“No sé cómo puede estar presente la prensa en este juicio, si ellos interrumpen todos los procesos. Ellos son los culpables de que yo esté aquí hoy”, sostuvo Luis Carlos Valdez, el acusado del crimen de Manuel Mohamed (79 años). La hija de la víctima, Guadalupe Mohamed, de alguna manera le resolvió a Valdez ese interrogante cuando pasó a declarar: “mi padre fue una persona honesta y pulcra, nunca fue denunciado ni tuvo problemas con nadie”; esa aclaración puede haber tenido que ver con los dichos que el acusado había esparcido en un programa de televisión y que -sin que Guadalupe oyera- reiteró ante el tribunal integrado por Elizabeth Raddi, Facundo Maggio y Soledad Hernández.
Mohamed fue asesinado de un golpe en la cabeza el pasado 8 de julio. Cinco días después su cuerpo fue encontrado desfigurado por la acción de la fauna en inmediaciones del río Tapia. Ese mismo día Valdez, que ya estaba en la mira de la Policía, salió al aire en un programa, negando el hecho y diciendo que se entregaría cuando se recuperara del coronavirus. Lo arrestaron una hora después por pedido del fiscal de feria Ernesto Salas López. Por solicitud de la defensora Marta Toledo, esa entrevista no se incorporó como prueba, pero fue mencionada en varias ocasiones, no sólo por el acusado sino también por la auxiliar Luz Becerra, de la fiscalía de Homicidios II (a cargo de Carlos Sale) y por la abogada querellante Iliana Battaglia.
“Lo dejé vivo”
Según la versión de Valdez, quien es empleado de seguridad privada, él conoció a Mohamed en un grupo de Facebook de parejas. Dijo que salió con la víctima cuatro o cinco veces, eventualmente sólo para relacionarse pero otras veces también porque Manuel lo habría contratado como custodio. Dijo que la noche del hecho fue una de esas veces en la que lo acompañó por seguridad. “Él estaba enojado con alguien, porque vivía teniendo problemas: la gente le gritaba todo tipo de cosas así. Recuerdo que días antes vi cómo una señora le pegaba carterazos en la calle”, señaló el imputado.
Según su teoría, esa noche pasó de todo. Sin entrar en las situaciones sexuales que mencionó, contó que fueron hasta un barrio de Tafí Viejo para cobrarle a una persona, pero no la encontraron. Eso -dijo- enojó a la víctima. Valdez luego declaró que fueron hasta el río Tapia para un encuentro íntimo. “Bajamos y había velas de colores prendidas; sospecho que Manuel quería hacerme una brujería... En ese momento sacó una navaja y me empezó a cortar en la pierna, pero como tengo una discapacidad en la mano no le pude quitar el arma, por eso agarré una piedra y se la tiré a la cara”, relató.
Luego aclaró: “lo dejé vivo, se enojó y se fue a lavar la cara. Después se calmó, pero me quería dejar a pie; le dije que me volvía en su auto y que se lo dejaba con la llave puesta frente al complejo Muñoz. Él murió por un golpe en la cabeza, no en la cara; no sé quién lo mató, había otras personas”.
Valdez luego culpó a los medios, a los peritos y a sus ex defensores -dijo que le borraron pruebas- por su detención.
Teoría del robo
“Mi papá fue una padrazo, fuimos privilegiados de tenerlo a él y a mi mamá hasta esta edad. Él estaba enfermo, creíamos que iba a morir en nuestros brazos pero en un acto macabro terminamos viendo el cuerpo de mi padre comido por las alimañas, irreconocible”, contó Guadalupe Mohamed, que sostiene que se aprovecharon de la ingenuidad de su padre y que lo asesinaron en ese lugar desolado para despojarlo de sus cosas. “El asesino, que seguramente es quien está aquí hoy imputado, salió en los medios mancillando el nombre de mi padre y humillando a mi familia. Mi padre fue un hombre honesto y pulcro, jamás lo acusaron de nada”, concluyó.
La Fiscalía y la querella piden 20 años de prisión para Valdez como presunto autor de homicidio simple, pero la calificación podría llegar a agravarse.
Una vileza: quisieron estafar a los hijos de la víctima
La auxiliar Luz Becerra reveló lo que luego confirmó Guadalupe Mohamed. “No saben lo que es buscar a un desaparecido, es algo desesperante. La persona que más querés no vuelve a casa y las horas pasan”, contó. “En esos días nos llamaron diciendo que tenían secuestrado a mi papá y que les transfiriéramos plata para el rescate. Nos pasaron una foto mal editada y descubrimos la farsa”, agregó. Por otro lado, también valoró que otras personas llamaron para avisarle dónde habían encontrado el auto de su padre.