Llego el día más esperado por Romina Uhrig. Tras cinco meses de aislamiento, la exdiputada se reencontró con sus hijas Mía, Nina y Felicitas y emocionó a la audiencia de cara a la gran final de Gran Hermano.
“Les pido a Marcos, Julieta y Nacho que me ayuden, y contengan a Romina porque en el SUM la están esperando las hijas”, le anunció Santiago del Moro y la emoción invadió a Romina, quien estalló en llanto y salió corriendo a reencontrarse con las pequeñas.
La más emocionada de las tres fue la mayor, Mía. Entre lágrimas, la adolescente le dijo que la extrañaba mucho, y luego compartió algunas de sus anécdotas mientras su madre estuvo ausente, como su fiesta de egresados.
Una de las más chiquitas, Feli, le contó que vomito porque había comido muchos caramelos, y Romina no pudo evitar peguntarle tanto a las niñas como a Marita, la señora que las cuida, qué comen y si se están alimentando de una manera saludable. "No te puedo contar nada pero está todo bien, las chicas están bien, como siempre", enfatizó la mujer.
Fue, sin lugar a dudas, uno de los momentos más esperados por Romina y también por la audiencia de Gran Hermano que la vio sufrir y llorar por sus hijas. La exdiputado le había pedido a la producción ver a las nenas.
La reacción de Camila tras ser eliminada de Gran Hermano y escuchar un lamentable grito del público
Este domingo se llevó a cabo otra gala de eliminación en la casa de Gran Hermano y como resultado del voto popular, la última en abandonar el reality fue Camila Lattanzio con el 60% de los votos.
Si bien la joven oriunda de Ituzaingó, provincia de Buenos Aires, se tomó la noticia con calma, el grito de la tribuna en el estudio de Telefe hizo que se angustiara al despedirse de sus compañeros.
Mientras se despedía de sus compañeros, se escuchó de fondo a la tribuna del estudio y su característico cántico: “Tomátela”. Al oír esto, la exjugadora intentó mantenerse alegre, pero su rostro dejó en evidencia la sorpresa.
“¿Escucharon lo que dijeron? Me van a matar cuando salga”, expresó. Segundos más tarde abrazó a Marcos y repitió: “Me estaban gritando. Ahora me cag… a palos. Por favor”. En ese momento, su compañero intentó calmarla: “Tranqui. No pasa nada”. Al saludar a Nacho, esbozó: “Un miedo”.