El Aedes aegypti, el mosquito transmisor del dengue, tiene actividad diurna. Esto significa que realiza sus actividades, como alimentarse y poner huevos, durante el día. Sin embargo, hubo nuevos hallazgos en relación a su comportamiento durante la noche.
El biólogo Manuel Espinosa explicó que muestra mayor actividad cuando empieza a salir el sol hasta antes del mediodía, es decir desde las 6 hasta las 11. Luego no desaparece sino que permanece con menor actividad hasta que llegan las horas de la tarde. Al atardecer, el mosquito cobra nuevamente impulso entre las 18 y las 20 o 21. A medida que anochece, empieza su momento de reposo.
El especialista también destacó que si bien las horas diurnas son más propicias para que el mosquito pique, en los espacios cerrados, como las casas o departamentos con luces encendidas, también puede picar. Esto sucede porque “puede estar estimulado entre olores de las personas y la luz, por eso, si algún mosquito necesita alimentarse, lo hará”, agregó.
Dengue: cómo impacta la luz artificial en el mosquito Aedes aegypti
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace referencia al virus del Nilo Occidental, que pertenece a la familia de los flavivirus y se transmite a los humanos por la picadura de mosquitos infectados. A esa misma familia viral pertenece el dengue y su propagación también está relacionada con estos insectos, según cita Infobae.
En ese sentido, un reciente estudio realizado por expertos de la Universidad Estatal de Ohio, encontró que la contaminación lumínica de las ciudades puede alterar el período de inactividad de los mosquitos. De este modo podrían picar a humanos y animales durante más tiempo del normal.
Los insectos que portan el virus del Nilo Occidental son los Culex, Aedes -el mismo que el dengue-, Ochlerotatus, y Psorophora.
En general, estas especies entran en una etapa llamada diapausa, en la que se refugian en cuevas y en alcantarillas cuando se acerca el inverno y los días son más cortos. No obstante, según lo que hallaron los investigadores, la contaminación lumínica urbana puede interrumpir este período, ya que produce una especie de engaño en el ritmo circadiano de los mosquitos.
Cabe recordar que el ritmo circadiano tiene que ver con los procesos naturales del organismo que responden a la luz y a la oscuridad del entorno.
En ese contexto, Matthew Wolkoff, uno de los autores de la investigación, analizó en un comunicado de prensa: “Este hallazgo podría ser malo para los humanos y animales a corto plazo porque los mosquitos podrían picarnos más tiempo en la temporada”.
Otros investigadores sumaron: “La luz artificial nocturna de las ciudades aumenta la actividad principalmente de los insectos diurnos, incluidas las avispas endoparasitoides y el mosquito de la fiebre amarilla y el dengue Aedes aegypti, de modo que estas condiciones lumínicas hacen que los mosquitos se alimenten de sangre durante la noche”.