Llegó abril con las lluvias que todos esperaban desde el mismo inicio de la campaña gruesa y durante esta. Pero la incidencia del año “Niña” complicó todo; y la falta de agua fue una constante durante todo el ciclo productivo de granos estivales.
Los resultados están a la vista. Y los pocos productores que pudieron trillar muestran que los menguados y escasos rendimientos que se están logrando soportaron el fuerte peso de la falta de humedad en los suelos.
Las lluvias que se están dando en este mes llegaron tarde para la campaña gruesa. Pero como dicen los productores, el campo siempre da revanchas. Y estos esperan que estas precipitaciones sirvan para que se acumule agua para la siembra invernal, que está a las puertas de iniciar, ni bien los lotes de soja y poroto se vayan desocupando.
Mientras las lluvias otoñales lo permitan y las trilladoras puedan avanzar sacando los granos, los productores analizan la posibilidad de sembrar trigo o garbanzo, para ver de qué forma pueden tener suerte y recuperar algo del magro año que está pasando con la actual campaña gruesa.
Seguramente durante este mes, y a medida de que los lotes estén en condiciones, los productores analizarán muchos aspectos para decidir sobre la siembra de cultivos invernales. Como primera medida, tendrán en cuenta que los suelos que venían de la soja o del poroto hayan sido liberados a tiempo, para aprovechar el contenido de humedad que tendrán al momento de la siembra.
Si tienen necesidad de mantener limpios y bien conservados los campos y si existen perspectivas de buenos negocios con los cultivos invernales, los productores saben perfectamente que una vez liberados los suelos de los cultivos de verano -si las condiciones climáticas y de humedad del suelo son las adecuadas- seguramente sembrarán lo que crean más conveniente para sus campos y sus bolsillos.
Vale comentar que, debido a que las condiciones climáticas para el cultivo de granos rozan lo marginal si la comparamos con la Pampa Húmeda, en el NOA generalmente se siembran los cultivos invernales con la mirada puesta hacia el futuro de la próxima gruesa. Y en muchos casos el productor utiliza los cultivos de servicio (CS).
Los productores en la provincia buscan siempre sembrar trigo o garbanzo en el invierno, como alternativa que pueda ayudar a sus finanzas -sobre todo en este año, que seguramente resultará “inolvidable” debido a los efectos de la sequía-, pero también para que los suelos estén protegidos de las inclemencias climáticas que se dan durante el otoño y el invierno. Desde hace un tiempo muchos técnicos indican que los CS evaluados por ellos empiezan a afianzarse en la región, debido a los beneficios que generan en los suelos durante la estación más fría.
En la próxima siembra invernal seguro habrá escollos que deberán sortear con la financiación que, lógicamente, este año será primordial. Entre otros, tener la calidad y cantidad de semilla para hacer el mejor cultivo posible.
Igualmente -como se dijo un poco más arriba- no se debe olvidar de los efectos positivos que también tienen los CS a la hora de decidir que sembrar.
En numerosas ocasiones, técnicos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) difundieron muy buenos avances sobre ensayos e investigaciones en los CS, en un contexto de cambio de paradigma del sistema productivo, que busca tratar de reducir el uso de agroquímicos en los suelos, siguiendo los preceptos de conservar el ambiente.
Además con las diferentes especies que se siembran como CS, tanto en gramíneas como leguminosas, se tiene como segundo objetivo importante generar cobertura en el suelo y brindar mayor cantidad de materia orgánica en un futuro.
Otro aspecto clave es que al tener cubierto un suelo que viene de un cultivo de verano -y que, generalmente, tiene humedad y un gran banco de semillas- se logra un control de malezas, además de la provisión de nutrientes o de la regulación de las napas.
En estos tiempos que vive el país y el mundo, producir alimentos resulta primordial. Y bienvenido sea si en el sistema productivo se usan herramientas que ayuden a producir amigablemente con el ambiente, cuidando sobremanera el recurso suelo.
Por suerte el productor conoce y va sabiendo, sobre todos después de años duros como este, que se debe producir de manera sustentable.
Resulta muy importante que el productor no se olvide nunca de la complejidad del ambiente en el cual trabaja, y que sus acciones tienen impacto real sobre la calidad de vida de los ambientes.
Lo bueno es que el productor dispone de las herramientas técnicas para llevar adelante este tipo de cultivo durante el invierno, que son aconsejadas por instituciones técnicas que trabajan en la región y que tanto conocen de estos temas productivos.