Hoy, 150 millones de personas viven en áreas con gran escasez de agua, y el cambio climático está empeorando esta situación. El crudo diagnóstico fue realizado por el Banco Mundial a partir de las modificaciones que se han observado en el ecosistema y que ha causado un recrudecimiento del cambio climático. El aumento de la temperatura también ha generado mayores tasas de evaporación de la vegetación y los cuerpos de agua, en un momento en que el agua suele ser más escasa. Esta tendencia conduce a un aumento del déficit hídrico en casi toda América Latina y el Caribe, subraya el reporte. Además, la variabilidad de las precipitaciones está aumentando, lo que genera más incertidumbre para los administradores del agua que intentan garantizar el servicio y gestionar los riesgos relacionados con el agua, como las sequías y las inundaciones.
Este verano se ha observado aquel déficit hídrico que está causando protestas en distintas zonas de la provincia, así como problemas en el abastecimiento del fluido. Menos precipitaciones y temperaturas más altas pueden hacer que el agua fluvial disponible disminuya en muchos países y en las cuencas más críticas. Y eso es lo que ha sucedido, en los últimos meses en la cuenca norte de Tucumán, que generalmente abastece al dique Celestino Gelsi. Esto ha llevado a que las autoridades provinciales declaren, otra vez, el estado de Emergencia Hídrica, un mecanismo legal que implica prioridades en el abastecimiento. Así, según se explicó desde el Ministerio de Desarrollo Productivo de Tucumán, en primer lugar el acceso al fluido se garantizará para el uso de los habitantes, en segundo orden para la industria y en tercer lugar para riego, hasta tanto se normalice la situación.
En la Argentina, los golpes de sequía son numerosos. Más del 90% de las pérdidas económicas en la producción agrícola se deben a la variabilidad climática, en particular a las sequías, dice el informe del Banco Mundial que, además, ha revelado que, en los últimos 20 años, América latina experimentó 74 sequías, que provocaron más de U$S 13.000 millones en daños. El 70% del agua en la región se usa para la producción de alimentos y más del 45% de la electricidad proviene de la energía hidroeléctrica.
El uso racional y eficiente del agua no sólo compete a las autoridades, sino también a cada uno de los usuarios y consumidores. Cada gota de agua implica un ahorro tan necesario como vital. Se trata de un recurso renovable, limitado y escaso. De acuerdo con algunos estudios, el 2,5% del agua disponible en el planeta es dulce.
Una persona necesita al menos 16 litros de agua segura por día para hidratarse, asegurar su higiene personal y de la vivienda, lavar ropa, preparar alimentos, sanitizar frutas y verduras, curar heridas, entre otras cuestiones, alude un reciente informe elaborado por la Cruz Roja Argentina en el marco del “Día Mundial del Agua”.
El agua no debe tener olor, color ni sabor. Si es para consumo, es fundamental que sea segura o potable. La Organización Mundial de la Salud ha sugerido que la ingesta de agua puede variar si se trata de un hombre o una mujer. Los hombres deberían consumir 3,2 litros al día y las mujeres por su parte, 2,7 litros diarios.
Cada ciudadano puede hacer su aporte a ese uso racional del agua. Las medidas son generales: limpieza y mantenimiento adecuado de piletas para no recargar de forma constante, regar las plantas durante la noche, limpiar la casa y lavar los autos con baldes, son algunas alternativas que pueden contribuir a cuidar un recurso cada vez más escaso en el planeta.