“Surgió un tema de la plata mientras hablábamos. Él me reclamaba que yo tenía que devolverle su parte y yo le dije que el cliente nos había estafado, que ese era un riesgo del negocio. En ese momento me gritó ‘¡sos un hijo de puta!’”, señaló Lucas Gordillo, el acusado que confesó la autoría del crimen de su socio, Pablo Maximiliano Mariotti. Ambos habían comenzado una sociedad como prestamistas un par de meses antes del hecho, ocurrido el 5 de febrero de 2020.
Las palabras que vinieron luego fueron las más fuertes. “Nos levantamos de la mesa y le tiré un manotazo, él me devolvió una piña y yo me le abalancé. Caímos los dos al suelo y ahí yo manoteé un cable que había en el piso y lo empecé a ahorcar. Lo seguí estrangulando hasta que dejó de defenderse”, describió el acusado, que por pedido del juez Luis Morales Lezica intentó graficar la escena para el tribunal que el magistrado integra junto a sus pares, Fernanda Bähler y Wendy Kassar.
Un objetivo
Quizás habrá sido porque se vio acorralado por las pruebas en su contra, pero Gordillo en su confesión intentó quitarles responsabilidades a sus amigos y a su ex pareja, quienes hasta el lunes estaban imputados como coautores del hecho. En parte lo consiguió, porque la fiscala de Cámara, Marta Jerez, tras escuchar esta nueva versión y compararla con las declaraciones de los demás imputados y con las pruebas que se cosecharon en la pesquisa, debió presentar una imputación alternativa en la cual Rolando Jesús Morán y los rondines José Miguel Escudero y Ramón Osvaldo Manrique pasaron de ser considerados coautores a ser reprochados por el delito de encubrimiento. Jerez detalló que si bien los mencionados pudieron plantear coartadas acerca de que estuvieron en otra parte el día del crimen, nada explicaron sobre lo que hicieron luego. “Hay cámaras de seguridad que captan a los imputados ayudando a los autores del crimen. Sabían del crimen y no fueron a denunciarlo. Morán aparece con una pala en la mano, haciendo ademanes de cavar; Escudero ayudó a deshacerse de la moto de Mariotti y junto a Manrique fueron borrando algunas pruebas”, argumentó la fiscala. De prosperar esta acusación, Escudero, Manrique y Morán serían condenados a una pena no mayor a los 10 años.
Sin embargo, la representante del Ministerio Público no creyó del todo en los dichos de Gordillo. Queda la duda de si el confeso autor pudo asesinar solo a la víctima, que tenía una condición física similar a él. La investigación ubica también en el lugar del hecho al imputado Alexis Yamil Salis. Durante el proceso Gordillo responsabilizó a Salis y Salis responsabilizó a Gordillo por el crimen. Esta vez, durante la confesión, el socio de la víctima sostuvo que su amigo llegó luego del hecho y que sólo lo ayudó a deshacerse del cuerpo (planteó que fue otro encubridor). Valorando las pruebas que tiene en su poder, Jerez no creyó eso último y sostuvo que ambos serían coatores del homicidio criminis causae, cuya expectativa de pena es la prisión perpetua. La otra duda que surge es por qué Gordillo eligió confesar el primer día del juicio, cuando se abstuvo de declarar.
Por último, hasta el momento no se planteó si se reformulará la acusación o no de Solange Manzaraz Beltramino, la ex pareja de Gordillo. Esa incertidumbre podría significar que hay una posibilidad de que la joven quede absuelta por la duda. Se trata de la única imputada que no habría estado en el lugar del crimen, pero la fiscala de instrucción Mariana Rivadeneira consideró que había elementos para sospechar que tuvo alguna participación en la organización del hecho, por eso pidió que también sea juzgada.
“Gordillo además explica el contexto en el que él se encontraba y cómo esta situación llega a ese fin. Los propios amigos de Mariotti contaron que la víctima buscaba a Gordillo para que le pagara”, indicó el defensor Macario Santamarina. Ayer el profesional pidió que se leyera en detalle las pruebas, por lo que los alegatos se postergaron para hoy.