Contratados para evaluar el contenido de los textos, los lectores de sensibilidad de Ladybird Books -una editorial especializada en literatura infantil de Londres, que forma parte del grupo Penguin- consideran que cuentos infantiles como Blancanieves y La Cenicienta podrían impactar en los niños con mensajes clasistas y heteronormativos.
Luego de que se conocieran hace días los cambios hechos en las reediciones de algunos libros en inglés para convertirlos en textos “más inclusivos” -es el caso de los de James Bond, modificados para eliminar referencias racistas, o los de Roald Dahl, en los que se han eliminado términos como “gordo” o “feo”- ahora parece haber llegado el turno de los cuentos de hadas en los que, por su registro, es habitual que haya referencias al aspecto físico o las relaciones heteronormativas.
Los lectores de sensibilidad analizan si la representación que se hace de los diversos grupos de población están libres de estereotipos o si los textos atienden a los valores y la sensibilidad imperante. Según ellos, clásicos como Blancanieves y La Cenicienta tienen otros elementos problemáticos, como el amor a primera vista o el privilegio de la belleza física por sobre los rasgos de la personalidad. En estos cuentos, además, los personajes más bellos suelen ser rubias y de ojos azules, lo cual atenta contra la diversidad racial.
Que los protagonistas sean siempre príncipes y princesas en relaciones heterosexuales también es, para los lectores a cargo de estas revisiones, un problema, porque no se representan otras realidades como la homosexualidad o la bisexualidad.
Los lectores de sensibilidad también sostuvieron que es problemático el hincapié que se hace en la clase social cuando se hace referencia a la realeza en cuentos clásicos como La Bella Durmiente o La Cenicienta. Aquello indicaría que el rango social es lo que hace importantes a las personas. También “encontraron” discriminación por edad: los personajes buenos son a menudo modelos de belleza juvenil y los malos se representan como brujas y viejas arrugadas.
No es la primera vez que la “cancelación” cae sobre las princesas. Ya en 2021 habían pedido cancelar a Blancanieves, que “sin consentimiento” recibe en la historia un beso del príncipe azul mientras está dormida. La polémica entonces llegó hasta Disney, con un pedido a que se cambiara el final del clásico estrenado en 1937. También el parque temático de Disneyland, en California, Estados Unidos, estuvo en el ojo de la tormenta, porque una nueva atracción promocionaba el famoso “beso de amor verdadero” del príncipe.