. Esto es la polarización afectiva y está comprometiendo a las comunidades. Eso es lo que se busca mitigar con el proyecto”, expresó el director de cultura de la Fundación Bunge y Born.

Los hábitos se construyen

“My Country talks” nació en 2017, en Alemania, y fue un suceso que se volvió a repetir hasta que se transformó en plataforma y comenzó a recorrer el mundo buscando generar efectos positivos en la población a través de los diálogos que se generaban.

La falta de diálogo, o mejor dicho, de tolerancia a los pensamientos diferentes, caló hondo en las sociedades actuales. “Cuando uno piensa en ‘la democracia’ se nos representa el Poder Ejecutivo o el Congreso y en realidad, la democracia, es mucho más que las instituciones”, explicó Petrella y describió: “la cultura democrática, son los hábitos, conductas y las costumbres que encarnamos como ciudadanos. Sin hábitos democráticos, las instituciones no van a andar bien. Esos hábitos se construyen e incluyen informarse, participar, la capacidad de escuchar a otros, dialogar respetuosamente con gente que piensa distinto. No nacemos con esas habilidades. Eso se aprende. La cultura democrática es un músculo y este proyecto es su ejercicio”.

Paso a paso, cómo participar:

2. Responder 5 preguntas con un “sí” o un “no”. También hay algunas preguntas sobre qué te gusta hacer en tu tiempo libre.

3. El sistema envía un código para verificar tu participación.

4. Unos días después te enviarán un correo con tu “match” (alguien que piense lo contrario a vos) y su correo de contacto. Allí ya, por fuera de la plataforma, pueden pautar una conversación.

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