Un camino de ripio a la vera del carril oeste de la autopista de la ruta 9. Tres enormes carteles de propaganda oficial que destacan logros de gestión. Y un monte de yuyales, arbustos y árboles que se extiende a lo largo de 17 hectáreas. A seis años de su anuncio y con una inversión cercana a los $ 250 millones -entre los diseños arquitectónicos y el terreno-, el Centro Cívico pensado para albergar las oficinas de la Casa de Gobierno todavía está lejos de ser un hecho.
Al poco tiempo de haber comenzado su primer mandato, el gobernador, Juan Manzur, comenzó a gestar la idea de “mudar” la sede del Poder Ejecutivo. El 1 de marzo de 2017, en su segundo discurso de apertura de sesiones ante la Legislatura, aseveró ante los representantes del pueblo que el objetivo de este plan apunta a conseguir “una mejor organización de la administración estatal”.
“Deseo compartir con ustedes un sueño que hemos comenzado a dar forma -afirmó Manzur a los legisladores-. Es el vinculado a la construcción de un Centro Cívico de la Provincia que organice la dispersión edilicia de nuestra administración”, describió.
Salto de calidad
El gobernador consideró entonces que, a un siglo de la inauguración de la icónica sede de 25 de Mayo y San Martín, era el “momento propicio para dar lugar a este salto de calidad administrativa y valorización de nuestro patrimonio cultural”. Y contó, con entusiasmo, que el célebre arquitecto tucumano César Pelli -autor de diseños reconocidos a nivel mundial, como las Torres Petronas, de Malasia, y el rascacielos One Canada Square, de Londres- había aceptado “encarar el proyecto”, y que ya estaban “dando forma” al convenio.
Manzur logró acordar casi de inmediato los términos del acuerdo con el reconocido graduado de la Facultad de Arquitectura de la UNT, que estaba radicado en EEUU (falleció en 2019, a los 92 años). El 5 de julio de 2017, el mandatario encabezó desde la Casa de Gobierno un acto por videollamada con el propio Pelli para firmar el contrato relacionado al Centro Cívico. Fue el punto de partida para el proyecto.
La Legislatura le dio fuerza de ley a todo lo firmado en una sesión celebrada en diciembre de ese año. En el texto se acordaron honorarios por 2,4 millones de dólares en favor del estudio profesional, efectivizados en cuotas sujetas a las distintas etapas del trabajo. Además, la Provincia aceptó cubrir los costos de los especialistas en ingeniería estructural, iluminación, acústica, seguridad civil y contra incendios, paisajismo y otros servicios calificados como “estrictamente necesarios” para la realización de los diseños.
En el contrato también se incluyeron los plazos previstos. En total, para las etapas del plan maestro, del diseño esquemático, del anteproyecto y del proyecto se contemplaron 13 meses. Luego, se fijaron seis meses para la licitación y otros 20 para la obra en sí. La sumatoria final de los tiempos estipulados alcanzaba los tres años y tres meses.
Si bien a mediados de 2022 -cuando Manzur estaba al frente de la Jefatura de Gabinete- había trascendido que la Nación podía darle un impulso al Centro Cívico, no se formalizaron nuevos anuncios respecto a esta obra. En lo administrativo, la idea quedó frenada tras la elaboración del anteproyecto a cargo de la firma “Pelli Clarke - Pelli Canada Corp”, cuya última cuota de US$220.000 se pagó en diciembre de 2020.
El Gobierno no sólo invirtió en los diseños preliminares del Centro Cívico. Además, se llevaron adelante dos desembolsos para poder darle una locación a la nueva casa del Poder Ejecutivo.
Sólo monte
El 23 de marzo de 2017, la Legislatura aprobó el proyecto enviado por Manzur para declarar de utilidad pública y sujeto a expropiación un predio de 17,2 hectáreas situado en la localidad de Los Pocitos, departamento Tafí Viejo. En diciembre de ese año, se aprobó el pago de $ 42,38 millones -en dos partes- al propietario del inmueble, José Miguel Farías. Así, el terreno pertenece a la Provincia desde hace al menos cinco años.
No se trata de una zona residencial, por lo que escasean los vecinos en las cercanías. Para llegar se debe ingresar por la calle Génova, que es paralela a la autopista. El predio limita hacia el sur con el Club de Cazadores; hacia el este, con la ruta nacional 9; y hacia el norte, con una productora de citrus. A la distancia puede observarse una estación de servicio de Shell, en uno de los ingresos a Tafí Viejo. Pero lo que resalta en el lugar es, además de la vegetación, la cartelería con propaganda oficial.
Hay tres gigantografías en el terreno del futuro Centro Cívico. Una de ellas refiere al acceso a Trancas; la otra, a las políticas a favor de la educación; y la última al boleto gratuito para jubilados y jubiladas de Tucumán.
Cuentan en la zona que, desde la expropiación del inmueble, los cultivos de caña pasaron a convertirse en un espeso monte. Inclusive, no recuerdan haber visto operarios de alguna repartición pública trabajando en la construcción de la cerca perimetral, a pesar de que en agosto de 2018 se autorizó a la Dirección de Arquitectura y Urbanismo (DAU) a la compra de materiales por $ 800.000 para llevar adelante esa obra.
Junto al zanjón, frente a tierras donde está proyectado el Centro Cívico, sólo se escuchan los motores de autos y camiones que resuenan al pasar por la autopista y, de vez en cuando, algunos disparos que efectúan los socios del Club de Cazadores.