“El relevamiento sobre 71 localidades representativas por su área cultivada y patrón ambiental-productivo incluyó gran parte de la superficie cultivada con caña de azúcar para la presente campaña”, dijo Arturo Felipe, del Grupo Caña de Azúcar del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Famaillá.
“Se observa, como en años anteriores, una fuerte heterogeneidad en el desarrollo de los cañaverales, asociada a razones climáticas y de manejo, principalmente, combinado con la edad del cañaveral”, añadió. Y precisó que acaso la textura del suelo y la retención de agua marcaron diferencias en el desarrollo del cultivo, observándose estas incluso dentro de un mismo lote. También, en varios casos, las socas de mayor edad presentaron altibajos muy marcados en su desarrollo.
“El déficit hídrico -de 228 mm a 306 mm entre distintas localidades del área cañera- muestra que el volumen de lluvia fue inferior a lo normal en el período que va de agosto del año pasado a marzo de este año, con un promedio general de 300 mm de déficit. Además, la presente campaña de crecimiento estuvo marcada por las altas temperaturas; en especial, durante febrero, cuando se dio una ola de calor prolongada, sin caída de precipitaciones, y con evapotranspiración potencial (EP) muy elevada, lo que agravó la situación de falta de agua”, puntualizó.
Explicó que todo esto condicionó fuertemente el inicio del crecimiento del cultivo, provocando un fuerte estrés durante todo el período de gran crecimiento. Esta situación se encuentra muy marcada en sectores del noreste y este de la provincia, en especial en los departamentos Burruyacú, Cruz Alta, La Cocha, Graneros y parte de Leales.
Por otra parte, la heterogeneidad en el desarrollo sigue relacionada con la forma aleatoria de las precipitaciones y con el envejecimiento del cañaveral; las socas de mayor edad (cuatro años o más) no expresan el mejor potencial productivo más allá de un adecuado manejo y una buena oferta ambiental.
“Se destacan los lotes o zonas con riego, que presentan un desarrollo más o menos normal para la época y mayor homogeneidad dentro del cañaveral; aunque, bajo esta condición, también se observó un retraso de crecimiento.
La distribución varietal para este año en particular jugó un rol preponderante, ya que en todos los casos hubo una significativa diferencia entre LCP 85-384 y el resto de las variedades utilizadas, siendo la primera la más afectada por las condiciones agrometeorológicas descriptas durante la etapa de gran crecimiento.
Considerando que la edad del cañaveral influye en las campañas que se presentan con limitaciones, particularmente este año, las cañas plantas no se destacan por sobre las socas jóvenes y, en las zonas con muy marcado retraso en el desarrollo, se expresan fuertemente las limitaciones ambientales. Este informe, diferenciado geográficamente, pretende arribar a una estimación cualitativa y de potencial de producción para la zafra cañera 2023, que sirva como criterio para la toma de decisiones al momento de organizar la cosecha.
Se visualiza una tendencia y un retraso muy marcado en el desarrollo de los cañaverales para la época del año. En muchos casos ese atraso fue severo, con lotes que presentaban una buena población de tallos, pero su crecimiento se vio comprometido.