Lo que parecía ser un clima complicado por las dos derrotas en fila, el escaso juego del equipo, la salida de Iván Delfino y la indefinición con la contratación del nuevo entrenador se agravó esta tarde. La situación en San Martín de Tucumán se transformó en una bomba a punto de explotar.
Un grupo de barrabravas ingresó al complejo “Natalio Mirkin” para “apretar” a los jugadores, pedirles explicaciones por el mal momento y exigirles que esta tarde, contra San Martín de San Juan, consigan una victoria.
Eran las 17 y todo parecía normal en la previa del partido. El plantel estaba listo para comenzar el entrenamiento, cuando el grupo de barras apareció por el gimnasio ubicado en el primer piso del predio.
El audio de la charla (poco amistosa) se viralizó en cuestión de segundos. “¿Hay algún problema entre ustedes? ¿Alguna división en el plantel? No pueden jugar como lo vienen haciendo; se puede ganar o perder, pero tiene que haber actitud”, gritó uno de los violentos. “Están al día, tienen de todo... Nunca se les pidió nada; siempre se los apoyó. Pero ya no se los banca más; ahora ganen, si no vean qué van a hacer”, agregó otro.
Según le confiaron a LA GACETA, el encuentro duró un puñado de minutos y no hubo agresiones físicas, pero fue lo suficientemente duro para caldear más aún una situación que a esta altura es cada vez más delicada.
Los barras apuntaron contra los jugadores y contra el manager Alexis Ferrero, quien fue el único que tomó la palabra e intentó transmitir un poco de tranquilidad. “Estoy acá porque confío en que vamos a salir; confío en que va a haber un cambio y en que se revertirá esta situación. Si de esta no salimos todos juntos, primero nos hundimos nosotros. Y nosotros más que nadie queremos levantar”, intentó bajarle los decibeles a la situación el ahora entrenador interino.
Los futbolistas no emitieron ningún tipo de opinión. En silencio (algunos con la mirada clavada en el suelo), escucharon las recriminaciones de los barras y el pedido de tranquilidad y unión de Ferrero. “Ahora queremos resultados... Tienen que ganar como sea porque sino se pudre todo”, amenazó de manera enérgica uno de los más exaltados del grupo, mientras el resto intentaba tranquilizarlo.
“Fue una situación compleja, difícil, Estamos en un momento muy complicado”, explicó un empleado del complejo.
No hubo mensaje oficial y desde Bolívar y Pellegrini no salieron a aclarar lo sucedido. Tras el difícil episodio, Ferrero dirigió la práctica y decidió concentrar a todos los futbolistas disponibles.
Hoy, La Ciudadela será una olla a presión. Como si el momento no hubiese sido lo suficientemente complicado, los barras aparecieron en escena y sembraron más dudas que otra cosa.