San Martín de Tucumán: tres puntos para trabajar con más calma

San Martín de Tucumán: tres puntos para trabajar con más calma

El equipo ganó sufriendo porque el juego no aparece y el nerviosismo genera inseguridad; queda muchísimo para mejorar

¿DÓNDE ESTÁ LA PELOTA? Eso parece pensar Quilez. La imagen es un resumen de lo que le pasó al “santo” en el partido de ayer. Al equipo le volvió a faltar volumen de juego; pero al menos pudo sumar de a tres. ¿DÓNDE ESTÁ LA PELOTA? Eso parece pensar Quilez. La imagen es un resumen de lo que le pasó al “santo” en el partido de ayer. Al equipo le volvió a faltar volumen de juego; pero al menos pudo sumar de a tres. La Gaceta / fotos de Diego Aráoz

Cuando la mano viene cruzada en el fútbol siempre es esencial cortarla en seco. Lo fundamental es ganar para cambiar la cabeza y trabajar con mayor tranquilidad, sobre todo cuando el juego colectivo no aparece y encontrar dos pases seguidos es casi como hallar una aguja en un pajar. Por eso al gol de Agustín Colazo se lo festejó de manera tan efusiva en La Ciudadela.

Ese tanto fue oro en polvo para San Martín, que hasta ese momento casi no había tenido la pelota y los delanteros parecían estar a años luz del arquero de Almagro. De hecho, ese remate fuerte y casi al medio que Emiliano González no pudo desviar, terminó transformándose en el 1-0. Había sido la primera aproximación del “santo” al área visitante.

Fue eso y no mucho más para el dueño de casa luego de que Iván Delfino practicara cirugía mayor, con seis modificaciones respecto del equipo que había perdido sin atenuantes en la Isla Maciel.

Esta vez San Martín mostró mucha actitud. El equipo puso ganas y se contagió de sus hinchas, que en todo momento intentaron apoyar y mandar el equipo al frente. Pero el juego no apareció nunca.

El entrenador había ubicado a Federico Bravo y a Gustavo Abregú como doble pivot en el medio con la intención de copar ese sector. Pero la apuesta no resultó en ningún momento. Almagro manejó la pelota y los tiempos del partido. Se jugó a lo que quiso el “tricolor” y si no puso en aprietos a Francisco Tinaglini fue pura y exclusivamente porque le falta peso del medio hacia adelante.

La diferencia

La única vez que el local dio tres pases seguidos convirtió. Enzo Martínez tocó para Bravo, quien cedió a Nahuel Banegas. El lateral escaló, habilitó a Colazo y el punta definió. Pero esa triangulación resultó apenas un oasis en pleno desierto futbolístico del “santo”.

Para colmo, cuando San Martín tuvo la chance de terminar más cómodo el partido, no la aprovechó. Fue la segunda aproximación sobre el área visitante, poco después del minuto 10 del complemento. Y otra vez gracias a una corajeada. Un rebote en Emanuel Dening salió disparado sobre el área de Almagro, Colazo corrió y el arquero González se lo llevó puesto. Pero el “1” se redimió y le tapó el penal a Dening.

Cuando las cosas no salen todo se vuelve en contra. El penal fallado por el ex Agropecuario envalentonó a Almagro y trajo a escena todos los fantasmas de aquel agónico empate de Temperley que había dejado frustrada a La Ciudadela.

Pero con actitud muchas veces se maquillan los defectos. Y si esta vez hay que resaltar algo del equipo fue que dio todo para sumar tres puntos que valen mucho más en lo anímico.

En síntesis...

En esta oportunidad el juego faltó, al igual que en las últimas presentaciones, pero el amor propio de los jugadores estuvo en el punto justo.

San Martín volvió a ganar y eso es lo único que importa por estas horas en La Ciudadela, porque los tres puntos desactivaron cualquier foco de conflicto. Pero Delfino deberá trabajar mucho, porque la actitud positiva muchas veces es salvadora en el corto plazo, pero a la larga se necesitan otras virtudes para crecer en un torneo que no ofrece ningún tipo de licencias.

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