Es una cifra curiosa: 80-80-80. Así describen los médicos del Hospital Padilla el panorama que perciben en las guardias respecto de los accidentes de tránsito. 80% son motos, 80% ocurren los fines de semana y el 80% está alcoholizado. Si bien aclaran que no son estadísticas públicas ni cifras exactas, sirven para ejemplificar el cuadro de situación con el que conviven en los centros asistenciales.
Los números oficiales no están muy alejados de la foto que describen los médicos. La Agencia Nacional de Seguridad Vial informó que en 2022 se reportaron 3.828 víctimas mortales en Argentina, pero la ONG Luchemos por la Vida aclaró que fueron 6.184, ya que incluye también a los fallecidos dentro de los 30 días siguientes al siniestro. Muchos de los que en el momento del accidente se contabilizan como heridos días más tarde fallecen.
La Agencia además reveló que en el 89,5% de los choques se deben a errores humanos. La percepción intuitiva de los profesionales de la salud tucumanos es bastante acertada. Si bien a nivel nacional las motos participan en el 40% de los accidentes (27% son autos; 10% peatones; 8% camionetas; 4% ciclistas; 3% transportes de carga; y el resto son de otro tipo o sin especificar), en Tucumán ese número se eleva al 67% y la convierte en una de las cuatro provincias con mayor porcentaje de motociclistas siniestrados. Las otras son Santiago del Estero (75%), Chaco (73%), y Formosa, con la misma cifra que Tucumán.
Esto tiene directa correlación con el déficit del transporte público (y el elevado precio del boleto comparado con las tarifas de Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo) y por eso las provincias del norte lideran el patentamiento anual de motos, con Tucumán a la cabeza, ya que se ha convertido en el transporte popular por excelencia.
Luchemos por la Vida destaca además que los motociclistas que usan casco tienen un 73% menos de mortalidad y un 85% menos de riesgo de lesiones graves. La ONG calcula que si todos los conductores de motos utilizaran cascos homologados se podrían salvar unas 2.700 vidas por año. Este cuadro adquiere más gravedad si se considera que el 34% de los muertos tienen entre 15 y 34 años, el rango etáreo que lidera la lista de fallecidos. Siguen los que tienen entre 35 y 54 años, que representan el 27% de los fallecidos, según la Agencia Nacional.
Y aquí no se incluyen a los heridos de gravedad que no mueren y a los que sufren lesiones de por vida, como daños cerebrales, pérdida de vista u oído, o mutilaciones de miembros, entre otras. Es decir, las motocicletas encabezan todas las estadísticas trágicas de siniestralidad vial y la mayoría de las víctimas son jóvenes. En Tucumán, donde además se agregan en mal estado de calles y rutas, la falta de iluminación y de señalética adecuada, deberían extremarse los controles de velocidad, respeto a las normas, uso de cascos y vehículos en condiciones para circular.
El 80-80-80 que describen los médicos es una lógica consecuencia de observar cientos de motos circular sin luces por calles y rutas, con conductores sin casco y a lo que, sobre todo los fines de semana, se agrega el consumo de alcohol. No se observa en esta provincia que exista debida preocupación por parte de las autoridades sobre este problema, que ya es una verdadera epidemia social.