En el Día Mundial del Agua, el Papa Francisco dejó algunas reflexiones sobre el uso de este recurso natural, bregó porque no sea motivo de guerras y pidió su preservación para el mundo y para el beneficio de las "generaciones futuras".
"En estos días se desarrolla en Nueva York la segunda conferencia del agua de las Naciones Unidas. Rezo por el éxito de los trabajadores y deseo que el importante evento pueda acelerar las iniciativas en favor de todos los que sufren la falta de este bien primario", planteó el pontífice, durante la Audiencia General que encabezó hoy en Plaza San Pedro.
El Papa Francisco reflexionó que "el agua no puede ser objeto de desperdicios o de abusos, o un motivo de guerras” y que "debe ser preservada a nuestro beneficio y el de las generaciones futuras".
El Día Mundial del Agua fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992, en Río de Janeiro, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.
El agua es un recurso natural compuesto por moléculas de hidrógeno y oxígeno, que es indispensable para la vida. Es un bien considerado como el oro líquido del planeta y que hace posible que todas las especies terrestres continúen creciendo y desarrollándose cada día.
De ahí la importancia de evitar su despilfarro. Es un recurso limitado, en el que hace falta una mayor toma de conciencia para su preservación, porque si algún día llegara a escasear, traería consecuencias irreversibles para la humanidad.