“A este equipo nadie lo va a pasar por encima”. Luego de la victoria sobre Nueva Chicago, la fecha pasada, José María Bianco remarcó algo que suele pregonar. Puede gustar o no el fútbol que despliegan sus equipos, pero lo que nadie niega es que “Chaucha” es un especialista en armar conjuntos que siempre son complicados.
En las primeras fechas de esta temporada, sin ser nada del otro mundo -como la mayoría de los equipos que integran la Primera Nacional-, Temperley dejó en claro que dará pelea en cada cancha y en cada partido.
Luego de un par de temporadas en las que el equipo terminó de mitad de tabla hacia abajo, en Turdera decidieron que era el momento de volver a las fuentes; de armar un equipo compacto, aguerrido, con sentido de pertenencia y con mentalidad batalladora, puntos que son claves en la idea futbolística que tiene su entrenador.
Así, durante el mercado de pases Temperley repatrió jugadores que en otros momentos habían sido claves en la vida del equipo. Sumó al arquero uruguayo Matías Castro, al defensor Nicolás Demartini, al volante Adrián Arregui (por más de una razón de recordado paso por San Martín) y al delantero Luis López.
Hasta acá el “gasolero” viene invicto. Ganó los dos partidos que disputó en su casa (2-0 a Estudiantes de Río Cuarto y 1-0 a Nueva Chicago) e igualó los dos juegos de visitante (Defensores de Belgrano y All Boys, ambos 1-1). “Este es un equipo con mucha personalidad. En cada cancha sale a ganarle al rival; no a ver qué pasa”, plantó bandera, hace algunos días, su entrenador.
En detalle
Por el momento Temperley deja en claro que mantiene la marca registrada de Bianco: aguerrido, sólido del medio hacia atrás, aunque sin demasiadas variantes ni firuletes de mitad de cancha hacia adelante. Sus ataques son más producto de las ganas, de la lucha, del correr y del meter, que a partir del volumen de juego que produce.
Temperley apuesta a ser un equipo directo en ataque. Con un 4-4-2 que casi nunca se modifica, intenta desbordar por los costados (el volante Enzo Coacci por derecha y el lateral izquierdo Lucas Angelini son los que mejor cumplen esa función) y lanzar la pelota al área para que el oportunismo y la experiencia dentro en esa zona de López y la voluntad de Patricio Cucchi hagan el resto.
Más allá de que sólo recibió dos goles en cuatro partidos, hay un dato que puede ser clave en el duelo del domingo si es que San Martín sabe sacarle rédito: no tiene demasiada altura. Contra Chicago, los centrales “gasoleros” fueron Demartini y Ezequiel Navarro quienes miden 1,79 y 1,76 metro, respectivamente. Eso sí, para el duelo contra el “santo”, Bianco recuperará a Alan Pérez (1,83), quien ya cumplió una fecha de suspensión. Pero teniendo en cuenta la diferencia de altura que existe entre Temperley y el equipo dirigido por Iván Delfino, ese punto podría resultar clave a la hora de la definición.
Analizando esta zona de la cancha, vale apuntar que, si bien tiene 23 años, Demartini es uno de los mejores jugadores del plantel. Es un central sólido que esta temporada retornó tras su paso por Tigre y que ya cuenta con pasado en diferentes selecciones juveniles argentinas.
En resumen...
Para retomar el camino victorioso tras la pálida producción que San Martín tuvo en Mataderos, es imprescindible que recupere el ímpetu demostrado en las dos primeras fechas; pero sobre todo que el juego aparezca en escena. Además, con López como principal amenaza, el “santo” debe reducir a la mínima expresión cualquier desconcentración o desacople defensivo.
El duelo contra el “gasolero” no será nada sencillo. Justo cuando el equipo debe intentar volver a las fuentes para hacer olvidar el paso en falso contra el “torito” y demostrar que sólo fue un mal partido, recibirá a un equipo “rocoso” que sabe cómo complicar los partidos. La paciencia, la templanza y el oportunismo deben ser las principales virtudes de San Martín para que la misión sea un poco más accesible.