La inauguración de los túneles de las calles Córdoba y Mendoza, que permiten sortear la playa de maniobras del ferrocarril Belgrano Cargas, ubicada entre Marco Avellaneda y Suipacha, se llevó a cabo en 2016, el primero, y el segundo, en 2017. Desde entonces, son casi noticia porque se inundan con frecuencia cuando hay tormentas incluso de mediana intensidad, como consecuencia de diversos problemas que arrastran, algunos desde origen.
Los Inconvenientes en los túneles
Los túneles tienen 160 metros de extensión, seis metros de ancho y cinco metros de altura.
A menudo se producen actos de vandalismo: lámparas y reflectores destruidos; robo de cañería eléctrica.
Se detectaron asentamientos en rampa del puente peatonal de la Córdoba, provocando un desnivel.
En 2016, se dijo que la Municipalidad se haría cargo de la semaforización, parquización y control del tránsito vehicular.
Cada túnel cuenta con dos bombas de drenaje. Cuando se rompen, no se puede drenar el caudal de agua y se inundan.
En los puentes peatonales se cortan los tensores de las barandas cortados y se vandalizan los canteros.
En 2019, se descubrieron filtraciones en uno de los viaductos; en el otro se observaron fallas en el asfalto.
También se estableció entonces que el mantenimiento de los túneles correrían por cuenta del Gobierno provincial.
El agua aflora primero por la Córdoba y luego inunda el túnel de la Mendoza porque por debajo hay un río subterráneo.
En septiembre de 2018, se detectaron grietas en los muros barandas de los descansos de ambos puentes, en canteros.
En el túnel de la Mendoza, se hallaron filtraciones en techo y a causa de efectos en la impermeabilización de la losa superior.
Los trabajos iniciales datan de 2013. Hubo demoras por las napas freáticas cerca de la superficie en el túnel de la Córdoba.