En un juicio por robo que se realiza en Monteros, quedó al descubierto la existencia de una organización integrada por policías dedicada al asalto a transas o a narcos y que podrían trabajar para otras personas vinculadas al tráfico de droga vendiéndoles las sustancias de las que se apoderaban ilegalmente o brindándoles protección y ayuda.
Agresores uniformados
El 19 de febrero de 2022, en un barrio de Famaillá, cuatro policías se presentaron en el domicilio de Jorge Alejandro Nasif. Usando uniforme y con las armas reglamentarias ingresaron y se apoderaron de $20.000 en efectivo que la víctima tenía guardada en uno de los autos estacionados en el interior de la casa. El hecho quedó registrado en las cámaras de seguridad de la vivienda.
A las horas de haberse producido el asalto, fue detenido Gustavo Guillermo Fernández por haber sido acusado de ser el entregador de Nasif. Este, en una declaración observada por todos los defensores, terminó inculpando a Bruno Ciolfo (su compañero en el Cuerpo de Infantería de la Unidad Regional Capital) y a Martín Romano (ex colega de Fernández en la seccional 5ª).
Con el correr de los días, surgieron indicios de que los acusados podrían haber estado vinculados a un secuestro extorsivo de un joven ocurrido un día antes de este hecho y a otro caso similar en contra de un taxista que estaría vinculado a un reconocido narco, registrado en 2021. En todos los casos fueron procesados uniformados de la fuerza provincial y de la Policía Federal.
La víctima
Nasif no pudo ocultar su nerviosismo desde que ingresó a la sala para testificar. Luciendo una camisa Lacoste, con cuatro anillos de oro en sus 10 dedos y dos pulseras del mismo metal precioso en cada muñeca, no dudó en señalar a los tres imputados como los autores del robo, pero no pudo identificar, como los investigadores, a los otros dos uniformados que participaron en el atraco. Dijo que Fernández fue el entregador y que Ciolfo y Romano fueron los que lo amenazaron con armas para quitarle sus pertenencias.
“La víctima soy yo”
El joven de 33 años se puso nervioso cuando las partes comenzaron a preguntarle sobre su vida personal. “La víctima soy yo”, respondió cuando se sintió acorralado por los interrogantes. Nasif reconoció que su casa está rodeada de una tapia de dos metros de altura, tiene un portón eléctrico en una única entrada y que tiene instaladas nueve cámaras de seguridad cuyas imágenes se reproducen en el televisor de su habitación.
También dijo que fue condenado a siete años de prisión en una causa por robo agravado e informó que fue sobreseído en otra, pero no dijo por qué delito. Los jueces no permitieron que las defensas indagaran sobre este punto. Informó además que se dedica a la compra y venta informal de vehículos. “Hago negocios en negro, los compro y vendo en la calle”, respondió cuando le pidieron que diera más detalles sobre la actividad que desarrollaba.
Nasif explicó minuciosamente los detalles de los videos registrados por las cámaras de seguridad de su vivienda. Pero se puso nervioso cuando la defensora oficial Raquel Ferreyra Asís, que asiste a Ciolfo y a Romano, le preguntó sobre el arma que tenía en su poder. “¿Es una pistola Jericho, que es la misma que tiene la Policía?”. El tribunal, por pedido del auxiliar Bernardo Sassi, dirigido por la fiscala Mónica García de Targa, le ordenó que no respondiera, por considerar impertinente la pregunta. La profesional insistió:
- Ferreyra Asís: ¿Dónde obtuvo el arma?
- Nasif: Me la regalaron.
- Ferreyra Asís: ¿Quién se la regaló?
- Sassi: Su señoría, es impertinente la pregunta. (El tribunal le da la razón al auxiliar fiscal y le dijo al testigo que no responda).
- Ferreyra Asís: ¿Tiene registrada el arma?
- Nasif: No.
- Ferreyra Asís: ¿Sabe que eso es ilegal?
- Nasif: Por todas las cosas que pasan en Tucumán ¿quién no tiene un arma en su casa?
La confesión
Por recomendación de sus defensores, Jorge Muñoz y Benjamín Núñez Arévalo, Fernández rompió el silencio. “Me habló Ciolfo para preguntarme si quería participar en el ataque a Nasif, el transa de Famaillá, para sacarle droga o dinero. Acepté el ofrecimiento y después me arrepentí. Fui su compañero en la Escuela Técnica de Lules y conozco lo que él hace”, indicó el señalado como entregador de la víctima.
“El viernes por la noche, cuando me di cuenta de que no quería participar en eso, le pedí el teléfono y le dije que quería hablar con él”, declaró el imputado. “Me dijo que fuera a su casa y eso hice. Ahí le conté que un compañero me había ofrecido integrar un grupo para asaltarlo. Le comenté que querían sacarle plata o la droga que tenía. También le pregunté si tenía alguna manera de escapar para que no le hicieran nada”, destacó.
“Me arrepentí del ofrecimiento. Por eso lo llamé para ponerlo en alerta. No quise participar en esa”, dijo Fernández, que luego detalló las supuestas irregularidades que se cometieron en la investigación del caso. Ciolfo y Romano también declararon, pero para negar su participación en el hecho. (Ver nota aparte)
Mensajes reveladores
Hugo Cabezas, perito del Equipo Científico de Investigaciones Fiscal, analizó el material extraído de los celulares de los imputados. El ex comisario declaró que del celular de la mujer de Ciolfo extrajeron información muy importante para la causa y para entender las actividades ilícitas este grupo. El testigo detalló cuatro datos relevantes para entender estos vínculos:
1- “Descubrimos que la mujer del acusado le pedía que no use su línea por cuestiones de seguridad. También establecimos que le decía que se quedara tranquila porque estaba en el último escalón y le daba a entender que este era el último hecho que protagonizaría”.
2- “El acusado también dijo en una oportunidad que él estaba con el capo máximo de los narcos al que identificó como ‘Miguelón’. En base a la investigación, sospechamos que se trata de Miguel Figueroa, que actualmente está detenido en el penal de Villa Urquiza al estar acusado de tres homicidios”.
3- “Encontramos muchas imágenes de Nasif y de su casa. Otras fotos de plantas y flores de marihuana y de diferentes viviendas que no sabíamos por qué estaban ahí”.
“Hoteleando”
4- “Hubo otra conversación que nos llamó la atención. Un día le contó a su mujer que andaba ‘hoteleando’. Ella le preguntó a qué se refería y él le contestó que estaban buscando en los hoteles a una persona que tenía en su poder 15 kilos de pasta base. También le dijo que eran varias personas que estaban haciendo lo mismo”.
Hoy se realizará otra audiencia sobre este caso. En principio, se escucharán los alegatos de las partes y los acusados tendrán la posibilidad de declarar por última vez antes de escuchar el fallo. Hay indicios de que Ciolfo y Romano, a los que se les redobló la custodia porque habrían sido amenazados, cuenten más detalles sobre la banda.
Insólita coartada: “Señora jueza,tengo un problema: soy mujeriego”, dijo un policía imputado
En un juicio, los imputados tienen la posibilidad de declarar. Las palabras que salen de su boca no inciden en su situación procesal. Dos de los acusados por el asalto que sufrió Víctor Alejandro Nasif, Bruno Ciolfo indicó que no tuvo ninguna participación en el hecho, ya que ese día, después de haber prestado servicio en la fuerza, se dedicó a realizar refacciones en su domicilio. “Aquí han hablado varios peritos y en ningún momento establecieron que yo haya estado vinculado a este caso”, resumió.
Luego fue el turno de Martín Romano (foto) que también negó haber estado involucrado en el asalto. Pero planteó una insólita teoría. “Señora jueza, le voy a confesar algo porque tengo un problema: soy mujeriego”, declaró. El imputado, que vive en San Miguel de Tucumán, explicó por qué su celular tuvo actividad en Famaillá el día en el que se registró el hecho. “A la mañana tuve un encuentro íntimo con una amiga, al mediodía volví a comer a casa con mis hijos. Por la tarde estuve con otra chica, y por la noche, me encontré con otra en la plaza principal de Famaillá con la que había conocido en un baile una semana antes y con la que terminé en un hotel alojamiento”, declaró generando sorpresa entre las partes.