El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) confirmó ayer el segundo caso de gripe aviar en dos patos silvestres hallados muertos, esta vez en la provincia de Córdoba.
La detección fue confirmada luego de que se conocieran los análisis efectuados por el Laboratorio del Senasa en muestras tomadas a dos aves muertas, ambos con resultado positivo, en la laguna Las Mojarras en el departamento cordobés de General San Martín.
Agentes del Senasa llegaron al lugar a partir de una notificación recibida por la Policía Ambiental de Córdoba y tomaron las muestras que fueron remitidas para su análisis y diagnóstico al Laboratorio del organismo en Martínez, en Buenos Aires.
Hace tres días, las autoridades habían comunicado el primer caso de gripe aviar en un ave migratoria hallada en Jujuy. Entonces, se declaró la emergencia sanitaria en el país. El Senasa reforzó los controles y el trabajo para determinar las posibles vías de migración de las aves dentro de Argentina y así poder detectar a tiempo las que ingresan enfermas. El objetivo es que el virus no llegue a las aves de corral porque esta situación podría afectar la producción local.
La enfermedad que ya se detectó en 13 países de América es causada por un virus que afecta a las aves silvestres y domésticas.
En el marco de las acciones de vigilancia, hasta el momento se han remitido para su análisis al Laboratorio del Senasa 67 muestras de aves halladas muertas, de las cuales surgieron dos positivos: uno en Jujuy y otro en Córdoba.
Las aves silvestres, principalmente migratorias, son el hospedero natural del virus (principalmente patos y gansos) y está siendo el principal factor de diseminación a través del continente. La influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) es una enfermedad con un gran impacto tanto en la diversidad de aves silvestres como en la producción avícola, debido a que provoca muy altos índices de mortandad.
Si bien no es posible frenar o mitigar el avance de la enfermedad a través de las zonas donde asientan las aves migratorias, sí resulta posible adoptar medidas para reducir el impacto negativo en la avicultura, lo que se logra a través de la detección precoz, la atención inmediata para contener su dispersión a otras aves dentro del país y el refuerzo permanente de las medidas de bioseguridad en las granjas comerciales.
Cabe remarcar que el virus no se transmite a las personas por el consumo de carne y huevo. Solo se transmite por contacto directo al manipular aves enfermas o muertas por el virus.