En Argentina, ocho personas mueren por día por el uso de armas de fuego. En el 24% de los femicidios que se producen en nuestro país, está involucrada una pistola o un revólver. En el país hay aproximadamente cuatro millones de armas de fuego, pero sólo están registradas menos de la mitad, 1,7 millón, según las estadísticas. El resto forma parte del mercado negro. Además, hay un dato que es más alarmante: en el país hay casi 1,1 millón de legítimos usuarios registrados, pero tres de cada cuatro tienen su licencia vencida. Es decir, aunque tienen armas, su situación es ilegal.
Los riesgos de estar al margen
Todos estos datos están en la página de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac). La pregunta es: ¿pueden las armas de fuego ser una solución contra la inseguridad? Si los mismos usuarios registrados no cumplen las normas, ¿qué se puede pedir para quienes optan por el mercado negro para armarse? Lo dice la misma Anmac: “Las armas de fuego que se encuentran a los márgenes de los controles registrales del Estado representan un delito de acción pública e implican un incremento de los riesgos de que estas acaben en escenarios delictivos”.
En los últimos días resurgió la polémica luego de un spot de campaña donde el candidato a gobernador de Tucumán por Fuerza Republicana, Ricardo Bussi, aparece disparando una pistola calibre 9 mm contra un blanco fijo en una cantera acompañado por un instructor. En medio del video se ven violentas imágenes de delincuentes atacando a ciudadanos. El legislador cierra la propaganda diciendo: “Que la próxima vida que se pierda no sea la tuya. Defendamos a nuestras familias de los delincuentes. Sí a la portación legal y libre de armas”. Tanto Bussi, como su candidato a presidente, el liberal Javier Milei, apoyan la libre portación de armas como una forma de combatir la inseguridad. Bussi, al menos, advirtió en una entrevista con LG Play que considera esto como “una solución de shock” hasta que puedan ser efectivas las medidas de educación y mejoras sociales, aunque advirtió que como está el país deberían pasar 30 años hasta que eso suceda, “Mientras tanto algo hay que hacer. No podemos dejar que nos sigan matando”, afirmó. ¿Más armas en la calle son sinónimo de más seguridad?
Hoy, en Argentina, la portación de armas no es ilegal. Lo que sí, está absolutamente restringida a casos excepcionales. Se debe probar la necesidad de circular armado y generalmente esos permisos están reducidos. “Presentá una nota de solicitud que exprese las razones de seguridad y defensa por las que pedís la portación con sus correspondientes probanzas”, dice la Anmac, luego de advertir que como primer requisito antes de solicitar la portación se debe ser ya legítimo usuario. Hay que acreditar además medios de vida lícitos, certificados psicofísicos y aprobar el examen de idoneidad en el manejo de armas de fuego para portación. El trámite cuesta 30.000 pesos y el permiso caduca al año. Entre 2016 y 2018, la Anmac entregó 150 credenciales anuales de aportación y en 2019, 214. En 2020 y 2021 bajó a menos de 100 y en 2022 superó levemente esa cifra.
Pero lo que no está probado ni mucho menos es que en los países en los que la portación de armas es legal haya bajado el delito. Según un informe de la Anmac, entre los años 2011 y 2019 (últimos periodos de los que se difundieron estadísticas) fallecieron en la Argentina 22.497 personas a causa de armaa de fuego: ocho por día. Se reciben, mensualmente, unos 300 oficios judiciales vinculados a causas de violencia de género, en los que se utilizaron armas de fuego. En Estados Unidos, el país que tiene más portadores de armas de todo el mundo, fallecen más de 52.000 hombres, mujeres, niños y niñas anualmente por disparos. Más de 500 personas reciben un disparo cada día. Allí, en todos los estados del país es legal portar armas de fuego ocultas en público y en la mayoría de los estados es legal portar armas de fuego a la vista en público. Sin embargo, no existe una legislación uniforme a nivel nacional para regular la portación de armas en público y, en algunos estados ni siquiera hay leyes al respecto. En 12 estados se permite portar armas ocultas en público sin necesidad de ninguna licencia o permiso y en 30 estados se permite portar armas a la vista en público sin licencia ni permiso, indica un informe de Amnesty Internacional.
Sin embargo, según las estadísticas, la libre portación de armas no derivó en mayor seguridad. En promedio, los estados con leyes más estrictas tienen menos violencia armada. De hecho, los 13 estados que tienen mayores libertades a la hora de dar acceso a armas de fuego a sus ciudadanos, tienen casi tres veces más muertes que los ocho estados con leyes más estrictas. El país norteamericano cuenta con un total estimado de 393,4 millones de armas, más que el total de sus habitantes, unos 326 millones. Eso significa que hay 121 armas por cada 100 personas. Y se registran 31 muertes por millón de habitantes a causa del porte de armas por parte de civiles. Una cifra que solamente sobrepasan Turquía (33 muertes por millón de habitantes) y México (86 muertes por millón de habitantes).
En el rubro de posesión de armas por cada 100 habitantes, Suiza, con 46, y Finlandia, con 45, son los países que más se le acercan a Estados Unidos. Chile, en Sudamérica, registra 13 armas por cada 100 personas y una tasa de 21 muertes por millón de habitantes. Un caso particular es Brasil, donde la legislación sobre tenencia de armas se hizo más permisiva durante el gobierno de Jair Bolsonaro. Cuando Bolsonaro fue elegido en 2018, había 117.467 personas registradas como tenedores de armas, un número que saltó a 673.818 en junio de 2022, un aumento de 474%..
Países del primer mundo, como Inglaterra o Australia desarrollaron un enorme control sobre las armas e incluso muchas de sus fuerzas de seguridad van desarmadas. Actualmente, en el Reino Unido, hay alrededor de cinco pistolas por cada cien personas (excepto en Irlanda del Norte, donde esta cifra es más elevada), que es una de las tasas más bajas en el mundo desarrollado. La tasa de homicidios con pistola es de alrededor de 0,7 por millón, también una de las más bajas.
Otros fines
Ya en 2015, un informe del Instituto de Investigaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación advertía que, aunque la gente que adquiere armas de fuego lo hace para sentirse más segura, las armas terminaban siendo usadas con otros fines, en general, en conflictos interpersonales (peleas de vecinos, conflictos familiares, violencia de género). La política de seguridad debe ser integral. No se puede abordar desde un solo punto de vista. Tucumán, reconocido por el propio gobernador, Juan Manzur, y por el vice, Osvaldo Jaldo, están en deuda con los ciudadanos. A lo largo de ocho años no han sabido encontrar una solución. Y ahora enfrentan la posibilidad de un nuevo período en el poder. Pero el camino más directo siempre serán más libros, más aulas, más pizarrones y más equidad social. Nunca más balas.