Retos virales: el desafío de acompañar a los hijos sin invadirlos

El blackout challenge, conocido también como “el desafío del apagón”, ya se cobró varias vidas. Ahora, un nuevo reto viral lleva a los chicos a consumir clonazepam bajo la premisa “el que se duerma pierde”.

“Los retos virales para niños, niñas y adolescentes tienen un gran impacto negativo”, sostuvo el titular de la Secretaría de Participación Ciudadana, José Farhat. El especialista remarca que hay que hablarles a los chicos y decirles que los estamos acompañando y que estamos para cualquier situación en la que se deba intervenir. “Es fundamental que sepan que no los vamos a juzgar, que los vamos a entender. Hay que hablar claro con ellos y decirles que existen los ciberdelincuentes, grooming (acoso), retos que ponen en peligro la vida y que no todos los perfiles con los cuales interactúan son las personas que dicen ser. No vamos a invadirlos, sino acompañarlos. Es importante hablar con ellos, decirles que están acompañados, que sabemos que no hicieron nada malo para que no nos oculten lo que está sucediendo”, remarcó.

Según destaca, la mejor forma de enfrentar esta y otras problemáticas es dejar de ser solo usuarios de tecnología y asumir el papel de ciudadanos digitales. “Esto nos llevará a tener un entendimiento crítico de la tecnología, las plataformas y redes. Hay que empezar antes de los 18 años, y enseñarles, además, a ser responsables para evitar generar violencia, y no ponerles un desafío a otros amigos que implique arriesgar la vida”, precisó.

También hay que aprender, según Farhat, que tenemos derechos en el ámbito digital, y que podemos acudir a la justicia y pedir que sean protegidos. En las redes sociales, además, podemos denunciar el contenido que pone en peligro la vida o la salud y bloquearlo. Y si vimos un contacto inapropiado, guardar las pruebas y hacer la denuncia judicial.

Niñez en riesgo por los retos virales

“Los retos virales no solo circulan en las redes sociales, también están en whatsapp. Y no solo tienen éxito entre los adolescentes; atrapan cada vez más a los niños y niñas. A esa edad no hay un desarrollo de un pensamiento crítico, no pueden analizar si son verdad, si ponen en peligro la salud o su propia vida. Muchos de estos retos virales han comenzado por grupos de amigos que exigieron a otros hacerlo”, señaló.

Sobre TikTok, apuntó que no es una red social, sino una plataforma, una productora de contenidos. “Esto es algo que deben saber los papás. Tuvo un gran crecimiento en tiempos de pandemia: pasó de tener entre 200 y 300 millones de usuarios a más de 2000 millones de usuarios diarios interactuando”, apuntó.

Farhat comentó que como padres debemos saber que los grupos o comunidades apelan a la popularidad y sentido de pertenencia en las infancias o adolescencias. “Por eso, debemos conocer bien los contenidos de redes y plataformas, con quiénes se vinculan nuestros hijos, las tendencias, a qué influencers siguen, la música que escuchan, etcétera”, enumera.

“Antes de crear un perfil a nuestros hijos debemos involucrarnos, conocer las medidas de seguridad. En el caso de tikTok no está permitido antes de los 13 años. En esta plataforma hay una opción para que el perfil no esté público y para sincronización familiar. Me parece buenísimo utilizar ese término porque cuando les decís vamos a activar el control parental no les gusta”, sostuvo.

No tener miedo a hablar de los retos virales

“Involucrarse significa no tener miedo a la tecnologías y acompañar a los menores. Hay que hacer un esfuerzo en nuestras conversaciones diarias para que podamos poner sobre la mesa un pensamiento crítico, que no toda la información que recibimos es real, que no todo lo que nos piden es inocente, que podemos estar en riesgo”, enumeró. También pidió estar atentos a las emociones: si están tristes o alegres, porque son termómetros de lo que les pasa. Por otro lado, señaló la importancia de concientizar a los chicos sobre la huella digital que dejan.

“Tenemos que prevenir, fortalecer ese vínculo entre el mundo adulto y los nativos digitales; sobre todo generar confianza. Hoy la educación digital se volvió un tema central de aprendizaje familiar. En la crianza es fundamental poner límites: hay que definir espacios y medir el tiempo que pasan interactuando; tenemos que generar rutinas y reglas claras para el uso tecnología. Esto requiere una mirada adulta y ejemplificadora”, concluyó.