La historia de Karma Sudaca se gestó en pequeños encuentros en bares chicos, cercanos a la esquina de Santiago y 25 de Mayo.
La encarnaron Tony Molteni (voz), Fabián Vernieri (guitarras), José “Calavera” Maidana (bajo) y Adolfo Palomino (batería).
Desde 1997 entregaron álbumes como “Títere”, “Sangrando sueños”, “Furia interior”, “Quema” y “Sobre mis huellas”; protagonizaron recitales multitudinarios (en la plaza Independencia reunieron más de 8000 personas en septiembre de 2004). Y grabaron videoclips que circularon por distintos canales del país como el Canal de la Música.
La historia de Karma es también la historia de Tony Molteni.
Imágenes
Hay tres imágenes que el gran público guarda en la memoria: Tony tirándose ante sus histéricos fans; paseando entre las manos elevadas y devuelto al escenario; Tony cantando con los músicos los temas de hard rock, con su entrenada voz aguda y potente; Tony, solitario y solidario, en pequeños actos de organizaciones sociales y políticas, con una guitarra, sentado, en modo acústico.
La primera imagen es la que parece haberse perdido. Cuando regrese a las presentaciones en vivo, luego de que hace casi ocho meses sufrió un infarto en pleno recital, en el parque Avellaneda. Ese parque, que visitó no pocas veces, le jugó una mala pasada.
Aún sin fecha establecida, el músico se prepara cada día para el momento del retorno. Durante todo este proceso de rehabilitación no ha dejado de pensar en la música, de escribir y de expresarse.
Musas del dolor
“Las angustias, las resacas de momentos, las ausencias y la soledad son momentos horribles en la vida, pero para la lapicera y el papel en blanco son increíblemente inspiradores; son las musas del dolor, y poder escribir sobre todo esto es movilizante y hace que no te paralices y puedas seguir adelante”, le dice a LA GACETA.
El cantante, el compositor, el músico referente del rock en la provincia está llevando adelante un taller de canto en Yerba Buena.
- ¿Hay un Tony antes del infarto y otro después?
- Seguramente. La vida y los médicos me regalaron una nueva oportunidad; sería muy necio despreciarla sin hacer nada. Hay cambios que tengo que hacer; hay cosas que debo aprender a disfrutar. Por sobre todo debo vivir intensamente y con agradecimiento. Todo esto estoy asimilando en este proceso, que lleva meses. Estoy haciendo cosas que nunca hice, como entrenarme intensamente, como caminar dos horas.
- ¿Seguir rockeando es el proyecto?
- Sí, obvio que sí. No imagino mi vida sin música, sin rock; es lo que amo hacer. Estoy entrenando muy fuerte para que no haya limitaciones y para volver a estar pleno arriba de los escenarios. Va a ser mi manera de agradecer a toda la gente por tanta energía y buena onda que me regalaron; esas demostraciones fueron las que me dieron fuerzas para seguir adelante, y también para agradecer a las enfermeras y enfermeros, a las médicas y médicos, y a todo el personal de salud del Hospital Padilla, que me cuidaron tanto. Sólo pensar en volver a cantar hace que me movilice y que no sienta el esfuerzo que estoy haciendo.
- ¿Soñás con regresar a los escenarios?
- La relación con nuestro público siempre fue muy particular desde los comienzos, y se ha mantenido hasta hoy. Ellos han sido la parte más importante de Karma: fueron los que creyeron; la energía; son los que comparten el momento más feliz de nuestras vidas que es estar arriba del escenario. Con ellos existe infinidad de momentos cómplices en cada show; esos momentos que todos sabemos exactamente cuándo van a ocurrir, que son parte del show, del diálogo implícito entre los sonidos y las miradas. Esto hace especial cada show. El vivo siempre es intenso, movilizante, tiene una energía que no se apaga nunca. Y todo eso no se puede limitar. Es, fue y será así, por eso me estoy preparando fuerte para volver, para estar pleno arriba del escenario y poder volver a vivir una vez más toda esa magia. Reencontrarme una vez más con toda la gente en esa ceremonia mágica que es el vivo hoy es mi sueño, es en lo que pienso, lo que en mi cabeza voy armando de mil maneras posibles. Por eso debo ensayar el doble, entrenar como nunca, y también prepararme interiormente.
- En estos meses que pasaron surgieron canciones y reflexiones, me imagino.
- Sí, fueron tiempos de buscarme en mi interior, de encontrarme y perderme constantemente; de tratar de entenderme y por sobre todo de escucharme, cosa que no hacía muy a menudo. Todo eso me llevo irremediablemente a la guitarra y a ponerle notas. También la pérdida de nuestro querido Lichar (Lisandro Galván, conductor y locutor de radio) me llevó a ponerle música a tanto dolor y así homenajearlo con la vida. Obviamente lo que me pasó, y estar lejos de lo escenarios me provocó un poco de todo esto, un cóctel maldito, pero que gracias al apoyo de los seres queridos, y las muestras de cariño y apoyo de toda la gente, pude salir adelante y pude empezar a sacar esa angustia escribiendo y haciendo la canción.
- Hay otros géneros que escuchan mucho los jóvenes. ¿No está en caída el rock?
- El rock siempre será el rock. A pesar de los tiempos y de las modas, siempre estará vigente porque el rock es revolución, revolución por revolución misma. Es ese grano molesto en la sociedad; es esa búsqueda eterna de la utopía; es esa bandera que da orgullo levantar. Hoy el rock está más vivo que nunca porque hay muchas cosas por gritar, verdades por las que luchar, injusticias por las que vale la pena pelear, y porque hay muchas gargantas ahogadas de ideales que necesitan sacarlos afuera. Hoy el rock está vivo, en la impronta de muchísimas bandas nuevas que están nuevamente agitando y agitando.
- ¿Qué pasa en el rock tucumano?
- Acá en Tucumán hay tremendísimas bandas de adolescentes que están sonando de manera extraordinaria que de- muestran que la movida rockera está más viva que nunca; hay una cantidad de bandas nuevas que lo están dejando todo en el escenario. Hay un montón de gente dispuesta a hacerles el aguante y a bancarles los trapos. El día de mi accidente estaba arriba del escenario ante 20.000 personas según datos de los organizadores. Y nosotros estábamos tocando al cierre de una noche -un festival de música y gastronomía- en que sólo habían tocado bandas tucumanas: eso demuestra que el rock está más vivo que nunca.