Rugby femenino: Tucumán y el desafío de recuperar el impulso

Rugby femenino: Tucumán y el desafío de recuperar el impulso

Tras una década de crecimiento, el número de jugadoras fichadas cayó significativamente tanto en Mayores como en Juveniles

EN ACCIÓN. Durante abril se jugará el Torneo Iniciación, apertura de un calendario en el que los equipos tucumanos intentarán volver a cobrar protagonismo a nivel nacional, pasando primero por el Regional. EN ACCIÓN. Durante abril se jugará el Torneo Iniciación, apertura de un calendario en el que los equipos tucumanos intentarán volver a cobrar protagonismo a nivel nacional, pasando primero por el Regional. La Gaceta / fotos de Tere Pasquero

En términos de población de jugadoras, el rugby femenino en Argentina creció anualmente a tasas chinas a lo largo de la década pasada. Si bien ya había chicas jugando desde antes (incluso desde mediados de los 90), la disciplina cobró un impulso explosivo durante ese lapso, pasando de unas 150 en todo el país en 2010 a más de 6.000 en 2019, de acuerdo al último relevamiento oficial realizado por la Unión Argentina de Rugby. Y eso sólo contando las fichadas; a ellas se agregaban las jugadoras de clubes emergentes y con el tiempo también fueron sumándose infantiles, por lo que la cifra real era bastante superior. Tucumán, una de las provincias pioneras en la rama femenina, fue protagonista dentro de ese proceso, llegando a ser la principal fuente de talento para los seleccionados argentinos. Sin embargo, ese impulso ha perdido fuerza en el último tiempo, en buena parte a causa de la pandemia: sin una base firme dentro de sus clubes, muchos equipos femeninos se vieron muy diezmados en su regreso a la actividad en 2021, quedando algunos al borde de la desaparición. Con mucho esfuerzo, muchos lograron recuperarse, pero otros no pudieron. Y aunque en rugby tucumano masculino también viene sufriendo problemas de deserción, en el femenino es más acentuado. Actualmente, en el Bduar (la base de datos de la UAR) figuran 290 rugbistas tucumanas entre mayores y juveniles, lo que implica una caída de casi el 50% en el número de fichadas con respecto a 2022.

“Sin dudas la pandemia tuvo mucho que ver”, admite Gladys Agüero, quien a principios de año asumió la presidencia de la Subcomisión de Rugby Femenino de la URT. “La falta de contacto con las compañeras y con el club fue “durmiendo” el entusiasmo de muchas chicas. Y algunas se terminaron inclinando hacia otras disciplinas que se podían practicar de manera individual. En mi club, Corsarios, hubo jugadoras que dejaron por eso. Y a muchas les costó volver”, reconoce Gladys, preocupada por la situación de algunos clubes, que por falta de chicas no están actualmente en condiciones de competir.

No obstante, admite que en la realidad hay más jugadoras de las que registra el Bduar (la base de datos de la UAR). “Cuando estás en la cancha, te das cuenta de que el número en realidad no bajó a la mitad. Simplemente, hay muchas jugadoras que no están fichadas. Y así nos estamos mintiendo a nosotros mismos. De todas maneras, también es cierto que la economía es un factor importante. La situación es cada vez más difícil. Los $7.400 que deben pagar las mayores y los $5.000 de las juveniles se pagan en dos cuotas y puede no parecer mucho, pero sí lo es para las de menos recursos”, advierte.

Entre 2012 y 2021, Tucumán ganó cinco títulos en el Nacional de Clubes de Mayores (cuatro de Cardenales y una de Aguará Guazú) y los seleccionados “naranjas” se consagraron tres veces campeones argentinos (dos en Mayores y uno en Juveniles). Tucumán también tuvo constante presencia en los seleccionados argentinos, siendo en muchas ocasiones la provincia que más jugadoras aportó. Sin embargo, ese poderío se vio afectado no sólo por la pandemia y la crisis económica (problemas que también sufrieron las demás uniones), sino también por otras cuestiones que vienen desde antes, como ser falta de respaldo en algunos casos, de difusión en otros, y de constantes discusiones entre clubes generadas por la tendencia de buscar el beneficio propio antes que el crecimiento conjunto. Para completar la fórmula del desaprovechamiento, está la negativa sistemática de los clubes de mayor historia y estructura a aceptar el rugby femenino, al que siguen viendo como una herejía.

En el Torneo Iniciación que comenzó el 1 de abril, el formato establecido para la competencia es de ten a side (10 jugadoras por equipo), en concordancia con la intención de la UAR de instalar el rugby de 12 y de 15 jugadoras en 2024. Sin embargo, sólo tres clubes (Alberdi Rugby, Aguará Guazú y Cardenales) tienen por ahora cantidad suficiente para jugar en modalidad ten; el resto debe seguir haciéndolo en seven (7). Por eso, el principal desafío del rugby tucumano hoy no pasa tanto por volver a cosechar éxitos nacionales, sino más bien por tratar de volver a las bases y recuperar el impulso que tenía hasta hace algunos años.

Sin embargo, hay motivos para tener esperanza. Gladys remarca que cada vez hay más jugadoras infantiles: “hay muchos padres que están llevando a las nenas a jugar en todos los clubes. Podemos decir que hay un semillero, y eso es muy importante para el futuro”.

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