Al final de cuentas, no estamos tan solos en esta crisis. No somos los únicos que preferimos cuidar nuestro teléfono celular, comprado hace algunos años, antes que cambiarlo por uno nuevo. Los precios de los equipos nos asustan, pero lo mismo ocurre en otras partes del planeta. Así lo indican dos informes globales que confirman la hipótesis de que cada vez renovamos menos nuestros celulares.
Los datos de la consultora internacional IDC son más que contundentes y alertan a toda una industria por las cifras inéditas de una crisis de mercado que por ahora no parece tener expectativas de recuperación. Según su último reporte de envíos de teléfonos por parte de las fábricas, en 2022 se registró la caída más grande de la historia en un solo trimestre: un 18% menos que el mismo período de 2021. Esta caída hizo que el 2022 fuera un año para el olvido para los fabricantes, quienes enviaron un 11% menos que el año anterior. Si bien esta caída no fue tan abrupta como la trimestral, marcó un hito en toda una década, ya que desde 2013 no se registraban bajas tan significativas.
Hubo un tiempo en el que los usuarios cambiaban sus equipos con mayor frecuencia, buscando mayores prestaciones: más batería, pantallas más grandes, más velocidad, más capacidad de almacenamiento, mejores cámaras. Según artículos periodísticos de 2013, los argentinos cambiábamos nuestros teléfonos cada año y medio. Pero hoy estas motivaciones no alcanzan para seducir a un porcentaje crítico de las personas que son económicamente más conservadoras que en otros años. Si alguien preguntara por los motivos de la desaceleración de este mercado en nuestro país, la respuesta sería casi obvia ante un escenario inflacionario, sin embargo, la demanda de los consumidores ha caído a nivel mundial por las mismas razones. El mundo se ha vuelto más incierto y esto ha golpeado a un sector tecnológico que quizás nunca imaginó un momento como este.
El 2022 ha sido un año duro para la industria tecnológica, con despidos masivos que todavía hoy golpean a los líderes del desarrollo de software y hardware. Por lo tanto, no era de esperar que las empresas que producen teléfonos estuvieran exentas a esta tendencia. El recorte de gastos y las proyecciones de un 2023 aún con recesión ahuyenta los incentivos de consumo en los países que tienen mayor impacto en las ventas. A esto se suma, según los informes, los problemas que surgieron durante los últimos meses en la cadena de suministros, motivados por brotes de Covid-19 en plantas de China y el impacto de la guerra de Ucrania. Las consultoras coinciden en que esta situación perjudicó la demanda y creó escasez. De hecho, Apple se vio obligada el año pasado a avisar que la producción del iPhone 14 se demoraría por el cierre de plantas en el país asiático.
El consuelo para los principales proveedores fue celebrar que se mantuvieron igual que en 2021. Según el relevamiento de la consultora Canalys, Samsung defendió su posición de primer lugar con una participación de mercado del 22 %. Apple, a pesar de los inconvenientes, pudo mantener su segundo lugar con una participación de mercado del 19% y Xiaomi ocupó el tercer lugar con una participación del 13%. “Los mercados líderes lucharon con fuertes caídas en los envíos hacia fines de 2022, lo que afectó duramente tanto a Samsung como a Apple”, dijo Sanyam Chaurasia, analista de Canalys.
La pandemia, la guerra y la actual crisis económica mundial impactó en lo que se conoce como el “ciclo de vida” de los teléfonos. Este indicador, que mide los meses en los que un usuario reemplaza su celular, se ha ido extendiendo en los últimos años a pesar de que el uso de los teléfonos se ha intensificado, incluso en los países del primer mundo. Según estudios privados de Alemania, los europeos están reemplazando sus dispositivos después de un promedio de alrededor de 40 meses, que es aproximadamente un cuarto más que en 2016. En Estados Unidos, este tiempo se reduce a la mitad, donde los usuarios cambian sus teléfonos inteligentes después de aproximadamente 24 meses, pero incluso allí, la vida útil de los dispositivos aumentó en un 30% desde 2016.
“2023 será un año difícil. Las tendencias macroeconómicas recientes indican un riesgo creciente de recesión global”, indican también desde Canalys. Sumado a ello, los precios en dólares de los equipos serán aún más altos. Si el panorama es desalentador para economías más sólidas que las nuestras, lo que nos espera entonces es un período mucho más complicado para renovar nuestros equipos. El consejo entonces es comenzar a cuidarlos más que antes o bien buscar un buen técnico al que le tengamos tanta confianza como a nuestro mecánico.