Las familias que viven en las proximidades del dique El Cadillal aún no vieron movimientos que indiquen el inminente comienzo de las obras que se harán en la presa lateral n° 3 para reparar las filtraciones.
Cuentan, además, que deben comprar el agua porque el sistema que provee el recurso no funciona en muchos barrios. Al llegar a la rotonda en la intersección de las rutas 347 y 312, la tercera salida es la que lleva a la presa dañada. A menos de 300 metros, un alambrado y un enorme portón impiden el acceso al predio en el que se encuentra la estructura.
Hugo –un vecino que prefirió reservar su apellido–, vive a metros del terreno en que se encuentra la presa y duda de que las obras de reparación vayan a llegar a buen puerto. Consultado respecto a la comunicación con las autoridades, Hugo declara que los lugareños no recibieron información relacionada a los arreglos que se llevarán a cabo. “No dijeron nada”, sostiene y comenta su preocupación: “no va a quedar nadie aquí, aunque las autoridades adviertan; es mucho el caudal de agua que tiene el dique si se larga todo de golpe”.
El hombre informa que solo en enero vio gente examinando la estructura dañada. “Después no pasó más nada –cuenta–. Aquí no han tocado, ni van a tocar nada”.
Gabriela Barros vive en un barrio ubicado al sur del arco de control policial que se encuentra sobre la ruta 347. Coincide con Hugo en que, en su zona, las autoridades no difundieron “ninguna información” en relación a las obras ni a la provisión de agua. “En El Cadillal el 80% de la población no tiene agua, tenemos que comprarla”, comenta. Su sistema para abastecerse se basa en una cisterna que deben llenar para contar con el recurso. “El lugar de donde sale el agua para todo Tucumán no tiene agua para sus pobladores, es ilógico”, reclama Barros.
“La mayoría tiene cisternas, las hacemos llenar y por medio de una bomba hacemos subir el agua a los tanques”, relata Vanina Block, del barrio Brisas del Lago y cuenta que “los únicos barrios que tienen agua son El Vallecito y El Morro”, cerca de la escuela Dr. Ramón Carrillo. Para abastecerse, Block paga semanalmente. “Los 1.000 litros salen $ 2.500, mi cisterna tiene una capacidad de 3.000 litros, a una familia de cinco personas eso le dura una semana”, explica.
Pero Barros, que se abastece del mismo modo, cuenta que hace semanas están teniendo problemas también para conseguir agua de esa forma. Los camiones que transportan el líquido deben buscarlo de la planta potabilizadora de la SAT que se encuentra en El Cadillal.
“Hay horarios y días en que la SAT no deja ingresar a los camiones para sacar el agua para vendernos”, manifiesta la vecina. Gabriela, al igual que el resto de los pobladores del lugar, reconoce su desinformación, porque dice desconocer si la problemática “estará relacionada o no al tema de la fisura” en la presa n° 3.
María del Carmen, familiar de uno de los niños que asiste a la escuela primaria Ramón Carrillo, relata que el día miércoles las clases no comenzaron las clases porque el establecimiento no contaba con agua. El servicio se normalizó ayer, por lo que los alumnos fueron convocados a asistir un día después del inicio del ciclo lectivo en toda la provincia.