“Economía y ausencia de Macri: talones de Aquiles del Gobierno”

“Economía y ausencia de Macri: talones de Aquiles del Gobierno”

El politólogo Buttié analiza el impacto del renunciamiento de Macri a cualquier candidatura en el mapa electoral argentino

DEFINICIÓN. Buttié dice que Jaldo capitaliza que el peronismo vaya unido. CB Consultora de opinión pública DEFINICIÓN. Buttié dice que Jaldo capitaliza que el peronismo vaya unido. CB Consultora de opinión pública

“Mauricio Macri intuía que solo no podía llegar a buen puerto, a otro mandato presidencial, de la misma manera que en 2019 pensó Cristina Fernández de Kirchner. De allí que el líder del PRO ha decidido renunciar a cualquier candidatura para dar lugar a otros actores y, paralelamente, descolocar a un oficialismo que venía montando su discurso contra el macrismo y la pesada herencia recibida”, señala a LA GACETA Cristian Buttié, director de CB Consultora de Opinión Pública, que mensualmente realiza un ranking de imagen de gobernadores e intendentes de todo el país. En una entrevista con nuestro diario, el analista político cordobés indica que, en medio del fuego electoral cruzado, los mandatarios provinciales intentarán refugiarse en su propia agenda, practicando el pragmatismo a la espera de la conformación del nuevo arco de poder institucional y político en la Argentina hacia el 10 de diciembre.

- ¿Qué significa el renunciamiento de Macri?¿Cambia el mapa de discusión política nacional?

- Dentro de lo que es el escenario electoral de Juntos por el Cambio (JxC), creo que no cambia la dinámica. Macri no era Cristina, que le sacaba varios cuerpos de ventaja a sus competidores dentro del Frente de Todos. Las encuestas evidencian que el ex Presidente está por debajo de la imagen positiva que hoy tienen Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Posiblemente, Macri pensó que quedaba debilitado rumbo a un eventual balotaje, ya que casi un 70% de los consultados contesta que nunca lo votaría para presidente. En ese marco, la renuncia es electoral, porque no dejará de convertirse en un péndulo dentro de Juntos por el Cambio. Su ausencia puede llegar a potenciar a Bullrich, porque ideológica y simbólicamente ella sigue sus pasos, ya que Macri se puso más duro después de perder en 2019. En este aspecto, los gestos de Rodríguez Larreta cobran importancia. Técnicamente, el jefe de Gobierno porteño lo escucha tanto en la propuesta para que Jorge Macri se presente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y también con lo que pueda suceder en provincia de Buenos Aires, como una manera de darle cierto protagonismo en la construcción política nacional. Esta conducta podría permitirle a Larreta acercarse y captar cierta porción de los electores duros que venían en el alcalde porteño un dirigente no tan fortalecido. En suma, si miramos hacia el corto plazo, Bullrich crece, pero en el largo plazo puede quedar vacía de representación simbólica si aquella franja macrista coquetea con Larreta.

- Sin Macri a la vista, ¿el Frente de Todos se queda sin discurso confrontativo?

- Totalmente. El oficialismo actual quedó absolutamente debilitado, porque necesitaba un demonio potencial para poder desviar el foco de atención para que no se audite tanto la gestión, sin que se vea el mal mayor. Esa ausencia del demonio que veían en Macri puede generar un riesgo mayor para el Frente de Todos: que el demonio salga de adentro y no de afuera, de la derecha que tanto atacan. Las grietas internas son más fuertes y pueden debilitar, aún más, a la coalición gobernante. La economía y la ausencia de Macri son los talones de Aquiles del Frente de Todos. El peronismo kirchnerista está pasando por un proceso de vacío de contenidos internos y externos. No tiene cómo marcar una hoja de ruta. No sabe dónde ir y porqué razón competir. Es todo lo contrario, ya que esa corriente interna (que responde a Cristina Kirchner) se plantea para qué competir. En este sentido, no parece ilógica la teoría camporista de decirle al presidente, Alberto Fernández, se baje de la pelea interna, ya que no puede ni debe ganarle. Tiene miedo de vencer al espacio del jefe de Estado porque, de ser así, quedaría más debilitado, absolutamente vacío de poder de cada a diciembre, cuando se produzca el recambio institucional, con todo lo que eso significa. Para ellos, todo se le iría anticipadamente al tacho de un día para el otro. Los números de Alberto Fernández son muy malos, ya que no es competitivo. No tiene base electoral ni simbólica. Ha perdido todo. En algún momento fue un dirigente con liquidez, pero no tenía solvencia. Cristina fue todo lo contrario. No tenía mayor proyección, pero sí base electoral. ¿Decime qué tipo de negocio electoral puede llegar a hacerse sin ninguna de esas dos condiciones?

- ¿Y qué pueden hacer los gobernadores peronistas ante este escenario?

- Desarrollar su propia agenda. Pensar primero en el pago chico porque ellos saben que no se dieron las condiciones para un acompañamiento transversal. Cada uno tiene su propio desafío, incluido Tucumán, donde Osvaldo Jaldo puede capitalizar la ventaja de tener un peronismo unido, sin ir a internas desgastantes. El peronismo de esa provincia, desunido y desmotivado, genera potenciales catástrofes como pasó en 2021 cuando, después de mostrar una diferencia de casi 20 puntos en las PASO, terminó los comicios de medio turno a dos puntos de Juntos por el Cambio. Todo puede transformarse. A nivel nacional, los gobernadores van a ser más pragmáticos. Pasó en 2019, cuando entendieron que no es cuestión de inmolarse y quemar las naves. Fueron creando sus propios anticuerpos hasta se conoció el resultado de aquella elección. Hoy, ese pragmatismo será más evidente y, según lo que suceda a nivel nacional, estarán o no en la foto. En las actuales condiciones, veo totalmente difícil que se repita la postal de 2019. Ellos también lo saben y por eso se preocupan más en desarrollar su propia agenda para tener más poder dentro de sus distritos, que proyectarse a nivel nacional.

- Pero hay gobernadores como Juan Manzur que no dejan de lado esa posibilidad de sumarse a la contienda nacional, una vez transcurrida la elección provincial…

- Creo que para cualquier gobernador peronista inmiscuirse en una puja electoral nacional es difícil. A Manzur, por ejemplo, lo medimos en cinco de los distritos más grandes del país, incluyendo la Ciudad de Buenos Aires, y no pasaron de un 1,5% de proyección electoral cuando deciden salir del pago chico y meterse en la madre de todas las batallas. Es complicado, por más que, en el caso del tucumano, haya pasado por un bastión electoral como La Matanza o tenga cierta conectividad con el mundo sindical. Me parece que es lo mismo que sucede con el cordobés Juan Schiaretti, que puede mostrar que la provincia que gobierna está, en cierta medida, alambrada por el PJ cordobés, siempre y cuando Martín Llaryora (actual intendente capitalino), gane.

- ¿Puede un tercer actor capitalizar las desavenencias de las dos principales coaliciones nacionales?

- Todas estas pujas le quitan centralidad a Javier Milei frente a las grandes coaliciones políticas. El economista libertario mantendrá una base de 20 puntos, pero no creo se erosione esa base en la medida que no siga mostrándose en la pelea de políticos sin soluciones integrales para los males del país. Milei parece un loco que grita e insulta, pero es el único que se anima a hablar de temas como la inflación. Todos los demás se hacen los distraídos, porque no tienen proyectadas soluciones de corto plazo. Así, el actual diputado libertario se presenta como un outsider. Pero, ojo. Sacando el caso de Tucumán, una situación excepcional por la alianza con la Fuerza Republicana de Ricardo Bussi, Milei es Milei en muchos de los otros distritos argentinos y nada más. La fuerza libertaria, por sí, es casi inexistente a lo largo y a lo ancho de la Argentina.

- ¿Cómo jugará el humor social en la próxima elección nacional?

- En cierta medida, eso es lo que capitaliza Milei, pero ante la ausencia de propuestas claras, observamos que el voto en blanco está por encima de la media en las jurisdicciones que ya han pasado un proceso electoral. En el caso de La Falda, los voto en blanco y el nulo superaron el 10% del total. En las municipales de Hernando (Córdoba), que es un pueblo que tenía bastante clara su oferta electoral, aquel voto llegó al 8%. Si el voto en blanco se consolida en torno de un 10%, es todo un mensaje de la sociedad hacia la política.

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