Los chicos se aburren con frecuencia, y en vacaciones esto se intensifica en muchos hogares. Una de las razones es porque dejan su rutina diaria y comienzan a estar más tiempo en casa. Otra. y no menor, es que hay una tendencia a que los chicos tengan múltiples actividades escolares y extra escolares durante el año lectivo, reflexiona Iardena Stilman, directora general de la Asociación Civil Argentina de Puericultura (Acadp), en un comunicado de prensa.
Stilman se refiere a los chicos que tienen clases en doble jornada y a los que, además, estudian o practican patín, inglés, fútbol, natación, acrobacia y tantas otras actividades. “Gusten o no, estas prácticas hacen que estos niños cuenten con poco tiempo libre para justamente no aburrirse, y otro tema es la incorporación en nuestra vida diaria de la tecnología”, destaca la especialista.
Agrega que el aburrimiento tiene mala prensa cuando, sin embargo, es sumamente beneficioso. “Al aburrirnos, fomentamos la imaginación y creatividad y estas son herramientas necesarias en la vida diaria que se incorporan justamente durante la niñez”, subraya.
Advierte que los niños de hoy no se aburren más que los niños de antes, lo que ha cambiado son las herramientas y los juegos que se utilizan ahora. Los infantes y adolescentes de hoy en día están sobre estimulados con toda la tecnología. El hecho de disponer cada vez más de aparatos y juguetes cada vez más complejos, los priva de desarrollar todo su potencial e imaginación, ya que estas experiencias dan todo hecho y no los impulsa a crear por ellos mismos.
Todo esto afecta de modo directo la creatividad y hace que no posean los recursos necesarios para salir del aburrimiento sin un dispositivo en mano. ¿Qué podemos hacer como padres para que los chicos puedan atravesar el momento de aburrimiento y transformarlo en ese espacio de imaginación y creatividad? Stilman sugiere compartir con nuestros hijos, algunas de nuestras actividades.
Muchas veces, dice, con el pretexto de que ¨yo hago más rápido¨ o que ellos ¨ensucian¨, excluimos a nuestros hijos de las tareas que todos debemos tener resueltas en el hogar.
Luego de un buen lavado de manos, ingresar a la cocina abre un mundo de posibilidades. Cortar lechuga con la mano para una ensalada o sacar la cáscara del huevo duro son tareas simples que a los más chicos les encanta. Ni que hablar de apanar milanesas, hacer galletitas, pisar el puré, lavar fruta y verdura, separar ropa oscura de la clara, juntar pares de medias, barrer o limpiar con rociador los muebles y adornos.
“Sobre este último punto, si le das un rociador con agua, para que no gaste todo un frasco de producto, la alegría es la misma”, señala la experta.
Los rincones más difíciles de alcanzar, para ellos, son de gran desafío y aventura. Desde ya que son tareas para proponer por periodos cortos y estimular mostrando y contando al resto de los integrantes, los productos o logros obtenidos. También sirve darles ideas de lo que hacíamos nosotros a esa edad.
“Muchas veces, los adultos somos quienes, por distintos motivos, no les damos el espacio y las herramientas para que los chicos sean creativos. Dejarlos que se embarren con la ropa y el calzados apropiados, jugar con agua en un espacio seguro y adecuado, mancharse con pintura, utilizar herramientas seguras de la cocina, correr, hacer ruido, saltar son parte de las necesidades de los infantes”, agrega Stilman.
Puntualiza la importancia de proporcionar también momentos y espacios de relajación. “Una pequeña manta o alfombra en el piso, un aroma, música tranquila, un cuento o libro ayudarán a descansar y enmarcar el momento de relajación previo a la noche”, describe.
Para los viajes sugiere contar autos de colores, armar palabras reales o inventadas con las chapas que vemos en el viaje, hacer guerra de canciones, contar un cuento con cosas que vemos en el camino.