Desde la Revolución de Mayo y las luchas independentistas (en las que brillaron, entre tantas otras, Manuela Pedraza o Águeda Tejerina de Posse) hasta el pasado reciente. Hoy, en un nuevo Día Internacional de la Mujer, recordamos a algunas tucumanas que se destacaron a pesar de una narración sistemática del olvido.
Enumerar a todas resulta una tarea difícil. Hubo pioneras en todas las áreas: la medicina, el periodismo, las ciencias, la literatura, el deporte, la música. La historiografía, sobre todo de la mano de investigadoras, sigue rescatando cada vez más mujeres que engrosan la historia de Tucumán. Con grandes nombres o anónimas.
“Las mujeres tucumanas comparten un ámbito paradójico de logros y olvidos. Muchos olvidos tienen que ver con el trabajo público de las mujeres, en campos políticos, filosóficos, intelectuales y económicos”, explicó Romina Zamora, doctora en historia e investigadora del Conicet.
“La visibilización de sus logros, así como el reconocimiento de su trabajo y la reflexión sobre sus roles en todos los ámbitos, es de enorme utilidad para construcción de una sociedad más justa”, destacó.
Entre los nombres, Zamora resalta el de Manuela Pedraza, militar que se destacó en la defensa de la ciudad de Buenos Aires durante la Primera Invasión Inglesa. Y a Hilda Guerrero, militante del sindicato de trabajadores de la industria del azúcar Fotia, asesinada durante las manifestaciones contrarias al cierre de los ingenios azucareros dispuestos por la dictadura militar en la década de 1960. “Fueron capaces de ponerles el cuerpo a sus convicciones, y ocupan todavía un lugar relegado en la memoria social de nuestra provincia”, señaló.
Vale aclarar que no solo la tenacidad y la valentía en ellas marcaron la diferencia. También fue frecuente que mujeres afrodescendientes, mulatas, mestizas e indígenas que constituían la mano de obra esclava pusieran el cuerpo a la causa revolucionaria.
Durante años, tampoco las obras de mujeres de posición acomodada que colaboraron comprometidamente en momentos decisivos fueron muy divulgadas. Como Águeda Tejerina, perteneciente a la élite tucumana, que en el contexto de las invasiones inglesas realizó una proclama destinada a las mujeres de su entorno social en el que las alentaba a luchar por su patria.
También fue importante el rol de Mariquita Sánchez de Thompson y Flora de Azcuénaga, que ofrecieron su vivienda para reuniones donde se discutían los rumbos de la revolución.
Contextos diferentes
Desde el principio de los tiempos la trascendencia de un hombre en la historia se ha medido por su incidencia pública. Mientras tanto, el lugar de la mujer estuvo circunscrito estrictamente a la formación de la familia y el cuidado dentro del hogar.
“Quienes escribieron la historia lo hicieron sobre la base de tantos olvidos y distorsiones, que más que verdades, por mucho tiempo se ha difundido una suerte de publicidad sobre “lo correcto” en cuanto a los lugares sociales en relación con el género”, explicó la investigadora.
“El lenguaje no es inocuo, sino que tiene una fuerte carga de género. Sin ir más lejos, no es lo mismo decir ‘hombre público’ que ‘mujer pública’, ya que remite a dos contextos de significados diferentes”, dijo Zamora.
Las historiadoras concuerdan en que las mujeres, a lo largo y ancho de la historia fueron sometidas a una narración sistemática del olvido. “En el caso de las mujeres del norte no solo están invisibilizadas por su condición de género, sino que además siempre hablamos de la historia de Buenos Aires; muy poco se sabe de nuestra historia y de las mujeres de sectores populares, como Hilda Guerrero”, destacó Isabel Heredia, profesora de historia e investigadora del Ente Cultural. “En Tucumán tenemos mujeres muy significativas de relevancia nacional e internacional, hicieron grandes aportes, nuestra deuda pendiente es poder rescatarlos”, añadió.
En este punto concuerda María Marta Segura, investigadora y diplomada en género y movimientos feministas. “El tema racial en la construcción de las diferencias en el orden de género de las sociedades coloniales es primordial. Es algo que tiene una continuidad en las lecturas interseccionales que hacen las mujeres en la actualidad”, subrayó.
En torno de la herencia sufragista, Segura rescata a Miss Dale, feminista que en 1916, desde el sur de la provincia encendía las páginas del diario “El Porvenir” en defensa de la conquista de los derechos de la mujer. El uso de un seudónimo, nos muestra las restricciones en el espacio público durante la época y nos plantea en el presente la dificultad de reconstruir nuestra historia.
Con nombres propios
No podemos dejar de mencionar a todas aquellas que se han visto obligadas a ocultar su nombre o han tenido que ver sus obras difundidas con el nombre de sus maridos. En esta historia de voces silenciadas, son muchas las que se destacan.
Algunas lograron reconocimiento a través del arte, como Lola Mora y Mercedes Sosa, Rosita Ávila, Ana Matilde Aybar, Elba Castría o Leda Valladares.
Otras cuyo reconocimiento fue ligado al bienestar social y a la solidaridad, como la madre Mercedes Pacheco, Elmina Paz de Gallo, Guillermina Leston o Fortunata García. Desde escritoras, como Elvira Orphée, Ariadna Chaves, María Eugenia Valentié. Hasta pioneras en las ciencias como Yolanda Ortiz, primera secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano de América Latina.
Ellas utilizaron su imaginación, su voluntad, sus fuerzas y a veces su vida para contribuir en la construcción de una sociedad igualitaria. Incluso hoy son millones las que lo siguen haciendo.
En este día recordamos a todas las que osaron a salirse de la norma y batallaron contra la incomprensión de la sociedad de su tiempo.
(Producción periodística: Victoria Reinoso)