(LA GACETA en Santiago del Estero).- La fiebre de la Selección se apoderó de Santiago del Estero. La ciudad parece estar sitiada y sus ciudadanos ignoran que se trate del primer día laboral de la semana. Todos viven y piensan en pos de la visita del seleccionado a la “Madre de Ciudades”. El celeste y blanco luce en cada rincón; hay banderas, gorros y muchas camisetas. La efervescencia y la ansiedad por ver de cerca a los campeones del Mundo va creciendo segundo a segundo.
“Llegamos temprano y nos instalamos acá, en frente del hotel, para tratar de tener una foto de los jugadores”, le cuentan a LA GACETA un grupo de jóvenes que no quiere soltarse de la valla que está ubicada justo enfrente de la entrada del hotel en el que el seleccionado pasará la noche.
Faltan casi tres horas para su arribo y el movimiento es incesante. Varias camionetas de la Policía recorren las callen por las que transitará el ómnibus con los futbolistas, tratando de dejar todo listo para cuando el avión con la delegación argentina aterrice en el aeropuerto “Vicecomodoro Ángel de la Paz Aragonés”.
“Nos avisaron que el plantel llegaría entre las 20.30 y las 21, por lo que se está armando todo para que puedan llegar a las 21.30 al hotel. Ese es el horario estipulado para la cena”, explica Pedro, uno de los efectivos afectados al operativo de seguridad, indicando que el recorrido de la selección intentará ser lo más rápido posible.
El traslado de los campeones del mundo desde el aeropuerto al hotel será prácticamente en línea recta. Los futbolistas se subirán a un ómnibus preparado especialmente, y recorrerán la avenida Belgrano de norte a sur. En ese tramo, las vallas están listas para posibilitar que el vehículo no encuentre ningún tipo de obstáculos.
La llegada de la Selección no sólo movilizó a los fanáticos. Se trata de una oportunidad única para que muchos puedan “hacer su América”. “Me vine desde Salta para vender todo el cotillón relacionado a la Selección”, cuenta Marcos Becce, mientras ofrece gorritos, banderas y pelucas; todo celeste y blanco y al mismo precio. “Todo por mil pesitos”, ríe con ganas y una expectativa enorme.
Pero si bien el movimiento no es de locos, aunque va en aumento con el correr de los minutos, en Santiago está todo colapsado. No hay vacantes en alojamiento y los locales gastronómicos esperan trabajar a destajo en las próximas horas. “Cuando se dan estos tipos de eventos, la demanda es muy grande; y eso es algo muy beneficioso para todo el comercio”, dice Santiago Seleme, propietario de varios locales gastronómicos, dejando en claro que mañana será un día de locos. “Acá todos piensan que no se va a poder caminar por las calles o que será difícil encontrar un lugar donde almorzar o cenar. Hay cierta ‘preocupación’ en ese sentido”, sentencia.
La expectativa va en aumento en la capital santiagueña. Tener cerca a los campeones no es cosa de todos los días, por eso el ciudadano común parece haberse olvidado por un rato de sus obligaciones y sólo piensa en ver de cerca a Lionel Messi y compañía.