Los científicos del Instituto de Biodiversidad Neotropical (IBN, Conicet-UNT) trabajan desde hace tiempo en la investigación de organismos acuáticos en ríos y arroyos de Argentina. En marco del Día Mundial del Agua, recientemente el Conicet presentó un informe sobre las investigaciones del IBN e hizo especial hincapié en una: el Índice Biótico de las Yungas (llamado IBY-4), que permite determinar la calidad del agua, reconociendo la presencia de cuatro grupos de insectos macroinvertebrados.
Si bien existen muchas formas de hacer estas mediciones sobre la calidad del agua con los bioindicadores, los investigadores Daniel Dos Santos, Carlos Molineri, Celina Reynaga y Carola Basualdo se plantearon el desafío de obtener un índice específico para la región del NOA, con el plus de que fuera fácil implementar y también de transferir a la sociedad, de tal forma que cualquier persona con un mínimo entrenamiento pueda reconocer el estado de calidad ecológica de los arroyos cercanos a sus hogares.
Así nació el IBY-4. Los insectos miden más o menos 5 milímetros y son fáciles de encontrar. Si el agua es “buena”, están sumergidos y bajo las piedras, o se los puede sacar pasando una red o un colador de mano. “Se llaman plecópteros, tricópteros, élmidos y megalópteros; son organismos sensibles a las alteraciones del ecosistema y van desapareciendo a medida que la calidad del hábitat empeora -explica Reynaga-. Si los ríos se encuentran en buen estado, hallaremos estos cuatro grupos; pero, cuando se produce alguna alteración en el agua, van desapareciendo”.
Medidores de calidad
Para facilitar el uso del IBY-4, elaboraron una herramienta que permite calcular la calidad ambiental del río estudiado marcando el número de grupos de bioindicadores recolectados. El agua es de mala calidad si se detectan uno, dos o ningún grupo. Que se encuentren tres o cuatro grupos demuestra que el agua tiene una buena calidad ambiental.
Para acercar estas herramientas a la comunidad, el IBN lleva varios años implementando un programa de Educación Ambiental con dos estrategias -explica el Conicet-; investigadores visitan las escuelas o reciben a alumnos en su instituto. En ese contexto, los estudiantes experimentan en aulas a cielo abierto y, con un mínimo entrenamiento, aprenden a buscar los insectos acuáticos observables. Por eso es que el trabajo es directamente de campo: se obtienen los insectos y se calcula el IBY-4 con la guía de una cartilla que permite hacer el cálculo de bioindicadores.
“El objetivo es que los alumnos y sus comunidades obtengan recursos que permitan identificar y solucionar problemas ambientales; además se fomenta el interés en la participación y en mejora del ambiente donde viven, para que puedan gestionar de la mejor manera sus actividades y así transitar hacia una ciudadanía más consciente y responsable con el ambiente”, agrega Reynaga.
“Estas actividades simples se hacen con fines educativos, pero también científicos, porque mientras capacitamos, hacemos monitoreo. Los chicos, los padres y la comunidad educativa suelen involucrarse activamente con el proyecto, y generalmente advierten que las causas de la contaminación son solucionables y se muestran muy interesados en el cuidado de sus fuentes de agua”, señala, y destaca que, gracias a un convenio firmado con el Ministerio de Educación de Tucumán, vienen trabajando en escuelas rurales de la provincia ubicadas en Raco, Los Nogales, Ñorco, Rodeo Grande, Río Nío y Ancajuli.
Al mismo tiempo, el IBN trabaja, en conjunto con la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia, para incorporar esta metodología en los protocolos de monitoreo que la repartición provincial realiza, lo que permitirá una gestión más efectiva del agua y su mejor protección. Es un dato alentador, porque algunos de los procesos que afectan globalmente la seguridad hídrica son la aceleración de la urbanización, el incremento en las actividades industriales, el uso de fertilizantes y plaguicidas y la degradación de las cuencas, procesos muy presentes en Tucumán. Específicamente, el incremento poblacional trae aparejados cambios sociales y económicos que generan muchos problemas relacionados con el uso y la disponibilidad del agua, porque suele pasar que la demanda sea más grande que la cantidad disponible lo que provoca el deterioro de cantidad y de la calidad.