“¡Por fin!”, dijo aliviado un plateista cuando Nazareno Arasa terminó el primer tiempo. Que esos 45 minutos hayan finalizado en cero para Atlético fue casi un milagro. Mereció más Vélez y eso que tampoco fue un aluvión en el ataque.
Alexander Medina (que camina por la cornisa en el “fortín”) se la jugó y dejó en el banco a dos de sus figuras: Lucas Pratto y Walter Bou. Eso sí, el esquema de la visita no cambió, porque Lucas Janson, Abiel Osorio y Santiago Castro fueron los puntas y complicaron bastante a la defensa de Atlético.
Los suspiros de alivio en la platea fueron recurrentes en el primer período, porque en el “decano” no hubo conexión en ninguna de las líneas. Es más, hasta por momentos hubo retos y gritos que amenazaban un cortocircuito interno.
El primer encontronazo entre “decanos” fue a los 25 minutos, Joaquín Pereyra tuvo que bajar en la mitad de la cancha a Osorio y luego el “10” le recriminó a Jonathan Cabral la tardanza en la salida. Luego los gritos fueron entre Bruno Bianchi y Hernán De la Fuente. Los errores se repetían en el fondo, donde Atlético mostró todas sus debilidades. Matías Orihuela tampoco se salvó de los retos. El lateral se complicó en una salida, perdió la pelota y el centro de Castro cayó en la cabeza del solitario Janson, que no le dio dirección y la pelota que terminó en las manos de Tomás Marchiori, que se mostró muy firme y que ya había sacado una clave, con ayuda del palo, antes de los cinco minutos.
Si el final del primer tiempo era un alivio para los plateistas, el comienzo del segundo fue una tortura para los tucumanos. A los 3 minutos José Florentin puso el 1-0 y el nerviosismo se apoderó del estadio.
Cuando Lucas Pusineri se decidió mover el banco la respuesta del equipo mejoró. Ignacio Maestro Puch le dio la agresividad que le faltaba al ataque y contagió a sus compañeros. De juego, ni hablar. Atlético se acercó al arco de Leonardo Burian con el corazón en la mano y el orgullo herido.
“Cacique” Medina también movió el tablero, Bou y Pratto pasaron a ser la referencia en el ataque, mientras Atlético ya estaba totalmente jugado en la ofensiva con Renzo Tesuri tirado por la derecha como lateral.
La foto de los últimos 10 minutos es elocuente, con Bianchi y Orihuela, los únicos defensores naturales de una improvisada linea de cuatro con Tesuri por la derecha y Guillermo Acosta como zaguero central. Así padeció Atlético los últimos minutos anoche, con ocho jugadores ofensivos y apenas dos de marca. Janson perdonó un mano a mano increíble y fue un grave error, le dio una vida más al equipo de Pusineri que rescató un 1-1 agónico por la guapeza de “Polaco” y la definición de Marcelo González, que no le bastó para cortar la racha de ocho partidos sin triunfos, pero sirve y mucho en lo anímico para encarar de mejor manera lo que se viene.
Cuando las cosas no salen, como anoche, lo importante es no perder. Si algo le faltaba al partido era la polémica del final. Braian Guille le puso un pase precioso a Menéndez que sintió que lo tomaban de la camiseta y detuvo su marcha, todo el estadio pidió penal. Arasa dejó seguir la jugada e inmediatamente finalizó el partido. Entre la Policía y Pusineri tuvieron que intervenir para que la situación no pasara a mayores. La roja a Pereyra será un dolor de cabeza de cara a la visita a Florencio Varela, pero los hinchas se fueron conformes.