Los datos que ayer difundió el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) confirman, por un lado, que no hay control de precios ni acuerdos sectoriales que detenga el ritmo de la inflación; por el otro, que la guerra contra la inflación, declarada hace poco más de un año por el presidente Alberto Fernández ha sido perdida, a ocho meses del recambio institucional.
Si bien el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo ha sido impulsado por el rubro Educación (26% en la provincia y 29,1% a nivel país), debido a los reajustes en las matrículas escolares y en las cuotas de los colegios privados, en el primer trimestre el capítulo Alimentos y Bebidas no Alcohólicas se mantuvo por encima del índice general (28,6% versus 22,2% en el caso puntual de Tucumán y 28,2% contra 21,7% del promedio nacional medido por el Indec). Este dato es preocupante porque, al cierre del primer semestre, implicará que más argentinos estarán bajo la pobreza, ya que esa velocidad de los precios no va de la mano con los incrementos en los salarios.
La inflación nacional ha sido más elevada de los pronósticos de las consultoras y analistas de mercado que, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, esperaban una tasa del 7%. Según el reporte semanal de GMA Capital, “el guionista que escribe la historia de la coyuntura argentina fue aún más cruel: el costo de vida de marzo fue el mayor incremento mensual desde la salida de la convertibilidad, detrás del pico de 10,4% en abril de 2002, es decir, el más alto en 251 meses”. También superó con creces al guarismo de julio de 2022 (7,4%), que había marcado ya un récord en medio de la salida del entonces ministro de Economía Martín Guzmán. Comparando contra el índice de marzo del año pasado, la inflación interanual ascendió a 104,3%.
Con este resultado, en los primeros tres meses del año la nominalidad acumulada trepó a 21,7%, que en términos anualizados representa una inflación de 119%, muy por encima de 16,1% acumulado en el primer cuarto de 2022. “En perspectiva, el dato de inflación de marzo es pavoroso. Y no solo por los valores absolutos y el innegable impacto sobre la pobreza. Sino que es impactante convivir con una nominalidad incluso peor a la que suele venir luego de un shock cambiario, sin que efectivamente una devaluación haya ocurrido”, explica GMA Capital.
Luego de que el Indec difundiera el informe de marzo, la portavoz presidencial Gabriela Cerruti indicó que esa inflación responde al “peor momento del impacto de la guerra” en Ucrania en los precios internacionales y a la sequía que azota al país. “Nos duele, nos ocupa, cómo afecta la vida cotidiana y a cada familia”, expresó. Además, señaló que el Gobierno redobla esfuerzos en la tarea y prometió una reducción del índice para los próximos meses.
Abril es un mes particular, a partir de la estimación que, a principios de año, había realizado el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, que pronosticó una estabilización de la inflación en torno del 3%. Los analistas creen que esa meta oficial se duplicará y que será imposible llegar a fines de año con un IPC del 60%, tal como lo estimó el Gobierno en el Presupuesto. De acuerdo con la medición de la Fundación Libertad y Progreso, la inflación de abril se colocaría en 6,1%. Este mes los bienes y servicios regulados incidirán en más de 1 punto en la suba del IPC general, debido a que se registran subas en electricidad, prepagas, colegios privados, combustibles y transporte público, indica la entidad. En efecto, a partir de hoy rige un aumento del 4% en el valor de los combustibles, tras la renovación del acuerdo entre el Gobierno y las petroleras que se extenderá hasta agosto.
Libertad y Progreso señala que, en lo que va de la gestión de Alberto Fernández, el país acumuló una inflación del 387%, por encima de la registrada en el mandado de Mauricio Macri (295%) y de Cristina Fernández de Kirchner (122% en el primer mandato y 177% en el segundo período de gestión). “Hasta que no se lleve a cabo una reforma profunda de la política monetaria, que genere un shock de confianza, las expectativas no van a cambiar y la dinámica de la inflación no quebrará su tendencia alcista”, advirtió el economista Lautaro Moschet.