Un proyecto federal protegerá el cerro San Javier del crecimiento urbano

En el Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat (Inteph) ya se pusieron manos a la obra en pos del cerro San javier, publica el Conicet en su página web. “A fines del año pasado nos comunicaron que habíamos sido seleccionados en la convocatoria de Proyectos Federales de Innovación (PFI) con nuestro proyecto. Habíamos propuesto diseñar y promocionar un circuito ecoproductivo para la interfase -que es el área de amortiguamiento, es decir, el colchón que conecta la ciudad y el cerro entre el Gran San Miguel de Tucumán y la Sierra de San Javier”, cuenta la doctora Paula Boldrini, investigadora del Inteph (UNT Conicet).

Boldrini es la coordinadora de un grupo interdisciplinario que incluye docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y del Conicet; también referentes de la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia y del INTA, y que trabajarán desde la demanda interinstitucional de municipios y comunas comprometidos con el área de Sierra San Javier (Tafí Viejo, Yerba Buena, Lules, San Pablo y Villa Nougués). El objetivo es claro: desarrollar un mecanismo interjurisdiccional capaz de ejercer control racional y efectivo sobre la expansión metropolitana hacia el piedemonte tucumano, para contrarrestar el impulso del mercado inmobiliario. La propuesta se enmarca en una convocatoria que busca contribuir a la federalización de la ciencia y de la tecnología a través de los “Proyectos Federales de Innovación 2022”, que buscan brindar soluciones a problemas sociales, productivos y ambientales concretos, de alcance municipal, provincial y regional en la República Argentina.

Control racional

El objetivo del proyecto -explica Boldrini a LA GACETA- es permitir que la naturaleza siga siendo patrimonio social de los tucumanos, a través de una transición ecológica en estas zonas de interés.

“Cuando hablamos de control racional no significa que no se pueda hacer nada en estas zonas (el cerro), sino que hay lugares que hay que preservar y en los que no se puede hacer nada más. Pero hay otros que sí pueden tener usos paralelos, como las sendas de trekking; hay espacios en los que se pueden desarrollar cultivos o producciones locales -explica-; la propuesta es la de poner un fin a esa presión inmobiliaria con lo que llamamos interfase o área de amortiguamiento. Eso es lo que amortigua el crecimiento de la ciudad y separa el inicio de los bosques; lo que se necesita es una transición ambiental y funcional que hoy no existe”.

Lo que sucede -indica- es que existen zonas (antes vírgenes) en las que hoy se suceden un sinnúmero de barrios privados o emprendimiento. Y todo eso debe ser regulado. “Lo que tenemos es una privatización de un territorio que es patrimonio ecológico, ambiental y social de los tucumanos. No es sólo para mirarlo, sino también para acceder y poder usarlo”

Para ello, el grupo propone actividades compatibles con el carácter de protección del ambiente de la Sierra, mediante estrategias de uso productivo vinculadas con la creación y el refuerzo de senderos, y la puesta en marcha de espacios destinados a la producción y a la venta de productos orgánicos.

A lo que se suma un abordaje bioclimático de las propuestas de intervención, y la extensión de circuitos de recuperación y separación de residuos sólidos urbanos, enlazando a estos esfuerzos la necesidad de trabajo de vecinos y vecinas de barrios populares de la zona. Todo ello compromete el diseño de políticas públicas que promuevan un área de amortiguamiento sostenible.

Trabajo conjunto

El área del parque Sierra San Javier implica a varios municipios, y la propuesta es que a partir de este trabajo exista entre ellos un criterio compartido sobre el uso y el cuidado de estos espacios, y que cada uno pueda “aprender de las fortalezas de los otros, para generar un desarrollo conjunto”.